-Narra Howard-
El médico dejó la habitación y el silencio volvió a llenarla. Mis lágrimas no cesaban, y aunque mi padre y Heidi intentaban consolarme, sentía un vacío inmenso. La incertidumbre sobre Randy me estaba destrozando.
Pasaron las horas y la oscuridad de la noche se filtraba por las ventanas del hospital. El cansancio empezó a apoderarse de mí, pero mi mente no me dejaba descansar. De vez en cuando, miraba la puerta esperando que el médico volviera con noticias.Finalmente, en las primeras horas de la madrugada, la puerta se abrió y el médico entró de nuevo. Su expresión era grave y cansada. Mi corazón se aceleró mientras intentaba prepararme para lo peor.—Howard —dijo el médico en voz baja, acercándose a mi cama—, tenemos algunas actualizaciones sobre Randy.
Me incorporé un poco, sintiendo cómo la esperanza y el miedo se entrelazaban en mi pecho.
—Hemos logrado estabilizarlo, pero su estado sigue siendo crítico. Está en coma inducido para ayudar a su recuperación.
La noticia me golpeó con fuerza. Un coma. No podía imaginar a Randy, siempre tan lleno de vida y energía, atrapado en un estado inconsciente.
—¿Cuándo... cuándo despertará? —pregunté, tratando de mantener la calma.
—No podemos decirlo con certeza. Podría ser cuestión de días, semanas o incluso más. Lo importante es que su cuerpo tiene tiempo para sanar.
Asentí, aunque cada palabra del médico parecía un golpe. Mi padre y Heidi seguían a mi lado, sus manos sosteniendo las mías, brindándome el apoyo que tanto necesitaba.
—Quiero verlo —insistí, mi voz apenas un susurro.
El médico asintió y nos guió a través de los pasillos del hospital hasta la UCI. Al entrar, el sonido de las máquinas llenaba la habitación, y allí, en una cama, rodeado de tubos y monitores, estaba Randy. Mi Randy.
Me acerqué lentamente, sintiendo que las piernas me fallaban. Su rostro estaba pálido, y su cuerpo inmóvil me hacía sentir una mezcla de desesperación y ternura. Tomé su mano, esperando que pudiera sentir mi presencia.
—Estoy aquí, Randy. No estás solo —susurré, las lágrimas cayendo libremente.
Los días siguientes fueron una rutina de visitas a la UCI, hablando con los médicos y esperando. Cada minuto sin una señal de mejora era un tormento. Mi familia trataba de animarme, pero el peso de la culpa y el miedo seguía aplastándome.
Una tarde, mientras estaba solo con Randy, sentí una presencia familiar. Levanté la vista y allí estaba el Nomicon, flotando a mi lado. Sin decir una palabra, abrió sus páginas y me mostró imágenes de Randy y yo, luchando juntos, riendo, siendo amigos.
—Necesitas ser fuerte, Howard. Randy te necesita más que nunca —la voz del ave tengu resonó repentinamente en mi mente y a pesar de poder oírla como si estuviera a mi lado
Asentí, entendiendo que no podía dejarme vencer por el miedo y la tristeza. Randy estaba luchando por su vida y yo debía luchar por él.
Pasaron semanas, y aunque había días en que la esperanza parecía desvanecerse, no dejé de visitar a Randy, hablándole, contándole historias, recordando le que tenía que volver. Mi familia también fue un pilar fundamental, siempre a mi lado, brindándome apoyo incondicional.Finalmente, una mañana, mientras sostenía la mano de Randy y le hablaba sobre nuestros planes para el futuro, sentí un leve apretón en mis dedos. Al principio pensé que lo había imaginado, pero luego lo sentí de nuevo, más fuerte.
—¡Randy! —grité, la esperanza brotando de mi pecho—. ¡Papá, Heidi, vengan rápido!
El médico y las enfermeras llegaron corriendo. Randy estaba comenzando a mostrar signos de despertar. La alegría y el alivio eran abrumadores. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo, pero este pequeño milagro era todo lo que necesitábamos para seguir adelante.
Randy abrió los ojos lentamente, y aunque estaba débil, una sonrisa se dibujó en su rostro al verme. Me incliné y lo abracé con cuidado, las lágrimas de alegría bañando mi rostro.
—Te prometo que nunca más te dejaré solo —susurré, sosteniéndolo con fuerza.La batalla aún no había terminado, pero estábamos juntos y eso era todo lo que importaba.
-Narra Randy-
En el momento en que vi caer a Howard, todo se volvió un torbellino de emociones que de a poco iba nublando mi vista y Fue lo último que recuerdo con claridad. Después de eso, una fuerza inmensa tomó control de mi ser. Todo se desvaneció en una negrura profunda, y mis recuerdos se tornaron nebulosos.
El miedo de perder a Howard me consumía, y sentía como un veneno ardiente recorría todo mi cuerpo, quemando cada fibra de mi ser. La confusión era abrumadora que empezaba a desesperarme cada ves más y más.
por que recordar a Howard cayendo de las garras de Theresa me llenaba de una gran desesperación y un miedo tan intenso que nunca antes había sentido y a pesar de ellos, Ahora, me encontraba en una oscuridad total, incapaz de moverme. No sabía si había logrado derrotar a Theresa, si Howard estaba bien o siquiera yo estaba bien. ¿Acaso había muerto? ¿Estaba en algún tipo de limbo? Aunque tenía los ojos abiertos, todo lo que veía era oscuridad.
El terror se apoderaba de mí una ves más, ¿Era esto mi culpa? Intenté moverme, pero estaba paralizado en lo que parecía ser la nada misma. En un momento de lucidez, recordé cómo el Nomicon me había llamado. Recordé sus palabras: los ninjas no pueden ceder tan fácilmente a sus emociones en medio de su deber.
Con esas palabras resonando en mi mente como martillo, entendí mi situación actual y me sentí como un tonto por no saber hasta ahora controlarme, soy el ninja y al parecer estaba haciendo mal.
—¡Era inevitable no sentir miedo e ira! —traté de gritar con todas mis fuerzas, pero me di cuenta de que mi grito solo resonaba en mi mente. Me callé y traté de calmarme.
La desesperación se apoderaba de mí, pero al aceptar la situación, comencé a sentir que podía moverme, aunque solo un poco. Lentamente, la oscuridad empezó a disiparse y en la distancia se escuchaba la suave voz de Howard.
—¡HOWARD! —grité con emoción. Poco me importaba dónde me encontraba; lo único que importaba era que al escuchar a Howard, sabía bien que él estaba a salvo. que había podido detener a Theresa, lo logre!
Mis ojos se abrieron lentamente y vi a mi amado a Howard. Una sonrisa leve se dibujó en mi rostro mientras tomaba su mano.
—Howard... —susurré débilmente.
—No hables... —susurró Howard, sonriéndome mientras se limpiaba las lágrimas. En ese momento, vi cómo el padre de Howard, su hermana y un doctor se acercaban. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba en un hospital—. Acabas de salir de una operación...
Al escuchar esas palabras, miré a mi alrededor y vi los numerosos cables conectados a mi cuerpo, monitoreando mi pulso y otras señales vitales.
—Oh, Howard... —lo miré con amor, inmensamente feliz de verlo sano y salvo.
La habitación del hospital estaba bañada en una luz suave y cálida, y el sonido rítmico de los monitores proporcionaba una sensación de calma. La presencia de Howard y su familia llenaba el aire de esperanza y alivio. A pesar de la debilidad que sentía, sabía que lo peor había pasado y que tal parece al fin podemos estar juntos.
y que con esto ultimo que pasamos supe que podíamos enfrentarnos a cualquier desafío que se nos aparezca.
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Por Amor
Fanfictioncómo son los primeros días después del día en que te le declaras y le dices que amas a tu amigo. mucha incomodidad e inseguridad en la mente de estos chicos inexpertos en el amor. Randy y Howard no saben cómo actuar ahora que son pareja o eso parec...