Will to Fire [Portegas D. Ace]

Dos |El Monstruo y la Sirena

"La única forma de superar el miedo es atravesándolo; solo así se revela el coraje que llevamos dentro."

La tormenta parecía querer acabar con la isla, el ruido de los truenos hacían zumbar sus oídos, el viejo pirata la tomó por los hombros, sacudiéndola con fuerza, tratando de sacarla de su estupor

—Necesito que hables ahora Eileen – Leo la hizo callar de forma abrupta – No puedes llegar así y no explicar nada

—Me obligarán a casarme, mañana me enviarán lejos a ser la yegua de cría de una bestia – un escalofrío recorre su espalda al recordar las palabras de su prometido, ese miedo también se mezcló con el enojo y la frustración – se acabó Leo

La risa de Leo la aterrorizó ¿Su único amigo disfrutaba de su dolor?

—¿Acabar? Solo empieza para ti Eileen – el hombre le dio una gran sonrisa, levantándose para juntar los objetos que había traído con ella – Rápido Leen, ¿o planeas quedarte en el barro mojándote toda la noche? Trae esa lámpara contigo – apunto a la lámpara de gas a un lado de la puerta

Cuando el viejo pirata empezó a caminar con premura dejándola atrás, se apresuró en seguirlo con la linterna.

—¿A dónde vamos? –

—No hagas tantas preguntas – Leo la llevó a través del bosque hasta que parecía una entrada a las montañas que rodeaban la isla oculta tras la maleza, el anciano se abrió paso atreves de ella, dudo en seguirlo, pero ella tenía la luz no podía dejar a su amigo en la oscuridad, detrás de la maleza se encontraba una cueva que parecía descender.

—Creí que era un mito local, los túneles bajo la isla – Recuerdo todas las veces que las sirvientas le contaban sobre los túneles bajo la isla repletos de monstruos, sonrió al acordarse sentada sobre un mueble de cocina mientras June le contaba historias mientras cocinaba – ¿No hay monstruos aquí verdad? – no era probable pero quería estar segura

—Solo uno, el resto, lo inventé – Respondió leo con soltura, restándole importancia a sus palabras – ya casi llegamos apúrate

—No, no, detente, ¿cómo que hay un monstruo aquí abajo? Y nosotros vamos a ser su comida – se detuvo en seco, normalmente no cuestionaba al anciano, pero el límite era su vida – ¿Tú inventaste la leyenda?

Su amigo volteo mirarla, parecía molesto por sus preguntas

—Sí, yo las inventé todas y cada una de las leyendas que hay respecto a los túneles subterráneos que recorren la isla – respondió con brusquedad – cuando llego tu odiosa familia, la isla se llenó de Marine's y no podía permitir a esos disfrazados merodeando por aquí abajo.

Tembló, no por el desprecio en su voz cuando se refirió a su familia, la mayoría de las personas odiaban a su familia, no creía siquiera que los soldados de la Marina que custodiaban su casa les agradara estar ahí, sino que había algo que Leo ocultaba con ferocidad.