Carretas se escuchaban a la distancia, Shan Yu estaba recostado en lo que era -según él- una laguna pequeña dentro de la choza de la bruja que lo estaba acogiendo. Estaba recuperando fuerzas, pronto podría marcharse de ese lugar. Bueno, ¿en realidad quería marcharse? Llevaba ahí ya dos meses desde lo sucedido con la joven Fa Mulán, y realmente tampoco es como si tuviera muchas ganas de marcharse. La mujer le daba de comer, lo ayudaba a cazar, ambos comían juntos mientras hablaban de cualquier cosa filosófica que se le viniera a la mente a ella. Realmente podía ver la vida diferente, o ¿quizás solo había dejado de verla de esa manera por crear una guerra? A veces no lo entendía, ¿estaba siendo feliz?
-¿Cómodo?- Se acerca la mujer en una de sus típicas prendas poco cubiertas. Se pone de rodillas junto a la tina/jacuzzi natural. Shan Yu está sentado con la espalda en una roca, la Wu se ha sentado junto la roca para estirar la mano hasta el cabello largo y lacio del hombre y dar ligeros masajes a su cabellera.
-Supongo-
-¿Supones?- Ambos sonríen.
-Sí estoy cómodo- Voltea los ojos juguetonamente. -¿Qué quieres?- Voltea ligeramente para mirar a la extraña bruja.
-¿Quieres ir al pueblo hoy? Ya estoy harta de verte con la misma ropa, vamos por telas para hacerte algo lindo- Propone con una sonrisa dulce.
-¿Vas así?- Refiriéndose a su vestimenta.
-¿Qué? Nah. No me avergüenza pero los ciudadanos se vuelven locos por alguna razón-
-¿Será que andas prácticamente desnuda por ahí?-
-¿Y quién dijo que mostrar piel es malo?- Shan Yu iba a responder, pero prefirió callarse al saber que no había una buena respuesta para tal pregunta.
-Bueno, tu ganas.- Sonríe. -Vamos-
-¡Va!- T/N se levanta entusiasmada y corre a el "piso" de arriba para cambiar sus vestimentas.
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Ambos caminan al pueblo, Shang Yu con sus típicas ropas recién lavadas y T/N con un traje sencillo de lindos y delicados colores verdes y blancos.
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-Te ves...-
-¿Acalorada? Lo estoy.- Shang Yu ríe por tu respuesta.
-Diferente...y muy bonita- Dice lo último bastante bajo a lo que tu solo sonríes, sabías que algo había crecido, solo quizás no era momento de decir algo, bueno, quizás ella tampoco quería admitirlo.
-¿Queires comer algo?-
-Claro...hay que aprovechar- Levanta la mirada a la entrada del pueblo, un pueblito sencillo y pequeño. Todos habitaban en chozas y para la bienvenida de ambos seres hay una larga fila de pequeñas tiendas con múltiples culturas vendiendo sus productos. Pasaron primero a comprar algo de comer. A lo que terminaron sentados en unas sillas fuera un establecimiento mientras comían arroz con diferentes carnes y pescados a un lado.
