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En la mansión de Oeste ya era de día, Rin luego de haber desayunado fue al jardín donde estaba Sesshomaru sentado bajo un árbol, este abrió los ojos al sentir la presencia de su protegida a su lado

- ¿Ya comiste?

-Si- Rin se sentó a su lado, Sesshomaru pudo notar que la pequeña estaba algo triste

- ¿Qué te ocurre?

-¿Amo Sesshomaru, crees que mamá este bien?

-Tienes miedo, que le pase algo

-Si, yo no quiero perderla, perdí a mi madre hace mucho y toda mi familia- la pequeña suspiro- La señorita Aome me recuerda a ella, y me trata con mucho amor como lo hacía mi madre, y me protege mucho

-Mmm la miko siempre te estimo mucho, eres una hija para ella

-Como lo sabe amo? ¿Ella se lo dijo? - Sesshomaru asintió viendo como una gran sonrisa aparecía en el rostro de su protegida

- Deja de preocuparte, ella estará bien y vendrá por ti como te lo prometió

-¡Si, gracias amo! – antes de irse, Rin miro a Sesshomaru- Amo, si mamá viene, ¿ella podrá quedarse aquí?

-Si así lo deseas, si- Rin sonrió alegremente y se fue, Sesshomaru la observo hasta perderla de vista

*No esperaba que aceptaras, ¿Qué piensas hacer*- preguntó su bestia curiosa

*Para que preguntas si ya lo sabes Yako*

*Jajaja veo ya no puedes ocultar más tus sentimientos por nuestra Miko, ya era hora!! Crees que ella acepte vivir aquí, la última vez la vi muy extraña sin mencionar que dijo que estaba harta de los Taisho*

*No será difícil, además vivir aquí le vendrá bien estando lejos de esa aldea, no tiene a donde ir*

Los tres días pasaron con rapidez, Rin se había levantado muy temprano, se preparó y desayuno junto a Sesshomaru, y fue al jardín cerca de la entrada a esperar a Aome. Mientras en el lago Aome despertó en la orilla del lago, se sentí diferente ya no estaba vestida con su ropa habitual de sacerdotisa, si no que ahora tenía un kimono blanco con flores de cerezo rojas en las mangas, un obi igual de rojo, su cabello era más largo, este le llegaba a las caderas, se asomó al lago observando su rostro, se veía más madura y sabia, sus ojos antes chocolate ahora eran azules como el cielo, y sus marcas, las marca que la identificaban como una Inu Kami, con una estrella de 8 picos en la frente y su mokomoko negro como la noche

-Igual de hermosa que tu madre

-Me siento, rara- comentó a su padre sin dejar de verse- ¿de verdad soy yo?

-Si querida, esa es tu verdadera forma

-Mmm mi energía es fuerte, puedo sentirla correr mi cuerpo

-Tu energía Yokai se está estabilizando en tu cuerpo pequeña, ahora debes ir a tu hogar, te estaré esperando allí, mande a mi general para que te proteja en tu camino

-Como digas padre, nos vemos pronto- una vez la luz desapareció, del cielo apareció un Yokai dragón, que aterrizo junto a ella, este se transformó en su forma humanoide e hizo reverencia

-Mi lady, soy Takeshi el general del Lord Kenshi su padre, eh venido a escoltarla

-Es un placer conocerte Takeshi, y por favor trátame de tu, no estoy acostumbrada a las formalidades- comentó con una sonrisa

-Como diga mi...Amm Aome, ¿lista para ir al palacio?

-Debo hacer algo primero, vamos- sin más Aome y Takeshi fueron rumbo la mansión de Oeste. Llegaron justo al medio día, una vez frente a la entrada dos guardias se interpusieron

DOLOR Y AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora