Alec

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Pasaron las semanas, y con ello nuestros encuentros a escondidas.

Nos besábamos en el baño del estudio cuando la chica del mostrador tomaba su descanso para fumarse un cigarrillo.

Nos besábamos por un buen rato cuando terminaba la clase bajo las farolas de luz que alumbraban la oscura calle con nuestros cuerpos pegados el uno al otro.
Y juntábamos nuestros labios una y otra vez sin saciarnos nunca de nuestro sabor. Como las drogas fuertes que te mantienen mareado y en un sueño profundo.
Así estábamos los dos, en un sueño... incapaces de abrir los ojos y aceptar la realidad de las cosas.

No nos veíamos en ningún otro lugar y no planeábamos nada, debido a que nuestras situaciones NO podían ser. Nunca habíamos tocado el tema y no lo hacíamos.
Practicábamos las coreografías con estricto profesionalismo en las clases, y al despedirnos, era como una corriente de adrenalina que nos pedía nuestra droga diaria.
"Solo una proba-dita y ya" Pensábamos ambos. Engañándonos, sabiendo que no seria la ultima vez que lo haríamos.

Esa noche, me despedí de todos en el estudio y le lance una fugaz mirada que capto con una sonrisa. Salí a la fría noche con el sudor cayendo por mi frente y mi botella de agua en la mano casi a la mitad, y me dirigí con cautela al estacionamiento. El cual estaba en total oscuridad, parecía ser que esa noche no funcionaban las farolas. 

Sentí unos pasos caminar atrás de mi y sabia de quien se trataba, pero gire de todos modos para cerciorarme, y tuve que abrir los ojos como platos para ver si quien estaba frente a mi era alguien real, o un simple espejismo.

—Hola Emma, vi tus historias y supe que estabas entrenando aquí... solo quería pasar a saludarte. ¿Como has estado?. 
Hablaba con una tranquilidad que parecía no reflejar la última conversación que había tenido con él meses atrás. Y sin embargo ahí estaba Alec, con su cabello castaño claro alborotado, que terminaba en pequeños rulos a los costados de sus orejas. Y con sus preciosos ojos grises, que observaban con la misma ironía y practicidad que siempre. 

—¿Que quieres? Ve al punto Alec— mi voz salio en un resoplido mientras sacaba las llaves de mi bolsillo. 
—Quería pedirte una disculpa, es todo. Por desaparecer, por tener miedo... no debi dejar lo que teníamos tan fácil, pero es que... 
—Es que no estabas listo. Lo sé, lo dejaste muy claro en tu mensaje. Lo que no termino de entender es porque vienes a buscarme, las cosas terminaron hace seis meses, no le encuentro el sentido. Te disculpo, pero eso pude haberlo hecho por mensaje o por llamada, así que si es todo voy a... — me interrumpió y se acerco a mi, con la espalda recta y ancha. Olía a su perfume con notas a toronja, y pude distinguir un ligero olor parecido a las fresas con crema desprender de su cabello.

—Me atrapaste. Te extraño Em.
Ese maldito apodo Em. Así me decía cuando terminábamos de follar y lo pronunciaba en una linda sonrisa. 
Que se joda.

Pero no pude decírselo. Algo en él me lo impedía.

 ¿Su mirada tal ves? ¿Los recuerdos?

—Hoy mas que nunca que dieron unas ganas de besarte en clase.... — Kaleb había llegado tan sigilosamente que no nos dimos cuenta de su presencia, articulando la mas incomoda de las frases para un momento como aquel.

Al ver que no estaba sola  se interrumpió precipitadamente, ahogando su frase en una disimulada tos.
—¿Tu eres?— lo fulmino Alec con la mirada.
Con aquella misma que recordaba, una llena de juicio.

Seguramente estaría repasando en la cantidad de tatuajes que descansaban en su antebrazo, y el aro en el labio que tantos sabores metálico había transmitido a mi lengua. Simplemente porque así era Alec, juzgaba a cualquiera que no tuviera una pizca de "clase" como el, o su adinerada familia la llamaban.

Kaleb se revolvió el cabello nervioso, tratando de pensar en una respuesta. La cual le salio en una sarcástica media sonrisa

—Su profesor de baile. ¿Tú eres?. 
Ahora era turno de él mirarlo de arriba a abajo con disgusto.
Era hora de intervenir antes de que algo se pusiera feo.
—Un fantasma del pasado que ya se iba.
Alec este no es el momento ni el lugar, solo vete.


Observo la situación, pero incapaz de poder reprochar algo mas, se subió a su camioneta jeep negra y arranco con fuerza, dejándonos a los minutos solos en la oscuridad del estacionamiento.

—Perdón si interrumpí algo, parecía molesto.
—Olvídalo
—¿Ex novio?
—¿Importa?
Levante los hombros molesta, y note un brillo que nunca había visto recorrer sus ojos. Uno que vería varias veces mas adelante, pero que se había asomado en su rostro por primera vez esa noche, al ver a Alec.
—Supongo que no — respondió mordiéndose el labio, como reprimiendo algo que quería salir de su boca pero se forzaba a reprimir.
—¿Que estamos haciendo Kaleb? Esto no va a ningún lado y lo sabes. Ninguno de los dos lo quiere así, por lo que terminar con... lo que sea que hacemos lo antes posible es la mejor idea.
—No hables por mi al decir que no quiero nada

Una sincera y amarga carcajada salio de mi garganta, resonando con fuerza en el silencio del estacionamiento.
—No me digas, ¿terminaste con tu novia?— negó con la cabeza mirando al suelo y abriendo la boca en un intento de decir algo, pero lo interrumpí —¿ves? a ningún lado. 

Pronuncie un "nos vemos el siguiente miércoles" con ironía y me subí a mi vehículo.
Mientras observaba desde el retrovisor los oscuros ojos de Kaleb, mirar hacia los míos en profunda molestia, y me acompañaron en un recuerdo agridulce hasta mi destino. 


El arte de KalebDonde viven las historias. Descúbrelo ahora