Enzo lleva cinco años viviendo en Australia con amigos, había sido la mejor decisión que habían tomado.
A su vez, Julián venía de viajar por el mundo con sus dos mejores amigos. Su próximo destino era Tweet Heads, Australia.
O donde Enzo se enamor...
Las calles del pequeño pueblo eran iluminadas por el atardecer que estaba terminando, y las luces de las calles. El olor a playa seguía presente incluso después de dos cuadras. Julián amaba este lugar, mucho más que otros.
Todavía no logra si es por la maravilla Australiana o por las personas que se encontró en el camino. Más bien, la persona que se encontró.
Enzo camina a su lado incómodo por la cantidad de arena que tiene en el cuerpo, por supuesto que jugaron un picadito y Cuti revoleó a Enzo, llenándose así de esa molesta arena.
Julián no puede evitar reír al verlo caminar como un pingüino con el rostro fruncido.
"¿De que te reís boludo? Me estoy paspando los huevos" Dijo Enzo, causando que la risa de Julián explote.
"Es demasiado" Exclama Julián mientras se toma el estómago, que le dolía de tanto reír.
"Deja de frenar, faltan dos cuadras y mis huevos piden ayuda" Enzo caminaba rápido de forma ridícula.
Apenas entraron al departamento de este, corrió hacía el baño y Julián podía escuchar el agua correr.
El departamento no es mucho más que un departamento común. Julián ve que está desordenado por el almuerzo del grupo y comienza a ordenar.
Levanta las botellas y vasos de la mesa, junta las latas de cerveza de la mesita del living e incluso barrió un poco.
"¿Qué haces boludo? Yo iba a acomodar" Escucha decir a Enzo a sus espaldas mientras sostiene la escoba, apenas gira puede ver a Enzo simplemente en toalla. Con el pelo mojado y unas crocs.
Siente que se queda sin aliento, lo ha visto en cuero miles de veces. Pero esto se siente tan intimo que provoca una aceleración en el corazón del cordobés.
"Bueno" Dice Enzo mirándolo con una sonrisa atrevida "Permiso, voy a cambiarme"
Enzo pasa por su lado, rozando sus hombros. Julián se siente hipnotizado por el olor de este, un aroma a coco lo persigue como propio. No sabe cómo va a sobrevivir a la noche sin besarlo, sin mandar la amistad a la mierda.
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