𝐁𝐎𝐍𝐍𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄! ━━━ 𝐚.𝐚𝐠𝐫𝐞𝐬𝐭𝐞 | 𝐜.𝐧𝐨𝐢𝐫

Corto - ESPECIAL 1K

Era de noche, los rayos de luz de la luna se filtraban por la ventana, dándole así una luz natural a la habitación de un pelirrojo con pecas. Haciéndo que éstas destaquen con la luz de la luna.

—Por favor habla...— El pelirrojo observa a su gatito negro el cual había adoptado hace unos días, esperando que un milagro sucediese y el felino tuviera la habilidad de hablar.

—Miau, miau, déjame humano tonto—. Las palabras hacen que el pelirrojo se exalte, mirando al gato con sorpresa, antes de darse cuenta de algo.

—Espera- ¡Noxxy! ¡Deja de jugar con mis sentimientos!— Exclama con indignación el de ojos con tonalidad violeta.

El guepardo simplemente se echa a reír, limpiandose las lágrimas que salieron trás su carcajada.

—¡Lo digo enserio!— El pelirrojo infla sus mejillas con indignación y se cruza de brazos, mostrando su descontento.

—Ya, ya, niño. ¿Qué haces habladole a ese gato cuando me tienes a mí?— Preguntó ofendido esta vez Noxxy, mirando con furia fingida a su portador.

—Tú siempre me haces bullying... en cambio, Noir me adora—. Justamente el gato empieza a ronronear, poniendo su cabeza en la palma de la mano del pelirrojo y se empezaba a frotar en ésta. Deveraux sonríe cálidamente a la acción de su gatito llamado trás su superhéroe favorito.

—¡Bah! ¡Deja a esa bola peluda y vamos en tu cosa con ruedas!— El kwami se lanza directo a su portador, tomándolo del brazo y jalandolo en dirección contraria al gato.

El gato en sí suelta un siseo a dirección del guepardo, poniéndose esponjado debido a su desagrado con el ser. El guepardo se exalta al escuchar al gato y se esconde detrás del pelirrojo.

—¿¡Ves!? ¡Es salvaje! Definitivamente me quiere como su cena—. Dice el kwami con rapidez, echando un vistazo por arriba del hombro del pecoso.

Deveraux chasquea la lengua, —Dejalo en paz, eres un hostigador—. Replica Deveraux con un puchero, calmando al gatito.

—¿Hostigador? ¿Yo?— El kwami se muestra ofendido y a la par, confundido, mostrando su descontento con pisadas fuertes al aire.

Deveraux lo ignora una vez más, viendo con un puchero como el gato se aleja de su toque para acomodarse y darse una siesta.

—¡Ja! Merecido—. Murmura el guepardo en voz baja, viendo con recelo a su portador y al felino.

—¡Bien! Salgamos—. Dice Deveraux con entusiasmo, mirando con una sonrisa amplia a su kwami.

—Hmph—. La criatura flotante se da la vuelta, dándole la espalda al pelirrojo.

—¡Oh, vamos! ¿De verdad estás celoso de un gato?— Pregunta burlesco el teñido, mirando con una sonrisa juguetona a su querido kwami.