𝐁𝐎𝐍𝐍𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄! ━━━ 𝐚.𝐚𝐠𝐫𝐞𝐬𝐭𝐞 | 𝐜.𝐧𝐨𝐢𝐫

Corto - aftermath.

—¿Cómo está?

—No reacciona. Su miraculous está apunto de apagarse, deberían salir de aquí antes que suceda algo, yo cuidare de él.

—Pero-

—Suficiente, Chat Noir, dejemos que la madame haga su trabajo, debemos irnos.

—...Esta bien.

Chat Noir dirigió una última mirada al inconciente azabache, tragando saliva y con una mirada llena de culpa en sus ojos.

Deveraux despertó algo mareado, mirando sus alrededores con confusión. Tomó en cuenta que no estaba transformado y mirando a su costado, se encontro con Noxxy en un profundo sueño, roncando sin ningún tipo de vergüenza.

Intentó moverse, pero al momento en el que sus articulaciones se movieron, sintió una punzada de dolor recorrer su cuerpo.

Dejando soltar un gruñido de dolor, el pelirrojo se volvió a quedar inmobil, esperando que algo sucediese.

—¡Hijo! ¡Despertaste!— Habló la voz femenina de Lorien, apresurandose a llegar al lado de Deveraux con lágrimas en los ojos.

—¿Mamá? ¿Qué sucedió? ¿Dónde está Chat Noir?— Preguntó con la voz ronca, empezando a toser por tener la garganta seca de tantos días sin ingerir agua.

Lorien tomó un vaso de agua y se lo dió con cuidado a Deveraux, ayudándolo a tomar de éste sin que se haga daño.

—¡No vuelvas a hacer eso!— Regañó Lorien a su hijo con un hilo de voz.

Deveraux simplemente se limitó a observarla con una mirada apenada, seguramente su madre ya descubrió que él era Guépard Rouge, pero con suerte ésta no lo había mencionado para no tener una larga conversación sobre ello, sufriría más tarde.

Deveraux recorrió su vista a través del vestuario de su madre, buscando con ésta el colgante de cisne anterior.

Lorien al mirar a Deveraux en busca de algo, asintió a sabiendas, —Lo guardé, lamento haber tomado tus pertenencias sin preguntarte, ya sabemos como resultó eso.

Deveraux soltó un suspiro que no sabia que estaba conteniendo, y con toda la fuerza que pudo acumular, preguntó:

—¿Te encuentras bien? ¿El akuma no te hizo ningún daño, cierto?

Deveraux frunció el ceño al ver como su madre parecía que no quería contestarle.

Lorien soltó un suspiro después de unos segundos, —Sere honesta contigo, la verdad es que me he estado sintiendo muy mal después del ataque, tanto mentalmente como físicamente, pero te puedo promete que mejorare, ya veras—. Terminó con una cálida sonrisa, acariciando el cabello rojizo de Deveraux con gentileza.

El pelirrojo simplemente dirigió su mirada culpable a su regazo, frunciendo los labios con pesimismo, sin creer un poco las palabras de su madre.

—¡Oh! Tengo que avisarles a tus amigos que has despertado, han estado muy preocupados por tí, en especial Adrien—. Lorien se fue sin más, lo único que escucho Deveraux fue su voz y sus tacones desvanecerse con el eco de la casa.