Izuku miraba por la ventana desde la gran torre a la espera de aquellos príncipes que los salvarían.
Sabía que debía tener fe, pero... ¿Cómo preservar esa fe si los meses pasaban y a lo lejos no se veía nada más que llanuras?
Volvió a ver a su acompañante que había abierto la puerta con prisa, pronto lo notó buscando algo debajo de su cama. Se acercó a su compañero rubio ceniza.
—¿Qué haces?
—¿Qué mierda crees? —era sorprendente que le haya respondido así que tuvo la confianza de volver a hablar, pero el rubio cenizo volvió a responder tajante al encontrar lo que estaba buscando, una cuerda —. Escapar.
—¡Pero-! ¡Espera! —Temió al verlo tan decidido y sin siquiera voltear a su dirección empezó a sujetar la cuerda en un extremo del balcón — ¿Por qué lo haces? ¡El dragón no va a dejar que-!
—No hay puto dragón, Deku. Todo fue invento de la vieja bruja que nos encerró aquí.
El chico bajito y peli verde observó a su compañero de cárcel, sí, porque estar solo encerrados era una cárcel, a pesar de que contaban con un pequeño huerto de la gran mayoría de verduras y frutas, agua y lo básico para sobrevivir decentemente, aquello encerrados no era Vida.
Pero dejó de pensar cuando observó a su compañero como se quitaba el corsé de su cintura.
Con angustia y fascinación noto la delgada cintura del rubio... y se dio cuenta que tenía una perfecta anatomía merecida de alguien de la realeza.
—Kacchan...
El rubio pasó a su lado con indiferencia y tomó una piedra filosa para rasgar las sábanas con las que se cubrían luego de un largo día de espera, observó con sus esmeraldas todo lo que él hacía mientras insistía con sus susurros el apodo (Kacchan) de su compañero, con una pizca de temor en su voz.
Pero el rubio terminó por sujetar su cintura con el pedazo de sábana, Izuku ya no sabía qué hacer para llamar su atención.
—¡Kacchan, ¿Por qué?!
—¡Porque yo ya he bajado de la torre!
Eso cortó por un momento la respiración del rizado peli verde.
No lo creía.
¿Su amigo ya había salido de esta torre y no le había dicho nada?
Y en vez de sentir pánico por el hecho de que haya tocado el mundo exterior no sabiendo los peligros o sentirse enojado por abandonarlo, se preguntó... ¿cuándo? ¿Cuándo escapaba sin que él se diera cuenta y cuando había perdido la confianza en él? Si bien no era muy platicador, Izuku sabía que el rubio tenía sus momentos de serenarse, y el, gustoso, lo escuchaba porque así se sentía menos solo, mucho más entendido, en silencio.
—No es nada de lo que crees que te dijo esa estúpida bruja. No hay dragón, no hay malhechores alrededor, ni siquiera un muro de espinas para impedir que crucemos. Todo fue una mentira, Izuku.
Izuku estaba estático, su pecho subía y bajaba rápido.
—Tampoco vendrá alguien a rescatarnos porque... yo no necesito que me rescaten —culminó por decir, grave y severo.
Lo miro seriamente, esos ojos rojizos hablaban en serio. Rojo contra los verdes de Izuku. Y sintió su corazón acelerarse como igual su pulso.
—¿Y-y yo?
—¿Quieres que yo te diga qué hacer? Por una mierda Deku, si yo escaparé de esto, supongo que tú también deberías de hacerlo.
—Pero...
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¿Y las doncellas? | BKDK |
Fanfiction"Deku, ¿siempre estarás a mi lado?" "¿Me dejarías siempre acompañarte, Kacchan?" Un par de chicos que vivieron la mayor parte de su vida encerrados en una torre, sin ningún indicio del por qué están ahí ni recordando un pasado que los haga querer v...