Los aviones se vuelven borrosos. Entre el vaho de mi respiración y las lágrimas que se deslizan por mis ojos cada vez veo peor.
—¡Venga, Clara! Vamos a llegar tarde. Se va a ir el avión. Deja de mirar por la ventana.
—Ya voy, Luis. No seas tan impaciente.
Este hombre siempre va con prisas. Aún queda una hora para que comience el embarque.
Lo pienso y se me eriza la piel, porque no me quiero ir de aquí. No quiero que mi Erasmus en Finlandia termine. Han sido los mejores seis meses de mi vida y, además, he podido conocerlo.
—Venga, Clara. De verdad, te prometo que volveremos, pero ha llegado el momento de regresar.
Sonrío y le doy un beso tierno y cálido. Es cierto, es hora de cerrar este capítulo.
Cuando lleguemos a Madrid cogeré un avión hacia Málaga y Luis terminará Medicina en Santander. No me quiero separar de él.
Le doy la mano fuerte y me dejo guiar hasta la puerta de embarque. A las cinco despegamos del aeropuerto de Rovaniemi.
—¡Clara! ¡Observa las vistas! ¡Qué bonito! ¡Está todo nevado!
Miro por la ventana por última vez. Cojo aire y aprieto la mano de Luis.
—¿Crees que a Rosa le irá bien?
—Estoy seguro de ello.
—Voy a echarla mucho de menos. Es la primera vez que me enfrentaré a las clases de la universidad sin ella a mi lado.
—Piénsalo, si se queda aquí, tenemos un motivo estupendo para volver al Polo Norte.
Sonrío y asiento.
—Tienes razón.
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La noche que acaricié el frío polar*primeros capítulos*
Novela Juvenil*primeros capítulos**material promocional* ¿Alguna vez te sentiste tan perdida que lo único en lo que pensaste fue en coger un avión con destino a un lugar remoto para empezar una nueva vida? Violeta sí. Con la corazonada de que tenía que volver al...