-¿Porque querría acceder? ¿Que obtengo yo a cambio?
-Tú eres el único que me puede ayudar en esto, podemos hacer que sea algo mutuo. El intercambio perfecto...
:・゚𝙷𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝟷𝟶𝟶% 𝚖í𝚊
:・゚𝙽𝚘 𝚜é 𝚙𝚎𝚛𝚖𝚒𝚝𝚎𝚗 𝚌𝚘𝚙𝚒𝚊𝚜
:・゚𝙷𝚒𝚜𝚝...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El mundo de la mafia rusa se desplegaba ante mí, una red compleja de lealtades, rivalidades y secretos. Desde que llegué a Rusia hace tres semanas en busca de ayuda, cada día había sido una nueva inmersión en este oscuro submundo.
Mis días comenzaban temprano en la mansión de Kozlov. La rutina incluía lecciones intensivas de ruso, ya que la comunicación fluida era esencial para navegar por el laberinto de la mafia y aunque ya sabia el idioma, debía mejorar algunas cosas. El Boss se convertía en mi profesor, paciente pero exigente, y yo absorbía cada palabra con determinación.
Mis tareas variaban. Algunos días, coordinaba reuniones entre miembros de la mafia, y otros, seguía pistas de información crucial. Kozlov siempre estaba presente, observando cada paso y brindando orientación. Las tareas no eran tan importantes ya qué la confianza aún tampoco era grande y eso le servía para mantenerme vigilada. Su presencia constante había creado un vínculo entre nosotros, un vínculo que no podía ignorar.
A medida que pasaban las semanas, nuestra relación se profundizaba. Habíamos compartido algunos detalles de nosotros mismo en el negocio, aunque Kozlov aún guardaba muchos secretos bajo esa fachada imperturbable. Compartir momentos en los que él se abría ligeramente, aunque fueran cosas muy sencillas, me hacía sentir más cerca de él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una tarde, mientras caminábamos por los pasillos de la mansión, Kozlov parecía sumido en pensamientos profundos. Me pregunté qué estaría pasando por su mente reservada, pero no me atreví a preguntar. Sabía que había límites en nuestra relación, al menos por ahora.