El luto de un amor incomprendido,
el dolor del corazón herido.
El contacto retiene,
su voz envuelve,
pero por más cerca que se esté,
las lágrimas aún agrias son,
las noches aún desoladas se sienten.
La oscuridad bajo mis ojos se hace presente,
y el dolor en el pecho profundo, se asemeja a la muerte.
A veces es fácil dejar y salir.
A veces es fácil romper y huir.
¿Pero donde queda la valentía del amor?
¿Dónde queda el entusiasmo del realismo romántico?
La expresión aquella del rojo vivo a fuego alto.
¿Dónde está el vino que recorre mis venas?
¿Dónde está la pasión que en una sábana me envuelve?
A veces es fácil dejar y salir.
A veces es fácil romper y huir.
¿Pero entonces cuando llega el reencuentro?
¿Pero entonces cuando llega aquel beso?
Si a veces es fácil huir, ¿Dónde queda la permanencia que los hila?
Si a veces es fácil salir ¿Dónde queda la promesa?
El corazón se desangra y ruega,
y el contexto se vuelve oscuro.
Sin querer, confía en su futuro
y en el paso leve que en conjunto dan.
Sin querer, ayuda a reconstruir
y sanar no se hace tan imposible.
El hilo no se rompe ni se corta,
el hilo no se destiñe ni se acorta.
El hilo se queda marcado en el alma.
y se aferra a la marca del alma.
Se espera al día en que la sanación gane,
y el amor se devuelva.
El día en que se fundan en uno,
y finalmente la eternidad deseosa, aparezca.