Capítulo 05 Cambio

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Bangkok 7:10 am

Freen no dudo en aceptar la invitación de su superior, pero ahora que se encontraba sentada en su sofá viejo se percató de algunas cosas que no había tomado en cuenta anteriormente, no tenía ninguna prenda extra para al menos intentar vestirse adecuadamente, no sabía comportarse durante una comida y lo peor de todo, como diablos se controlaría al saborear esa comida que seguramente sería deliciosa.

"Aparte de que apesto a muerto." Dijo en voz alta para sí misma mientras se olfateaba su ropa vieja. "Maldita sea."

"No seas exagerada." dijo riendo Irin. "No hueles a flores pero tampoco a basura, hueles a tu olor corporal."

"Mezclado con olor a ropa vieja y usada hace años." Agregó la castaña desilusionada.

"Mira si ella ya se te acerco y no hizo una mala expresión es porque tu olor no le afecto." trato de animarla. "Mucho más ahora que esta consciente de que estarás con ella en un cuarto mientras comen, si apestarás jamás se habría atrevido a tanto."

Debía reconocer que su amiga tenía razón, Sagitario nunca había mostrado inmutación en su presencia y tampoco ningún desprecio, cosa que era raro después de ver como casi le descoloca la mandíbula a Tow cuando lo golpeó la primera vez que la vio.

"¿Tienes idea del tema que quiera hablar contigo?." Preguntó una Mind no muy segura de que su amiga fuese a esa reunión.

"Dijo algo sobre cambiarme la vida." Le respondió la Castaña.

"¿Te imaginas que te ofrezca dinero?." habló irin emocionada "No espera, eso no es posible, no tiene motivos como para darte dinero y según lo que nos contaste se podría decir que hasta en cierta forma ella salvo tu vida, así que la deuda la tienes tu."

La pobre chica tuvo que contarles detalladamente los hechos de la madrugada a sus compañeras al despertarse, ambas sintiéndose las peores personas por no haber escuchado ni siquiera uno de los disparos, por culpa de su sueño profundo estuvieron a punto de perderla, pero Freen se encargó de que comprendieran que estaba bien.

"Ahora que lo pienso ni siquiera se a qué hora será nuestra comida, no específico un horario."

"Pues parece que será desayuno." Dijo irin observando como un hombre de grandes proporciones, de traje y un auricular se acercaba a ellas, con ese estilo cualquiera podría asegurar que era un espía.

"¿Señorita Sarocha?." pregunto seriamente observando a la castaña.

"¿Si?." Preguntó un poco dudosa, aquel hombre la hacía sentir intimidada.

"Las señoritas Sagitario y Capricornio me han enviado para llevarla a su reunión, pero no con en ese estilo, ellas se han tomado el tiempo de llamar a especialistas para hacerle un cambio de estilo."

"Tus problemas de fragancia a muerto han acabado." Dijo Irin mientras reía contagiando a Mind quien también se lo tomo con gracia.

"Cállate." Dijo Freen riendo junto a ellas "Esta bien." dijo dirigiéndose al guardaespaldas. "Nos vemos luego." se despidió de sus amigas.

"Roba algo de comida para nosotras si puedes." Dijo Irin en susurro mientras alzaba sus pulgares en señal de ánimo.

La castaña camino junto al hombre en dirección al apartamento, cosa que la inquieto, ¿el cambio de look sería dentro del departamento?, quiso preguntar pero la sensación de intimidación no abandonaba su cuerpo así que prefirió callar y seguir a aquel tipo en silencio.

El Departamento no era de lujo pero era bastante modesto, se parecía un poco a lo que Freen recordaba como su casa, era difícil creer que dos millonarias vivieran en esas condiciones pero su pensamiento se desvaneció al darse cuenta que iban a las habitaciones del último piso, era sabido que en esas calles el último piso de estos sitios eran similares a una suite, espaciosas y dignas de personas de alto nivel, pero aun así no era lo suficiente para la clase de Sagitario y Capricornio, definitivamente lo que el traidor cometió fue muy malo como para tratar con Él personalmente y que se vieran obligadas a adaptarse a estos lugares. Vieras donde vieras habían guardaespaldas y no había ningún habitante a la vista, no era de extrañarse que alquilaran todo el departamento solo para ellas, al fin y al cabo podían darse esos lujos, al llegar al quinto piso el hombre habló.

El juego de la reina |Freenbecky|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora