Abrazo

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[Continuación de "Lo que dejé atrás"]

Subía las escaleras a paso lento, no tenía prisa a diferencia de la gente a su alrededor, la vida era eterna para ella, pero su espera se sintió más larga que eso.

Después de lo ocurrido en Aguasturbias con el Rey Arruinado, Ahri se quedó un tiempo para averiguar lo que necesitaba de sus antepasados, los vesani, y una vez satisfizo su sed de conocimiento, estuvo lista para regresar a Jonia, para regresar a los brazos de su amado.

Todo estaba igual como el día en que se había ido. Cómo extrañaba el ambiente de este lugar. Había puestos afuera vendiendo comida y otras cosas, alumbrados por las luces del coliseo y rodeados por pétalos rojos. En Aguasturbias también había flores rojas, del mismo tono que estas y del mismo tono que el cabello de ese hombre que nunca abandonó sus pensamientos.

Afuera se oía a la gente esperando por entrar, pero claramente se podían escuchar los alaridos de emoción de los clientes. Estaban dando lo mejor el día de hoy.

Procedió entre la multitud hacia la luz de las instalaciones, sin prestar atención a quienes estaban a su alrededor.

—¡Oiga, regrese a la fila!—varias personas comenzaron a soltar lo mismo contra la vulpina, pero ella ni siquiera se inmutó ante los comentarios.

Los porteros la pararon—Señorita, hágame el favor de esperar su tur...—no pudo terminar la oración cuando Ahri se había quitado su capucha. A los trillizos les asombró su presencia, pero no iban a preguntar en dónde estuvo mientras estaban en sus horas de trabajo. 

Ahri era conocida y querida por todos en la Fosa. Todos sabían que su presencia ablandaba el corazón de Sett, pero cuando dejó de aparecer por ahí, el ambiente cambió, al igual que los ánimos del jefe.

Smeek la dejó pasar sin más, sin responder a las preguntas del tumulto. Ser la pareja del jefe tenía sus beneficios.

Y en las mejores vistas de la Fosa estaba el jefe en su trono

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Y en las mejores vistas de la Fosa estaba el jefe en su trono. En toda la noche no había ni mirado de reojo el espectáculo, la manzana que sostenía en su mano parecía ser más interesante. Así estaba desde hace meses, sin descanso, sin comer desde que la mujer que tenía su corazón salió durante la noche dejando sólo una flor de loto como recuerdo, que hasta la fecha sigue esperando sana por el regreso de la mujer.

No sólo a sus subordinados les preocupaba su estado, desde el primer día fue evidente su tristeza y aunque fue bueno ocultando su trabajo, no pudo ocultar el sentimiento que transmitían sus ojos a su madre, nunca le contó de Ahri, así que le mintió varias veces diciendo que el trabajo no iba bien.

Antes disfrutaba de estas cosas, las peleas, la atención y el dinero, pero desde que la vulpina apareció en su vida todo cambió, sin ella se sentía incompleto, quién diría que se había robado su corazón. Pero desgraciadamente, eso conllevaba al sufrimiento, no sabía dónde estaba ni cómo estaba, si estaba viva, herida o quizás...

—Jefe...—la voz de Kolo tartamudeó.

Sett volteó con desinterés, hasta que percató la figura de la mujer que ocupaba sus pensamientos. Se sobresaltó de su trono. Estaba tan hermosa como la última noche que la vio, por un segundo dudó si era ella y estaba atravesando una etapa en la que la necesitaba tanto a su lado que ahora comenzaba a alucinarla, pero era ella, de verdad era ella. Sin pensarlo, se acercó con rapidez hacia ella y la abrazó con todas sus fuerzas. Aún con las emociones a flote, no le diría cuánto la extrañaba, no frente a sus subordinados y clientes, ni siquiera ella podía quitarle su tan arrogante orgullo. Pero Ahri no necesitaba que le dijera que la extrañaba, ella ya lo sabía y ella lo extrañaba tanto como él a ella.

Sett sólo pudo besar su cabello con discreción y estrujarla contra su pecho para que no volviera a escapar lejos de él. Soltó un suspiro ansioso que no sabía estaba guardando desde aquel día tormentoso.

—Ya volví—susurró suavemente para seguir con ese abrazo que tanto necesitaba sentir.

Desde ese momento, prometieron no volver a separarse, porque morirían si alguna vez se volvían a alejar uno del otro.

Cortos [Settahri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora