Kate no sabía cómo describir la angustia que sentía. Era una mezcla de impotencia por no saber cómo realmente ayudar a su pequeña hija, y su instinto de madre, que no quería hacer pasar a su niña por el sufrimiento que este tipo de enfermedades conlleva. Como médico tenía claro, en base a todos los estudios realizados, que lo que estaba sucediendo no tenía explicación lógica a través de la medicina y la ciencia, ya que en primera instancia todos los síntomas apuntaban directo a una neoplasia cancerosa. Los dolores de cabeza de su pequeña eran cada vez más intensos, su visión se volvía borrosa de forma intermitente. En otras ocasiones, sufría pérdida del equilibrio y confusión, pero cuando a todo esto se le sumaron las convulsiones, Kate creía sentir que su alma se partía de dolor al ver a su frágil y dulce hija sufrir... Lo más inquietante de todo, era que, a pesar de la existencia de todos los síntomas, no había rastro alguno de tumor en el cerebro, ni tampoco presencia de células cancerígenas en todo su cuerpo. Era muy extraño, una situación tan inquietante que tenía reunido a un concejo médico de alto nivel y prestigio para intentar resolver, o al menos tratar de forma paliativa, la situación.
Por razones más que obvias, y por decisión unánime de los otros médicos, habían excluido a Kate de este concejo. Ella no podía formar parte de la comisión clínica que se había destinado para comparar los estudios. Aludían a que Kate, después de todo lo que había sucedido recientemente, perdía toda objetividad para poder analizar el caso y que racionalidad se veía obstruida debido a que la paciente en cuestión era nada más ni menos, que su propia hija.
Una vez más, se vio en este escenario en que no podía hacer absolutamente nada por quienes amaba, sentía que existía una fuerza superior que se empeñaba en maltratarla, cuando pensaba que todo por fin iba a estar bien, algo malditamente desgraciado llegaba a torturarla. ¿Por qué?, ¿cuál era el karma que la perseguía?, ¿por qué el universo la seguía castigando así? Siendo casi una eminencia en el área de la Medicina, no fue capaz de salvar a su familia. Y aquí estaba de nuevo enfrentada a una situación extrema, en donde el único final que peligrosamente se acercaba era el de volver a estar sola, perdiendo una vez más a quienes más amaba.
Pese a todo, se negaba rotundamente a darse por vencida, estaba total y completamente decidida a vender hasta su alma por encontrar una respuesta que los condujera por el camino correcto, ya que su hija era lo único que le quedaba como recuerdo del amor de su vida. Y no, no podía perderla a ella también.
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Hécate
AcakEsta historia inspirada en algunos registros históricos sobre la diosa griega más mucha, mucha fantasía, amor y suspiros. Una que otra lágrima. Este relato se encuentra presente en Antología del Olimpo junto a historias de otros autores. Este relato...