Capítulo II: Sangre por Sangre.

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-La venganza puede ser dulce

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-La venganza puede ser dulce...pero no es bonita.

No sé cuántas horas, días pasaron, solo podía quedarme quieto, con mi mirada fija en los huesos de mi madre, y su cabeza, que muy amablemente ese sujeto dejo para que mirara.

Cuando sentí que el barco - supe que era un barco rumbo a Laitesh- se detenía, el canibael agarro mi brazo levantándome, haciendo que me diera la corriente, hice una mueca del dolor, pero no me importaba mucho, solo seguía viendo a mi mamá. Recordando que no le agradecí lo suficiente ni hice nada por ella.

-Oye, debo confesarte que tu mamá no fue apetitosa al final - desvié mi mirada a él - lo mío son niños. - sonrió.

Asco. Este tipo me da mucho asco.

Cuando sacaron del depósito pude ver, después de no sé cuántas horas o días, la luz del sol. Cerré los ojos abruptamente pero luego los fui abriendo poco a poco, hasta acostumbrarme.

Vi el continente Laitesh, el reino que todos llamaban La Sociedad, un lugar avanzado, con magia nueva, tecnología y un nivel de seguridad que muchos otros continentes y reinos envidiaban.

La cambiaformas se acercó a mí y me puso un abrigo, tapando el hecho que estaba secuestrado por ellos y luego ella empezó a cambiar su tamaño y apariencia a la de un anciano, uno moribundo.

- Compórtate bien - empezó a ponerme carbón en la cara- debe parecer que eres mi hijo y buscamos refugio. - se dirigió donde la niña.- ya puedes irte, le diré al jefe que te pague lo que te corresponde.

La harpía me vio, su mirada era de lástima, como si se arrepintiera de lo que hizo y se fue. Cuando nos bajamos del barco y nos dirigimos al centro de control de Laitesh, asumo que por la falta de ingesta de comida o el cansancio o quizás lo mareado que me sentí en el barco me dieron una sensación extraña apenas puse un pie en Laitesh.

Las personas iban y venían, como si nada pasara, los otros barcos desembarcaban alimentos, ropa junto a más cosas, cada encargado estaba acompañado de un soldado, cada uno uniformado de azul.

Uno de ellos nos detuvo.

- ¿Quiénes son y que buscan aquí?-

-Somos antiguos habitantes de Laitesh antes de la Guerra Abismal, hemos regresado a nuestro hogar, estos son mis hijos- con su voz de anciano engañaba a todos. Señalo al canibael- él es mi hijo mayor, Rock. Y él...-me señaló- es mi hijo Alexander. -

-La Guerra Abismal ocurrió hace 122 años, sino son criaturas inmortales, son impostores. - saco en amenaza su arma. - Así que díganme, quiénes demonios son.- ordenó con voz autoritaria.

Oh no.

El canibael salto sobre él y la cambiaformas me agarro y empezamos a correr dentro de La Sociedad. El ardor y el paso de la corriente que pasaba por mi cuerpo era doloroso, nos agachamos escondiéndonos, estaba esperando la oportunidad para escaparme, pero su agarre era fuerte, los soldados corrían buscándonos, posiblemente hayan neutralizado al canibael.

La cambiaformas volvió a su apariencia original, lucía nerviosa, aterrada, se mordía sus largas uñas de su mano libre, mientras que en la otra me las clavaba en el brazo.

Murmuró algo del mercado central, cuando a hurtadillas fuimos ahí, observé lo que podía; armas, comidas, ropas, pero sobre todo mucha gente, algo perfecto para huir.

Al parecer alguien famoso se acercó al lugar porque muchas chicas y señoras empezaron a correr en dirección del famoso y había que aclarar que...era en nuestra dirección.

La estampida zafó de mí el agarre de la cambiaformas y camine a paso apresurando lejos de ella. Lo primero era ver cómo o quién podía quitarme esta cosa de mis brazos. Pero la victoria de mi huida duro muy poco porque apareció del tejado el canibael.

¿Son inútiles los soldados o qué?

-No puedes escaparte de nosotros mocoso. Si no quieres sufrir igual que tu mamá quédate quieto. - empezó a correr en mi dirección.

Obviamente no me iba a quedar quieto. Salí corriendo, no había rumbo, solo huir y no volver a caer en manos de esos mercenarios. Esquivando personas. Sentía una presión en el pecho, mi aliento se agotaba, el dolor de mi cuerpo me pedía a gritos detenerme y rendirme. Pero cuando estaba a punto y el canibael ya estaba sobre mis talones, de pronto su cuerpo se había elevado. Él gemía del dolor, por lo poco que veía desde mi perspectiva, se estaba agarrando su cuello. Se estaba asfixiando.

- ¿Quieres matarlo tú o lo mato yo por ti? - menciono una voz femenina a mis espaldas. Asustando voltee, y una mujer (o eso me parecía por su voz), su cuerpo envuelto en una capa negra no podía saber sus facciones porque estaban tapadas por una máscara de un zorro. Solo veía sus ojos, rojos, hipnotizado no escuchaba más nada. Hasta que volvió a hablar.

- ¿Eres sordo o estúpido? ¿Lo mato o no? - señalo con su mano, cubierta por guantes al canibael que estaba a punto de agonizar.

Negué con la cabeza. - No, no lo mates, pero si me ayudas a quitarme esto- alce la capa. - pueda decirme unas cuantas cosas.

Al ver la cuerda eléctrica, se acercó a mí, solo necesito tocarlo para que se disipara al aire. El canibael cayó al suelo, tosiendo. Me acerque a él, no tenía miedo, él estaba vulnerable, pero yo no, así que lo agarre del cuello y empecé a golpearlo tanto que su cara empezó a hincharse, me detuve para colocarlo en la pared, le di unos cuantos golpes para que se mantuviera despierto.

- ¿Quién es tu maldito cliente? -

Sonrío. - ¿Crees que voy a delatar a un noble de este lugar?

-Con que es un noble, realmente los canibael son unos estúpidos. Bien, a seguir matándote a golpes. -cuando alce mi puño para seguir golpeándolo, una daga fue arrojada por mi dirección.

Arqueando la ceja, curioso, vi en dirección a la enmascarada.

-Si vas a matarlo, mátalo bien. Si es venganza debes aplicarle la misma, sangre por sangre. -

Agarre esa daga, mi mano temblaba, era mi primera vez amenazando la vida de alguien. ¿Realmente quería matarlo? ¿Caería tan bajo como él? esos pensamientos cruzaban por mi mente mientras veía la daga.

Sentí una presión en mis hombros, la enmascarada apoyó sus manos ahí, y me miraba, con esos ojos rojos como unos rubíes.

-Sangre por Sangre, deja de lado los pensamientos de arrepentimientos que tengas, que tu mente se llene de la venganza, simplemente da la primera estocada donde se lo merezca. -

Y así fue.

Recordé esa escena tan bien. La garganta de mi mamá, siendo despedaza.

Lo apuñale en la garganta, empezaba a brotarle sangre, tal como hizo ella y con ambas manos arrastre la daga hasta un lado, degollándolo.

Fui poco a poco recordando todo lo que él le hizo a mi madre y se la aplicaba. Incluso cuando ya no respiraba, yo seguía, tomando bocanadas de aire me alejé de él, viendo lo que hice. Luego de varias arcadas, vomite.

Okey, la venganza no es muy bonita que se diga.

Recibí palmadas en mi espalda. Cuando me reincorporé, limpiándome con el dobladillo de la camisa los residuos de mi boca, me dirigí a ella.

-Gracias...eh... ¿chica enmascarada? -

-Cállate y sígueme. -

- ¿A dónde?-

- Vamos a un lugar donde puedas esconderte.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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