5. Aprender a patinar

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(En el momento en el que estoy empezando a escribir este capítulo, es 22 de octubre de 2023, y el cumpleaños de Angela es el 3 de noviembre, y cumple 18 años.

Es literalmente un año mayor que yo, no cumplimos el mismo día, pero si el mismo mes, y en caso de que se publique este capítulo por fechas cercanas, solo quiero decir: feliz cumpleaños Angi)

(Actualización, resubí esta mierda en abril del 2024, tremendo)

Narra (T/N)

Tras un domingo aburrido como el carajo y sin eventos destacables, salvo que Alex y yo jugamos Minecraft y regresamos al Nether por nuestras cosas (no sin antes lidiar con los Piglins debido a sus tonterías), la noche cayó y traté de dormir. Desafortunadamente, cada momento parecía eterno.

Luego de un largo rato, que asumí fueron horas, eché un vistazo a la pantalla de bloqueo de mi telefono.

Lunes, 23 de octubre de 2023
2:16 am.

-Mierda... -maldije para mí mismo.

Alcanzé un punto en el que, sin percatarme, comencé a morderme las uñas y a divagar en estupideces. Sentía calor y me despojaba de la cobija; luego frío y me cubría de nuevo; el calor regresaba y me cubría a medias, sintiéndome "desprotegido", para finalmente envolverme por completo, resignado a soportar el calor el resto de la noche.

La noche parecía ser infinita, y el sonido de la lluvia golpeando mi ventana no era de ayuda. Algo me impedía cerrar los ojos, no sabía qué era, pero estaba presente. Mis esfuerzos por explorar mi mente en busca de respuestas solo me hacían perder más tiempo.

Solo reinaban la oscuridad y el silencio en mi hogar, lo que me brindó un momento de paz, hasta que recordé que debía dormir.

Probé jugar Subway Surfers en mi teléfono para ver si casualmente me entraba sueño, pero es innecesario decir que no funcionó; de hecho, mi cerebro se activó aún más.

Intenté ejercitarme en la soledad de mi habitación, pero después de unos minutos, en los que mi noción del tiempo se esfumo, me di cuenta, en medio de una lagartija, que tampoco funcionaba.

Me desplomé en mi cama, una vez más, resignado a mi cruel destino. Y todavía sin comprender que me pasaba.

Me puse a pensar en cosas que podrían estarme pasando, aún sin una respuesta clara. Y mientras divagaba, resulta que todo aquello que me atormentaba silenciosamente, estaba ahí, frente a mis narices.

Mañana... o en unas horas, tenía que ir a la escuela, y de algún modo, decirle a Angela quién era, lo había decidido, ella merecía saber la verdad.

¿Y si eso me haría parecer un acosador obsesionado con ella? ¿Y si lo tomaba mal? O... ¿quizás ya lo sabía?

Esa última opción me pareció absolutamente la peor de todas.

Todas esas preguntas y otras aún más raras y sin sentido llegaron a mi mente, y en un momento de impulso, tomé mi teléfono y abrí el chat de Instagram que tenía con ella.

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Enviar un mensaje...

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No hace falta aclarar que no pude, ni siquiera escribí nada, solo me quedé viendo el texto de "Enviar un mensaje...", quizás esperando a que se convirtiera en un mensaje que le dijera todo lo que quería que ella supiera.

Limerencia | Angela Rrochista x LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora