3. Un Homelander enamorado

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     Caroline habia crecido en la pobreza de un hogar disfuncional. Su madre prácticamente nunca estaba en casa. Fue arrestada al menos una docena de veces por posesión de drogas y prostitución, pero siempre volvia a las calles. Su padre, no duraba más de dos meses en ningún empleo y había estado en rehabilitación más de una vez, pero nunca completó con éxito el programa. Actualmente, ambos estaban muertos.

    Homelander al leer el expediente, sintió asco. Sus padres eran la clase de personas que él mataría sin pestañar porque no eran más que parásitos de la sociedad.

   Por supuesto que su curiosidad no iba a quedarse simplemente en ser el visitante nocturno de Caroline. Él obligó a los nerds de Analisis Criminal a buscarla y conseguir toda la información de ella.

   Las cosas que leyó sobre su vida no eran agradables. Habia sufrido mucho. Con veinticuatro años, apenas hacía unos meses que habia conseguido su título del secundario, ya que a los quince la obligaron a abandonar la escuela.

   Durante su infancia y adolescencia, varios asistentes sociales intervinieron, pero ninguno fue de suficiente ayuda.

   Caroline era golpeada por sus padres, y nadie la ayudó.

    Ella habia sufrido demasiado.

   Al terminar de leer los expedientes, los informes de servicios sociales y las denuncias a la policía, sintió un agujero en el pecho.

   Caroline sabía muy bien lo que era crecer en soledad, al igual que él.

   Sintió el deseo de verla, así que, una vez más, ahí estaba él, flotando, en esta ocasión, frente a la ventana de su habitación. La lluvia caía salvajemente, pero eso no fue un impedimento para que él pasara a visitarla.

    Ella se veía muy tranquila, tapada por la colcha de su cama, leyendo un libro, y tomando un sorbo de té de vez en cuando.

    Parecía irreal que alguien que había sufrido tanto, fuera como ella. Ella era simplemente... buena.

   Homelander no creía haber conocido muchas personas buenas durante su vida.

   Ella estaba sola.

   Al igual que él y Ryan.

    Fue entonces, viéndola apagar la lámpara de su mesita de noche y taparse hasta la nariz, que Homelander pensó, que tal vez, si no tenían a nadie, podían tenerse mutuamente.

    Ese fue el inicio.

     Al día siguiente volvió a visitarla esta vez llevando a Ryan consigo, y ella, más que mostrarse incómoda o invadida, como esperaba, se mostró feliz, y les mostró la misma atención, cuidado y ternura que la primera vez.

      Los días se hicieron semanas, y comenzó a generarse cierta rutina.

     Ryan era feliz cuando estaba con Caroline. La abrazaba, jugaban, lo hacía reír y lo colmaba de los postres que él pidiera. Ella lo mimaba muchisimo.

     Pero ya no era suficiente. Las visitas con Ryan, ni espiarla, lo hacian sentir bien. Él necesitaba alguien en quien confiar sus penas, alguien con quien desahogarse.

    La primera vez que fue en busca de un oído que lo escuche, temió que ella no quisiera recibirlo. Había sido rechazado tantas veces en su vida, que tardó varios minutos en llamar a su ventana.

    Al verlo por primera vez venir tan tarde, ella se sorprendió, pero no por eso dejó de sonreir.

   El corazón de Homelander descansó del agobiante miedo a ser ignorado.

𝘽𝙧𝙤𝙤𝙠𝙡𝙮𝙣 𝙗𝙖𝙗𝙮 •°[𝘏𝘰𝘮𝘦𝘭𝘢𝘯𝘥𝘦𝘳 fanfic] °•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora