𝘽𝙧𝙤𝙤𝙠𝙡𝙮𝙣 𝙗𝙖𝙗𝙮 •°[𝘏𝘰𝘮𝘦𝘭𝘢𝘯𝘥𝘦𝘳 fanfic] °•

5. Ojos que no ven, corazón que no siente

Do mi ti

Why not me?

Why not me?

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    Caroline sonrió, como si la idea de que el hombre que tenia enfrente haya matado a su ex, o la idea de ser la madre de su hijo, jamás hubieran existido en su cabeza.

—Bueno, eso sí que huele delicioso —exclamó John con una sonrisa, acercándose a ella— ¿Qué sería de nuestros estómagos sin ti, huh? —levantó el mentón de Caroline con su índice, y ella apartó la mirada.

   A John no le gustó eso.

—Solo es spaguetti con albóndigas, John, pero me alegro que lo disfrutes. —ella sonrió levemente, aún sin mirarlo. John agudizó su oído, y percibió que su ritmo cardíaco era irregular.

   La sonrisa de John se torció. Ella estaba no se mostraba efusiva como siempre, y para él era claro que se debía a algún estúpido duelo por procesar.

    Lo inquietaba pensar cuanto duraría eso ¿de veras iba a estar triste por la sabandija muerta? Era su ex, y había sido un novio terrible, no debería estar triste. Él le había hecho un favor al eliminarlo. En un mundo ideal, él seria abierto al respecto, y ella estaría feliz por él, pero entendía y se resignaba a que Caroline era una criatura de sentimientos sensibles.

   Ryan apareció desde la cocina, sosteniendo una olla con manoplas que le quedaban grandes.

—El almuerzo está listo. —anunció el chico ignorante de lo que los adultos hablaban.

    Caroline le dio una mirada rápida a John y se acercó a ayudar a Ryan con la olla. La mueca de disgusto de Homelander aún era notoria, pero se obligó a borrarla por su hijo.

   Caroline sabía que había sido esquiva con John, pero es que tan solo hace minutos acababa de imaginarse a sí misma siendo algo más de John, y no podia evitar sentirse avergonzada. Pero claro, Homelander lo estaba interpretando de manera diferente.

    Los tres se sentaron en la mesa y se dispusieron a comer. Caroline servía los platos bajo la atenta mirada del súper, y siendo consciente de ello, intentaba esquivarla. John no podría negar que comenzaba a sentirse más que irritado por su indiferencia. Ella seguía siendo amable y atenta, pero no lo miraba, y él odiaba que no lo miraran.

   Cuando ella se sentó finalmente, él aún no le apartaba los ojos de encima, sintiendo que un pequeño resentimiendo crecía en su interior. Ella no debía estar triste, ella debía olvidarlo rápido.

   Ella le sirvió un vaso de jugo a cada uno. Ryan hablaba, pero él no lo escuchaba, todos sus sentidos estaban puestos en Caroline. Se quitó los guantes y tomó el vaso.

   ¿Por qué no podía simplemente olvidarlo? ¿Que era tan especial en esa basura poca cosa? Ella debía estar feliz de tenerlo en su propia casa. Muriera quien muriera no debía importarle, Homelander estaba ahí. Tenía en su mesa al hombre más poderoso del planeta.

   ¿Por qué no lo valoraba?

   ¿Por qué no se daba cuenta de que él  la amaba?