La señora Andrea, y su problema de salud 4 FINAL.
Andrea estaba alucinada, era el primer tío que había aguantado después de correrse, y había seguido dándole caña en medio de uno de sus ataques. Pero encima dos o más veces. No quería decirme nada al respecto, pero su coñito se mojaba al saber, que encima, había para más sexo todavía. Y miraba mi polla asomando tras la mesa, ya sentado y fumando.
-Lo tenía que haber hecho la primera noche que tuve las llaves. Que pérdida de tiempo.- le dije sonriéndole, y ella me asintió dándome la razón.
-Nos hemos peleado como una pareja, y ni habíamos follado, eso sí que tiene delito.- me dijo ella, ahora conmigo asintiendo.
-Bueno, aún queda noche, nos podemos compensar y hacer las paces.- le dije dándole un toque en el hombro para ver danzar sus pechos desnudos.
Me vio mirarlos, y los movió ella más. No paraba, y se aguantaba la risa de la cara de tonto que debía tener mirándoselos.
-Déjame que los grabe, haré un "gif".- le pedí, con ella negando y empezando a reír.
El cigarro se acabába, junto a nuestras cervezas, y la tensión sexual aumentaba. Se mordía el labio, ahora ella fijándose en cómo me volvía a empalmar. Y le dije:
-Hazle un "gif" no me importa.- y volvimos a reír, pero me vio levantarme, mirándome con vicio.
Se la planté delante, y no se lo pensó, parecía que ella también se había imaginado esta escena. Dejándome cogerle del pelo mientras chupaba y apoyándole contra la pared. Pero me cogió de las pelotas y levantó un dedo avisando de que no me pasara.
Yo cumplía mi sueño erótico, y ella subió las manos para acariciarme mientras le entraba casi toda la polla, tragando y esmerándose. Se la saque, me puse de rodillas y se abrió de piernas recibiéndome sonriente, llevándosela al coñito mientras nos besábamos.
No tardo en morderme el hombro entre gemidos de los dos, gozando y dejándome hacer cogida a mis brazos. Esta vez tardaríamos más, y lo sabíamos, así que aminore sacándola y levantándole para volver a la cama.
Pero no aguantemos tanto, en el pasillo me atrapó contra la pared, levantó la pierna llevándosela a la entrada, y me apretó el culo para seguir follando otro ratito.
-¡Ooooj! ¡Ooooj! Que buena polla ¡Mmmmh! me voy a poner las botas ¡Oooooh! ¡Mmmmh!.- me dijo besándome y empezando a notar como se volvía a calentar exageradamente su coñito y sus pechos.
Se la empuje hasta el fondo, y le dije:
-Vamos a la cama, quiero disfrutar de otro ataque.- y me sonrió muy roja y agitada, soltándome del culo y tirando de mí con prisas a su cama.
Me quiso hacer tumbarme, pero la tumbe yo, tire de ella hasta el borde de la cama. Levantándole las piernas, con ella riendo, hasta que la noto entrar sin mucho miramiento, empezando a follarla sin piedad.
-¡Aaaaj! ¡Mmmmh! puto niñato ¡Aaaaj! ¡Aaaaj! ¡Mmmh! ¡Mmmh! ¡dame más caña!, ¡pervertido! ¡Ooooojj! ¡Ooooj! ¡Aaj! ¡Aaj! ¡Aah! ¡Aah!.- dejo de retarme, agarrada al borde de la cama, gozando los dos de lo lindo, con su coñito otra vez absorbiéndome y haciéndome gozar, como ya ni recordaba, y mis pelotas chocando en sus nalgas.
Le solté las piernas y la fui subiendo por la cama a pollazos, ella me miraba viciosa y me quería agarrar el culo, pero una vez subidos, le agarre los brazos y se los deje arriba, empezando a comerle esas hermosas tetas rojas y ardientes, con ella intentando soltarse mientras la follaba sin tregua. Optó por atraparme con las piernas, pero empecemos a botar en la cama, y se empezó a correr sin esperárselo otra vez. Esto tampoco le había pasado nunca, y aunque al principio le fastidiaba, en cuanto se corría, gozaba con esa polla sin parar y su coñito cerrándose con fuerza.
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La señora Andrea, y su problema de salud
RomanceEsta entretenida historia para adultos, cuenta de como me fue en la capital, al conseguir una beca en la universidad, y un trabajo ayudando a una vecina a pintar y tirar trastos de su piso.