La señora Andrea, y su problema de salud 3
Al día siguiente ya en su puerta, había pasado la mañana temblando cada vez que sonaba mi móvil, pero solo me reclamo el enlace de mi página de autor, y me dio las gracias por quedarme hasta que se durmiera.
Andrea se levantó estupenda, notaba el coñito dolorido, pero se solía hacer pajas dormida, así que no le dio importancia. Se fue al gimnasio a su hora y volvió con lo necesario para cocinar algo decente. Pero como estaba ya servida con los orgasmos que le dio Roberto, no pensó en el para follárselo, es más, se lo quito de la cabeza.
Pique al timbre, y enseguida me abrió, esta vez vestida de calle, pero ceñida y con escote.
-Hola chavalín ¿Qué tal las clases?.- me dijo sonriente.
-Hola bombón, me encanta tu modelito. Las clases mejor, ya voy alcanzando el nivel y no me aburren tanto. -le dije pasando mi mano por su cintura, besándole en la mejilla al entrar.
Cuando le bese, tan cerca, me olio y se empezó a poner cachonda. No lo entendía, pero casi se gira y me besa en la boca. Pero me dejo entrar, y cerró la puerta sin entender qué le pasaba.
-¿Y tú qué tal? Veo que mejor, has ido a tu hora al gimnasio. -le dije sentándome y encendiendo un cigarro.
-Sí, sí, me he levantado genial, y muy despejada. Ya sé que es mejor tomármela a última hora, pero esta vez dormiré en mi cama por fin. Ya no huele a pintura.- me dijo contenta, con mi polla asintiendo más contenta aún.
-Uy sí, es verdad, que me tuve que poner los cascos de música. Menuda manera de roncar. -le dije exagerando mucho.
-¡Jajaja! Si, sí. Que no cuela chavalín. -me dijo riendo.
-Bueno, un poco. Como el ronroneo de una gata -le dije burlándome y me saco la lengua negando.
-Que rico ¿A que huele? ¿Qué celebramos? -le dije al darme cuenta de que cocinaba.
-Ya lo veras, me sale de rechupete. -me dijo presumiendo.
-Con que este la mitad de bueno que tú, ya estará riquísimo.- le dije descarado.
-Ala venga, ya ha llegado el pervertido ¡jajaja! Caya anda, que te doy con la cuchara. -me dijo amenazándome con ella.
-Bueno voy al lio, cuidado si sales que te puede caer yeso del techo.- le dije apagando el cigarro en la pica.
Trabajaba a buen ritmo, solo me faltaba su culo, y con suerte se despertaría y me la chuparía, o me echaría de su vida. Pero algo me decía que bien hecha, la folláda de su precioso culo, no protestaría mucho.
Andrea le daba vueltas a lo que le pasaba al pasar cerca y llegarle mi olor. Le daban ganas de cogerme y besarme, pero al rato le pasaban, tal como le llegaban. No lo entendía, pero ya faltaba poco para que acabara, y me quería follar, aunque fuera solo por darme las gracias.
Comíamos charlando, y la miraba viendo que estaba cambiada, no hay nada mejor que unos buenos orgasmos para cambiarle la cara a cualquiera, pensé sonriendo. Se dio cuenta, y para "Enfriarme", me pregunto:
-Bueno mañana viernes, ¿podrás sacar al pajarito a pasear no? Que vas cada día más salido chavalín.- me dijo riéndose.
-Esta mañana me he follado a una compi de clase en los baños, no sé de qué te ríes listilla, ¿Y tú? Te va a crecer el himen otra vez.- le solté riendo yo ahora.
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La señora Andrea, y su problema de salud
RomanceEsta entretenida historia para adultos, cuenta de como me fue en la capital, al conseguir una beca en la universidad, y un trabajo ayudando a una vecina a pintar y tirar trastos de su piso.