La señora Andrea, y su problema de salud 1
¡RELATO PARA ADULTOS!
De cómo encontré un trabajo en la capital para poder pagarme los gastos de estudios, y como me fue con una vecina que me pagaba por pintarle el piso.
Llegue con una beca a la universidad, y unos ahorros para vivir mientras buscaba un trabajo. El alquiler lo pagaba mi universidad, pero necesitaba un trabajo a media jornada, para poder comer y pagar los gastos de luz y agua.
Busque, y busque trabajo, y todo era precario, o no podía ser de media jornada. Se me acababa el dinero, y ya estaba a punto de coger cualquier cosa, pero vi un anuncio en mi portal, para hacer unos arreglos y pintar, miré el piso, y subí a preguntar.
-Hola, me llamo Roberto, vengo por el anuncio, vivo dos pisos más arriba. -le explique.
Era una señora de unos 50 años, delgada y con muy buen tipo todavía. Me miro algo distraída y me dijo:
-Hola majo, soy Andrea, encantada. Si mira que te explico lo que hay que hacer, y a ver si te interesa lo que puedo págarte.- me dijo, como somnolienta.
-¿Se encuentra bien? la veo como dormida.- le pregunté.
-Ay, si, si, son las pastillas que me tomo para los nervios, me dejan algo tonta, pero me siento mejor.- me explico.
-Vaya, cuánto lo siento. Pero si le van bien, ya se acostumbrará supongo.-le dije mirando su buen culo al llevarme a la cocina, y de ahí al lavadero.
-Mira, hay que tirar esos trastos y pintar. Ya ves que no es mucha cosa, pero también quiero pintar esto. Ven mira. -me dijo pegándose a mí con sus buenos pechos, por la estrechez del cuartito, y saliendo a la cocina.
-Este techo. -me señalo el de la cocina, yendo a otra habitación.
-El pasillo, esta habitación, y ya está. -me dijo apoyada en el marco de la puerta.
-Bien, muy fácil ¿Cuánto paga?.-le dije fijándome en que se le cerraban los ojos.
-¡Andrea! Me está preocupando ¿seguro que no se ha tomado de más?-le dije zarandeándola.
-¿Eh? Si, si, no te preocupes, en un rato me pasa. ¿quieres café? -me dijo yéndose a la cocina.
-Si, gracias. -le dije cogiéndola de la cintura, y admirando sus curvas aún bien definidas y sus caderas duras.
Se sentó en una silla y me dijo:
-Sírvete tú, son de cápsulas. -me dijo apoyando la cabeza para atrás y cerrando los ojos.
-Muy bien, me serviré.- le dije viéndola ya dormida, con su bata más abierta, un hermoso escote asomando, y una pierna al aire, con una media a medio muslo. Me estaba poniendo a mil, la pureta drogada.
Hice los cafés, haciendo ruido y la miraba para ver si reaccionaba, pero nada.
-Andrea tómese el café. -le dije estirando un lado se su bata, y abriendo más el escote.
-¿Eh? Si, un momento.-me dijo sin abrir los ojos.
Mi polla se estaba animando con la pose de "pureta cañón" que se le había quedado al quedar KO. Me tome el café, me fume un cigarro sin pedir permiso, y le iba abriendo más la bata, y acariciando su escote.
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La señora Andrea, y su problema de salud
RomanceEsta entretenida historia para adultos, cuenta de como me fue en la capital, al conseguir una beca en la universidad, y un trabajo ayudando a una vecina a pintar y tirar trastos de su piso.