Capítulo 4

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Jimin sentía que sus ojos se voltearían completamente, si volvía a rodarlos, ante las absurdas preguntas del chico que caminaba a su lado, queriendo averiguar si era cierto o falso, hasta el más ridículo mito respecto a su especie

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Jimin sentía que sus ojos se voltearían completamente, si volvía a rodarlos, ante las absurdas preguntas del chico que caminaba a su lado, queriendo averiguar si era cierto o falso, hasta el más ridículo mito respecto a su especie.

—Entonces, tampoco pasaría nada si pongo una línea de sal frente a la entrada de la casa o en el borde de la ventana, ¿cierto? —el ser inmortal cerró los ojos, deteniéndose en el área de las verduras, para intentar comprender de dónde salía tanta invención. —De todos modos, ¿por qué sal? ¿Por qué no azúcar? ¿O es que la sal tiene algo especial? Siempre veo que la relacionan con los malos deseos, o sea, si alguien te desea el mal, sólo tomas un puñado de sal y lo arrojas tras tu espalda... pero, ¿no sería igual si tocas madera con los nudillos? —a este punto, el mayor sólo escuchaba un zumbido incesante, incapaz de concentrarse en la inagotable conversación del chico. —Aunque lo de "tocar madera"... —hizo comillas en el aire. —...es más para evitar que algo pase, como cuando le dicen a una chica que dice sentirse mal, así como un mareo, que es probable que esté esperando un bebé, y ella toca madera para que ese augurio no se haga realidad —el vampiro se mantuvo en silencio, recitando mentalmente el Reglamento de Supervivencia y Convivencia de los No Muertos, para recordarse por qué no podía silenciar al muchacho rompiéndole el cuello de un golpe. —Entonces, la sal y la madera no serían lo mismo para este caso, digo... si toco madera para que un vampiro no me hinque el diente, no funcionaría, pero si dibujo un círculo de sal en el suelo y me siento en medio, ¿qué probabilidades habría de que me mordiera? ¿O sólo entraría al círculo y me...? —el vampiro volteó tan repentinamente a verlo, que el interminable monólogo se detuvo abruptamente. Lo que el chico vio en aquellos ojos ambarinos, le heló la sangre. Había una sed asesina en ellos y eso le hizo estremecer de pies a cabeza. Algo le decía que su conversación ya no era bien recibida por su chupasangre personal y le convenía callar, si quería conservar la cabeza y extremidades en su lugar.

— ¿Tienes alergia a alguna cosa? —fue lo único que preguntó Jimin y el chico negó, sintiendo que era incapaz de formular una respuesta audible, con la lengua torpe.

Con el carro de compras lleno a tope, fueron hacia las cajas, para pagar por todo. Mientras lo hacían, el vampiro volvió a hablar, algo más tranquilo ahora que su charla fue silenciada al fin.

—El ejercicio es también una buena forma de mantenerte saludable y sabroso —dijo Park Jimin, como siempre, ajeno al veloz doble sentido que poseía el chico. Tal vez, el no muerto podía estar al tanto de los cambios de la sociedad, de la vestimenta y los avances tecnológicos, del dinero y la cultura, pero seguía siendo un anticuado en otros aspectos y, su crianza de principios del 1600, no ayudaba. El único indicio de la malinterpretación de sus palabras, fue el aumento de los latidos de Jungkook, junto al indiscreto rubor en sus orejas. Al vampiro se le hizo la boca agua, tanto por el bombeo de su deliciosa sangre, como por la cercanía obligada a la que estaban sometidos, esperando su turno en la fila para pagar. El ser inmortal se recordó bloquear el sentido del olfato, nuevamente.

Vampire Issues - JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora