Rubén esperaba fuera del consultorio, no era la primera vez que llevaba a una de sus chicas a visitar a Rogelio, lo que sí era una novedad era la desesperación con la que el empresario había pedido al doctor que la revisara y la tratara. A pesar de su insistencia en pasar al consultorio con Gloria, Rogelio se negó rotundamente al verlo tan alterado, así que revisó a la chica él solo.
A cada minuto que pasaba la ansiedad de Rubén se incrementaba, necesitaba saber algo, lo que fuera. Se repetía constantemente que él no quería que todo resultara así, para él, haberla llevado a la fiesta no era más que otra forma de hacer valer el poder y control que tenía sobre ella, pero las cosas habían escalado a un nivel al que nunca espero que llegaran, muchos menos al tratarse de Gloria.
Como puede resultar obvio, Gloria no era su primer esclava, muchas mujeres habían pasado por esas manos en las mismas condiciones en que ella lo hizo, de hecho, la mayoría de las esposas de sus principales ejecutivos, en algún momento vivieron la dominación de Rubén a cambio de un ascenso para sus maridos o para que conservaran sus empleos; y no era porque ese hombre adinerado y atractivo, no fuera capaz de encontrar una pareja sin hacer uso de aquellas artimañas, sino que el saber que podía hacer cualquier cosa que quisiera con una mujer, sin que ésta pudiera negarse, le brindaba un placer que jamás había experimentado de ninguna otra forma.
En muchas ocasiones, él trató de tener una novia, alguien a quien cuidar y que cuidara de él y, a pesar de que al principio las cosas fueran bien, tarde o temprano su naturaleza dominante hacía relucir una parte de él que resultaba intimidante para su pareja en curso, al punto de decidir dejarlo por no estar dispuesta a vivir con la voluntad alienada a sus deseos.
La única mujer que había logrado soportar aquella faceta de Rubén, era Ana, su asistente, quien llevaba muchos años enamorada de aquel hombre, lo cual ya era de conocimiento de Rubén quien, a pesar de no sentir nada por ella, continuamente le mostraba algunos indicios de que tal vez algún día pudieran ser algo más, ya que de esa manera no se comprometía a nada y la mantenía siempre ahí, fiel a sus deseos.
Aprovechando todo lo que Ana sentía por él, fue como Rubén logró drogar a Mario aquella tarde y abusar del estado de inconsciencia del hombre; de la misma manera en que incentivó que ambos mantuvieran relaciones de forma cotidiana, pensando que de esa forma lo tendría suficientemente distraído de Gloria, desviando así su atención de los pequeños indicios que pudieran presentarse, que evidenciaran la otra vida que su esposa estaba manteniendo con Rubén.
Ciertamente, para el empresario, fue sorprendente la facilidad con que Mario aceptó llevar una doble vida con Ana, pensó que se mostraría más reticente por la culpabilidad que experimentó tras aquella primera vez, sin embargo, ahora se le veía muy tranquilo manteniendo una aventura con ella, como si no pensara en lo que Gloria podría pensar si lo llegara atrapar, pero al ir en la misma dirección de lo que Rubén quería, no le dio más importancia a ese hecho, por el contrario, se sintió muy satisfecho al saber que en sus manos recaía el control absoluto de toda la situación.
La puerta del consultorio se abrió y Rogelio salió limpiándose las manos con una toalla húmeda, que luego tiró en un bote de basura, Rogelio no apartaba la viste de Rubén, el rostro del doctor mostraba indignación, lo cual era evidente el mostrarse ante Rubén con una mirada tan profunda de desagradó que fue completamente nueva para el empresario.
- Está muy maltratada, tiene un desgarre vaginal, no es muy grave pero tardará algunas semanas en estar bien, tiene varios hematomas en diferentes partes del cuerpo, los más serios son en sus senos, esos pueden ser muy peligrosos dado que pueden provocar el desarrollo de fibrosis, hay que estar al pendiente de ella, ya la he anexado a un plan de revisiones y tratamientos periódicos para que venga conmigo y la pueda tratar a tiempo en caso de cualquier eventualidad; finalmente está la mordida en su hombro, requirió una gran cantidad de puntadas, fue una herida profunda. También hay que decir que Gloria llegó en un estado muy alterado, por más que insistí en saber a qué se debía, no quiso decirme nada, no dejaba de llorar y estaba en riesgo de escalar a un problema mayor, así que le di un tranquilizante y se quedó dormida, tardará un par de horas para que despierte, mientras tanto tú y yo vamos a tener una charla.
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Gloria: una historia de sumisión
RomanceGloria es una ama de casa que ve cómo su esposo cae cada vez más bajo, en la profunda depresión que lo ha atormentado durante toda la pandemia, tras haber perdido su trabajo. Sumido en el caos de sus pensamientos, su vida y la de su familia, se han...