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― ¿por qué simplemente no te detienes?, BASTA. ― se escuchó con el ceño fruncido caminando hacia todos lados, con lágrimas en los ojos.

― ¡ES MI VIDA!, puedo hacer de mi vida lo que yo quiera!, ¡no me importa! ― grito el otro.

― Bien!, ENTONCES, simplemente haz lo que tú quieras!, ME largo!

― no!, espera!..


.....

"Butters.."

Se levantó con rapidez de la cama, su corazón latía con fuerza, las lágrimas comenzaron a caer, limpio su frente sudorosa, y sollozo. Paso sus manos por su rostro, pensativo a todo lo que estaba pasando.

Estaba muriendo por qué la culpa no lo dejaba en paz. Recordando aquel triste día donde tuvo esa discusión, esa discusión con su destinado, sentía su lobo interior aullar de dolor. Del pensamiento de no poder hacer nada

Apretó los ojos, tratando de pensar con claridad lo que estaba pasando, apretó su pecho en busca de contener el dolor. Alzó la mirada, volvió a bajarla.

Fue ese día, de lluvia, donde recordó no poder hacer nada, donde su destinado lo abandono por su culpa, por no hacerle caso, por estar destruyendo su vida. Dónde no pudo hacer nada para impedir que la presión de su Alfa se disminuyera y no terminará por quitarse la vida.
Recordó con tristeza la escena de su amado, la sangre, el sonido de la ambulancia, el llanto.

Respiro profundamente, las lágrimas cayeron he intento profundizar sus pensamientos. Miro hacia la ventana, la nieve tan blanca como su pálida piel caía. Se levantó del colchón , había estado pensando en demasiadas cosas, pero decidirse a algo era sumamente complicado para su situación. En si deseaba tener el hecho de querer morir en ese instante, y que mejor que por una sobredosis. Pero esos sentimientos siempre habían sido rechazados.

Se levantó de la cama para caminar hacia su repisa y sacar una de sus pastillas. Su celo se había presentado, y debía presionarlo, no deseaba que pasarán cosas indeseadas.

Su vida. Siempre había estado llena de dificultades que solamente no podía entender, abrocho su chaqueta y comenzó a caminar fuera de sus habitaciones, llegó a la cocina. Sabía que al menos había estado ayudando a Craig con las cosas que mantenían a su "hogar" limpió, comenzó a hacer el desayuno, pero en algunos momentos, se sentía mariado, la vista se le nublaba y sentía la temperatura subir. Por un olor mas halla del normal.

Colocó la mesa, los platos, y iba en dirección hacia la habitación de Craig para decirle que el desayuno estaba listo. Fue un grabé error el entrar sin preguntar, había tanta confianza en si que no esperaba aquello.

La escena de su amigo en tan mal estado, el sudor y el olor tan fuerte inundó sus fosas nasales que su corazón comenzó a latir con una fuerza incontrolable. Tucker estaba sudoroso, un momento incómodo de silencio. Kenny lo estaba mirando ahí parado en la puerta mientras se masturbaba y fue algo que jamás espero. Pero ambos tenian algo en acuerdo.

El celo les había llegado en la misma época, que habrían deseado no haber convivido. Las manos de Kenneth se movieron sin pedirlo, cerrando la puerta detrás de el, trago amargamente saliva y las feromonas de ambos salían uniéndose. No había amor, solo una atracción que ambos parecían necesitarla.

Kenny no había tenido un acercamiento sexual desde la muerte de su Destinado. Y Craig no la había tenido por qué su novio no se sentía preparado, lo que lo desesperaba.
Fue como un momento de rapidez, cuando ambos se acercaron y unieron sus labios, un beso lascivo lleno de lujuria. La saliva empezó a brillar por los labios de ambos, se separaron por un momento y el fino hilo de saliva que los separaba los volvió a unir, Craig bajo el cierre del suéter anaranjado del rubio, para quitarlo pasándolo por sus brazos, luego tomo las mejillas de Kenneth para seguir con el fogoso beso que se les atravesaba. El azabache no iba a perder su tiempo pidiendo por algo que tenía bajo su propio techo.

Los problemas de Kenny― Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora