Por fin habia llegado el esperado dia.
Mi progenitora no pudo acompañarme hasta la guarida de la hechicera por lo que tubo que hacerlo su marido.
La guarida de la hechicera se encontraba en unas tierras lejanas a mi hogar, tierras dominadas por un magico.
Una mezcla entre humano y camaleón, conocia a ese ser, no temia estar en sus dominios, de algun modo debí agradarle en su dia y se habia comprometido con una furbyana azul conocida mia, por lo cual yo era bienvenida alli.
Entonces entre, aquel lugar era grande y claro con dos puertas opuestas y grandes monte en una piedra flotante, presione sus rendijas y subi hasta donde me aguardaba la hechicera.
Era una mujer delgada, rubia, de mediana edad, muy agradable. Me estuvo preguntando sobre mi vida y finalmente me pregunto:
-¿deseas ser feliz?-
Respondi afirmativamente. Era imposible no hacerlo, era como si te leyese la mente.
Entonces extendio su mano y dejo caer sobre la mia unos caramelos.
Yo no queria aceptarlos, temia las consecuencias,esas cosas tienen su parte mala. Me negue desde un principio.
Pero mi cuidador y la hechicera insistían, te haran bien decían.
Finalmente volvimos a casa, yo aun dudaba sobre que hacer con estos caramelos.
Despues, aparecio madre, tube que tomarlos, me amenazo con el destierro hacia las tierras del este, a la laguna, con el guardian de esta.
