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Después de una larga semana de entrenamientos agotadores y del partido que habían jugado horas atrás, Leah empezó a planificar la cena. Decidió preparar su famoso plato de pasta con salsa de tomate y albahaca, acompañado de una deliciosa ensalada y una selección de vinos. Sabía que a sus invitadas les encantaría.

La hora de la cena llegó y Leah estaba ocupada en la cocina, cocinando con pasión y concentración. Las fragancias deliciosas llenaban la casa, creando un ambiente acogedor y apetitoso. El sonido de la música suave de fondo añadía un toque de elegancia a la ocasión.

Poco a poco, sus invitadas comenzaron a llegar. Alba y t/n fueron las primeras en llegar, trayendo consigo una botella de vino y una planta muy bonita como regalo. Leah las recibió con una sonrisa y un abrazo cálido.

—¡Hola, chicas! Gracias por venir —dijo Leah con gratitud.

T/n sonrió y le dio un beso. —Gracias por invitarnos, Leah.

Alba asintió con entusiasmo. —Sí, ¡espero que no nos hayas invitado solo por tu famosa pasta!

Leah rió. —Bueno, eso también, pero principalmente quería agradeceros  por todo el apoyo. Sé que todas vais a ser personas muy especiales en mi vida.

Las compañeras de equipo de Leah comenzaron a llegar poco después. El ambiente se llenó de risas, charlas animadas y la emoción por compartir una comida juntas. La mesa estaba decorada con elegancia, y Leah había preparado un menú espectacular.

Durante la cena, las conversaciones fluyeron de manera natural. Se habló de fútbol, de los desafíos y logros en el campo, y de los momentos divertidos compartidos en el vestuario. Leah miró a t/n  con gratitud, sintiéndose afortunada de tenerla en su vida.

Después de la cena, Leah sirvió un postre casero, un pastel de chocolate que hizo que todas exclamaran de placer. Rieron, compartieron anécdotas y disfrutaron de la compañía mutua. Era una noche especial llena de amor y amistad.

—Mmmm, que bueno está - dijo t/n,  limpiándole un poco la comisura de los labios.

—Tú también tienes un  poco, ven - la inglesa fue a donde estaba la menor

Mientras la velada llegaba a su fin, Leah se levantó y miró a sus invitadas con una sonrisa.

—Quiero agradeceros nuevamente por estar aquí. Habéis hecho que esta noche sea inolvidable. Sois increíbles y estoy agradecida de teneros en mi vida. Y, por supuesto, gracias a t/n por su apoyo constante.

T/n tomó la palabra.

—Leah, desde el momento en que te conocimos, supimos que eres una persona especial. Estamos muy contentas de formar parte de tu vida y de verte alcanzar tus sueños en el fútbol. Estamos aquí para apoyarte siempre, en el campo y fuera de él.

Alba asintió con entusiasmo. —Exacto, y siempre puedes contar con nosotras para futuras cenas y para cualquier cosa que necesites.

Leah se sintió abrumada por la calidez y el amor de sus amigas. Sabía que había encontrado un círculo de personas excepcionales en su vida. Sobre todo en las hermanas Putellas.

La noche continuó con risas y conversaciones animadas hasta altas horas de la madrugada. Finalmente, cuando las risas se convirtieron en suspiros de satisfacción, todas se levantaron de la mesa y se dirigieron al acogedor sofá de la sala de estar. Se acomodaron, sintiéndose llenas y satisfechas por la deliciosa cena y la compañía cálida.

Todas se encontraron de manera natural sentadas juntas en el sofá. Leah y t/n se abrazaron con ternura, sintiéndose más cerca que nunca. La música suave seguía sonando en el fondo, creando un ambiente relajado y acogedor.

Almas gemelas ~ Leah Williamson y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora