6. No Es Tarea Fácil Evitarte

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H. Al llegar fue directamente a su habitación, en donde por más que intente controlarlo, los arañazos en sus brazos no paraban, las lágrimas, falta de aire, los recuerdos y momentos se revivían una y otra vez en su mente como algo completamente pleno y vívido.

"La ruidosa lluvia colaboraba con evitar que se escuchase lo que ocurría más allá de ese lugar, en pocas palabras, nadie se enteró de aquel sufrimiento.

― Oye, helena, levántate, no hemos terminado la purificación ―Las chicas detrás de la pelinegra tomaron sus brazos levantándola nuevamente, aunque la chica que yacía en el suelo tenía golpes por su rostro, sus brazos tenían moretones, un hilo de sangre salir por su boca indicando los golpes internos que había recibido― Sigues siendo una sucia bruja, así que haz el favor de limpiarte antes de volver a tocar el salón de clases, ¿entiendes?

Aquella tomó por su cabello a la chica que intentaba mantenerse consciente, junto a una sonrisa que la pelinegra aborrece, alzó su mano a su labio, limpiando la sangre que había junto a una risa corta.

― No lo olvides helena, eres y siempre serás... Mi mayor distracción, no olvides limpiar todo este desastre ―Levantándose, las chicas que la sostenían la soltaron retirándose todas de allí, dejando a la chica junto a un desorden de aquel callejón ciertamente lejano de la escuela, claramente se retiraron con sus respectivos paraguas, e intactas. No, no fue una pelea, solo una salió herida.

― Mal... Maldita... Algún día... Juro que no tendré q-que verte de nuevo... Lo juro ―Lo anterior dicho por la pelinegra era en susurros al ver como se iban alejando de su vista, susurros desgarradoramente graves y llenos de ira, su cuerpo mantenía toda la impotencia que podía soportar, pero aun así no le era suficiente, necesitaba al menos golpearla, al menos ver como esa desagradable sonrisa desaparecía de su maldito rostro."

«Basta, basta, contrólate ya» Su cabeza comenzaba a doler más y más, dando vueltas al no ser siquiera capaz de controlar sus propios pensamientos. Suena difícil de creer, ¿pero en algún momento somos dueños completos de nuestra mente? Siempre hay algo que no se podrá manejar, aquello que todo el mundo nombra como "inconscientemente".

Una voz, una voz a lo lejos se escuchaba, pero esta se acercaba rápidamente a ella, era la voz de su madre, esta quedó helada no quería que la viera así, ni siquiera pudo responder, su cuerpo no estaba respondiendo como ella quería, y por más que quisiera responder, simplemente se le salía de las manos.

― Lo siento, Donson-san, helenie esta dormida, no quiero despertarla, debe estar cansada.

― No se preocupe señora Votto, solo vine a dejarle las cosas que había dejado por descuido en el aula, nada grave. Por cierto, puede llamarme Kazuo con confianza.

«¿Eh? Esa voz... ¿Kazuo?» Escuchaba con más atención al percatarse de una presencia de más, sin poder moverse, su mirada se desvió a la puerta de su habitación «Lo siento, Kazuo, no quiero relacionarme con las personas, di una oportunidad e intenté ignorar todo lo que las personas decían y que siempre me veían, pero... Supongo que mi limite es muy rápido de alcanzar aunque no es su culpa, es mía por creer que podía ser normal» Comenzaba a lamentar el permitir que alguien se acercase tanto a ella, al punto de no molestarle su compañía, pero no podía... El dolor que estaba sintiendo le hacía suprimir todo ello, y volver a su querida soledad.

― Es lo mejor... Para mi ―Aunque su mente no siempre decía la verdad de lo que realmente quería, pero algo que ella siempre ha sido, es alguien que usa la cabeza y no el corazón para tomar decisiones «Si lo pienso mejor, él podrá volver a socializar como siempre, si lo que esa chica dijo es verdad, simplemente no le agradaba verme sola, pero si lo evito, seguramente seré alguien más en la multitud» La seguridad de sus pensamientos le dolían, pero prefería ello a tener que volver a pelear una vez más con su mente.

Corazones MasacradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora