Capítulo 5 (FINAL)

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GABY

Cuando desperté esa mañana, nuestra cama aún despedía el aroma a sudor y las evidencias de una velada apasionada. Miré a Alex y eso me hizo sonreír. Ese chico cambió mi vida por completo, desde el momento en que me salvó de aquellos tipos en el callejón, mientras tocaban mi cuerpo y metían sus asquerosos dedos en mi interior. Alex apareció como si hubiera sido un ángel enviado para salvarme.

Cuánto tiempo había pasado desde aquel día; experiencias vividas, obstáculos superados, secretos develados y amistades forjadas bajo el fierro de la adversidad y el dulce néctar del deseo. Pero él y yo seguíamos juntos, con un lazo mucho más fuerte que el día en que vino a vivir a casa, sin saber que en él encontraría al amor de mi vida.

Han pasado algunas semanas desde aquella pelea de prueba en el lugar de Roger, la misma noche en que conocimos el placer en los cuerpos de otras personas, quienes ahora se han convertido en nuestros mejores amigos. Fue un gusto que ambos tomaran la decisión de iniciar una relación; Alex y yo celebramos la ocasión invitándolos a casa, brindando y después, llevándolos a la cama, una costumbre que durante estas semanas se ha hecho tan habitual que incluso hemos considerado el vivir todos en la misma casa; después de todo, Lulú se ha convertido en mi mejor amiga, Charly es como un hermano para Alex y hemos desarrollado un gran amor entre todos nosotros; tal vez hoy sea el día en que hablemos de ello, Alex quiere hacerlo desde hace mucho, pero no sabe cómo decírselo a Charly.

Poco tiempo después de haber despertado, Alex abrió los ojos, encontrándose son mi mirada y sonriendo, robándome el mismo gesto que sus deliciosos labios dibujaban en su rostro. Nos besamos tiernamente, como forma de saludar un nuevo día, pero en esta ocasión no habría nada de acción, pues él tenía una pelea por la noche, tal vez la última en el lugar de Roger, pues si se levantaba con la victoria, el trato que tenía con él expiraría, quedando Alex completamente libre de los negocios de ese hombre, a quien cada día detesto más.

Ambos nos levantamos y comenzamos nuestro día. Un baño para mí, mientras Alex hacía algo de desayunar; la verdad es que con el paso de las semanas se ha hecho bastante bueno en la cocina, cada día me sorprende con un platillo nuevo. No sé de dónde saca las recetas, pero salir de la recamara lista para a irme al trabajo y encontrarme con un delicioso majar servido por mi hombre, es una placentera y hermosa forma de comenzar el día.

Tras tomar mi desayuno regresé al baño para cepillar mis dientes y luego me dirigí directo a él. Lo abracé por la espalda mientras él permanecía sentado, disfrutando de los últimos bocados de su desayuno. Besé su mejilla.

- Te veré por la noche amor, los chicos quieren ir al Bungalow a celebrar tu victoria - él sonríe y me mira, con aquel gesto tan tierno con el que me invita a besarlo. Lo hago - te veré en el gimnasio, iré por mis muchachos e iremos juntos al lugar de Roger. Apostaré por ti en la noche cielo, como siempre, como toda la vida - un último beso antes de irme, pero él me abraza y me obliga asentarme en sus piernas. Es tarde, llegaré con demora al trabajo, pero no puedo resistirme a sus labios ni a la forma en que me toca las piernas, acariciándolas con las yemas de sus dedos, apenas rozando un poco mi piel, lo suficiente para hacerme estremecer mientras su mano continúa en su camino a mi entrepierna. Que sensación tan hermosa sentir sus dedos cuando me hacen a un lado las bragas y me acarician los labios. Un gemido escapa da mi boca mentiras la lengua de mi hombre trata de acallarlo. Alex saca sus dedos de mi interior, se aparta de mi, me da un pico en los labios y sonríe.

Me siento indignada y sonrió con un gesto en el rostro que le demuestra lo embaucada que me siento por lo que acaba de hacer. Le doy un ligero e inofensivo bofetón en su mejilla, el suelta una risilla. Me levanto y me arreglo la ropa. Tomó mis cosas y me dirijo a la puerta, pero entonces me detengo, lo miro. Suelto mis cosas y me dirijo a él, lo tomó de la nuca y lo beso, mi mano se posa en su miembro, lo acaricio con fuerza, quiero que su dureza me haga sentir el deseo que experimenta cuando lo toco. Pero al lograrlo le doy un pico en los labios, tomo mis cosas y me marcho mientras le dedico una ultima mirada, viendo como sus pantalones han levantado una tienda de campaña.

Gabriela: hasta el último roundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora