Acto IV La Nueva Era. Act IV New Age

13 0 0
                                    

Capítulo X: Los Caminos Accidentados
Chapter X: Bumpy Roads

Todos estaban a salvo, finalmente, gracias a la aparición de Accord a quien no conocían pero estaban a punto de conocer. La misteriosa joven no venía sola, estaba acompañada por sus compañeros del otro mundo: Yamato, María y la diminuta Sofi. Mark y compañía no podían estar más que estupefactos al presenciar tan peculiares individuos, desde su punto de vista, era como ver en carne y hueso a personajes de alguna historia fantasiosa delante de sus ingenuos ojos. Aunque siendo honestos, después de todas las cosas impensables por las que han pasado, ya podían esperarse cualquier cosa.
-"¿Ustedes acaso, también son mutantes?"- preguntó claramente sorprendido, Lugh.
Los del otro mundo también se hallaban incrédulos al verlos, en su mundo había humanos pero no como estos. Eran parecidos en físicamente hablando excepto en la cultura y apariencia: sus armaduras, armas, incluso sus miradas, eran radicalmente opuestas y peculiares a más no poder.
-"¿Mutantes, se puede saber qué clase de término despectivo es ese?"- María parecía ofendida por aquella palabra, "mutantes", sonaba como un nuevo tipo de insulto para ella.
-"Una iguana en dos patas y una ¿mujer diablillo? Justo cuando pensé que este día no podía ser más raro"- decía Mark mientras se rascaba la cabeza y hacía muecas groseras.
De repente Sofi se posó sobre la punta de la nariz del protagonista y lo observó con una cara de pocos amigos, la pequeña hadita le sacó la lengua y lo abandona inmediatamente, no sin antes rociarle un poco de polvo feérico. Mark tocía y sacudía su mano para deshacerse del polvo. -"¡Que Bola con la mosca!"- exclamó mientras todavía combatía el polvillo atrapado en su nariz.
-"Creo que les debo algunas explicaciones. Empezaré presentándome, soy Accord Lois, y quienes me acompañan son personas de confianza que me ha ayudado a llegar hasta aquí"- Accord entonces se dirigió a sus compañeros, para que tuvieran la oportunidad de darse a conocer.
-"Encantada, soy María Vermédez, caballero al servicio de la Santísima Diosa Ysindur. Un placer conocernos"- la tiflim se presentó con impecable cortesía, poco después su amiguita hada se posaría sobre la palma de su mano: -"Y ella es mi inseparable compañera, Sofi, puede ser un poco agotadora pero es un caramelo una vez la conoces"-
-"Yamato. Adepto del clan Puño de Sihori ¡es un honor conocernos!"- el wyviano chocaba su palma contra su puño para acto seguido inclinarse de manera reverencial hacia adelante al igual que haría un honorable artista marcial.
-"Ni idea de dónde ustedes salieron pero, lo justo también sería mostrar educación hacia quienes nos salvaron la vida. Ejemp! Sargento Ramiro Yatra, y estos hombres son mi equipo" dijo mientras señalaba a su escuadrón. -"Esos de ahí son el cabo Luwin y el coronel Ford"- señaló a ambos personajes que se hallaban unidos. -" y el chico con la espada mágica es Mark, puede que parezca un cretino al principio pero les aseguro que es una fiera peleando"- Mark se sentía bastante molesto por la parte de cretino.
-"¡Encantadísimo! Soy Gibert x) , espero que seamos buenos amigos"- el pequeño robots se aparece ante los nuevos sin que pudieran darse cuenta. Cada uno exhibía un rostro de genuina sorpresa a su propia manera, en especial Accord si tenemos en cuenta su pasado como científica e ingeniera.
-" o.o! ... Madre mía. Realmente son una "nibhilus", un "predarian" y una "lucinára" ¡es la primera vez que veo a tres especímenes, y juntos, con mis propios ojos!"- y Gibert empieza soltar cosas extrañas...
-"¿Qué sin sentidos éstas hablando? Soy una Tiflim, una mestizo... Yamato es un wyviarn ¡se puede saber que eres tú, estúpida cosa!"- María se quedó con una mala impresión de nuestro simpático y torpe androide.
-"Soy Gibert ¡ya lo dije antes! Soy un androide de categoría G1BR, fui construido el... fui construido el... ;c chale, no de nuevo"- su información principal también resulta que esta dañada, justo cuando parecía que iba decir algo útil...
Atraída por una insaciable curiosidad, Accord se arrodilla para ver más de cerca a el androide: -"Impresionante. Jamás había visto un diseña tan, complejo y único ¿no eres invención humana o sí?"- murmuraba la joven en lo que no paraba de observarlo con su ojo protésico.
-"(Afirmativo mi señora. Este constructo es obra de la civilización Sua'Vant pero soy incapaz de profundizar al respecto. Todo apunta que su creación es más reciente, no coincide con la antigüedad de las instalaciones, es todo cuanto puedo aportar)"-
-"Oiga señorita, si le soy sincero, esos implantes cibernéticos le quedan muy bien :3 "- eso era ¿flirtreo?
Accord no sabía que decir ante curioso cumplido, su rostro reflejaba su sorpresa y bizarrez respectivamente. La muchacha no supo qué responderle, se limitó a sonreírle con rareza y luego erguirse otra vez. Mientras la conversación tomaba lugar, Mark sería nuevamente incordiado por el mismísimo Talos, ahora con noticias importantes.
-"Esos dos que acompañan a Accord, son del Otro Mundo, del mundo de los Dioses, de quiénes ansío vengarme..."- Talos ocultaba rencor en sus palabras.
-"¿Cómo puedes estar tan seguro?"- Mark murmuró lo más bajo que podía, con la intención de hablar internamente.
-"La tiflim alaba a Ysindur, es a quién más detesto profundamente..."- su plática se detuvo abruptamente luego de pronunciar aquel nombre, se percibía un desprecio fuertemente arraigado hacia esa diosa en concreto.
Mark se tragó la saliva para contener su preocupación, tras escuchar a Talos tan agresivamente, no estaba seguro qué le deparaba exactamente... Poco después Accord se le acercaría.
-"Tú debes ser quien está blandiendo la Daedalus, eres la mano de Talos ¿correcto?"- Accord hablaba con una directa seriedad, deseosa de ir de una vez a la quid de la cuestión.
-"Ten cuidado, no confío ella ni tú tampoco deberías pero, no me explico cómo puede saber tanto... Escucha lo que tenga que decir y decide con cautela..."-
Mark pensó detenidamente en las palabras de Talos, era muy insólito como ella conocía de la existencia del ser que habitaba en la Daedalus, o más importante aún, la manera tan oportuna en que apareció. Los peculiares implantes protésicos que formaban parte de la joven, incomodaban un poco al muchacho.
-"Sí, llevo usándola desde, hace cuatro años... Solo yo puedo blandirla, por algún motivo"- Mark miró con atención la Daedalus mientras la tenía en manos, Talos se encontraba en silencio, expectante. -"¿Cómo sabes de Talos, tienes idea de qué es él?"-
-"Sé tanto como tú podrías saber, Talos es un ser antiguo a la par de poderoso. Se puede decir que es una especie de, Dios de la Guerra por así decirse, y ahora eres su elegido. Tal vez sea por eso que puedes utilizar la Daedalus pero desconozco sus verdaderos planes, me temo"-
-"Hay algo en ella que me resulta, familiar, soy incapaz de recordar la razón... Aún así, sigo sin confiar ella. Pregúntale de dónde viene, pregúntale quién es en realidad"- las palabras de Talos sonaban como órdenes más que nada, retumbaban en la cabeza de Mark.
-"Accord ¿se puede saber, qué es lo que buscas, por qué a mí, por qué viniste a mí?"- la palabras del muchacho eran desconfiadas y agresivas, todo era muy caótico y repentino para él.
Accord se percató al instante de su inseguridad, ella diría lo siguiente:
-"Te parecerá una absurdez inmensa, pero yo vengo de la Tierra al igual que ustedes y sé muy bien por lo que están pasando, por lo qué has pasado, y créeme que no tengo palabras para expresar mi angustia"- explicó con una tristeza y melancolía genuinas, no fingía en lo más mínimo. -"Quiero ayudarte, a toda la humanidad, quiero enmendar todo el daño que ha hecho ese monstruo, por Atlas..."-
Lugh prestaba muchísima atención a la conversación, él sabía detectar cuando alguien mentía o manipulaba, pero este no era el caso, el psíquico notó con sorpresa como la chica hablaba con honestidad, aunque a su vez él presentía que ella no les estaba contando la verdad completa. Lugh se reservó sus sospechas, continuó observando como se desenvolvían los sucesos.
Mark queda confundido y casi convencido por las palabras apesumbradas pero decididas de la muchacha, en sus ojos había un brillo, una llama de la cual estaba familiarizado. De algún modo, esta joven era como su alma gemela, no románticamente hablando sino en un sentido metafórico, él reconocía que Accord escondía un pasado doloroso y mancillado del que no se atrevería hablar abiertamente. El protagonista aún con sus dudas, se arriesgó a confiar en ella... le extendió la mano, en señal de buena fe, Accord se hallaba sin palabras.
-"No se diga más. Me basta con que quieras acabar con Atlas, yo quiero acabar con ese malnacido... ¿estamos?"- dijo Mark en lo que la miraba con reojo.
Accord se desharía de la pena y estrecharía su mano al fin: -"Sí, somos aliados..."-
Así cerraban su alianza. No muchos estaban de acuerdo pero carecían de un norte al cual apuntar y ésta desconocida tenía la brújula.
-"Síganme, conozco cómo salir de aquí. Harán bien en prestar atención a mis indicaciones"- explicó Accord.
-"Tiene razón. De algún modo, sabe moverse por aquí... Fue así cómo los encontramos"- diría Yamato a su vez que contemplaba con incertidumbre los insondables pasillos del Nexo.
-"¡Espera! Antes de qué continuemos ¿Sabes algo del equipo científico? ellos entraron antes que nosotros"- Ludwin se acercó apurado hacía ella, le exigió a que contara lo que sabía.
-"Es precisamente allá a dónde vamos. Hemos de darnos prisa..."- cerró abruptamente, ante la extraña pausa final de la joven, Ludwin empieza a sospechar de qué algo no le ha dicho pero decide no detenerla.
Accord finalmente se pondría en marcha, abriría ante ellos un nuevo camino y todos los terrícolas quedarían impresionados por sus poderes. La joven cumpliría con su cometido y los guiaría por las cerradísimas instalaciones por las que ningún alma caminaba, a pesar de formar un grupo considerable, no hacían más que sentirse como ratones dentro de un inmenso edificio, uno del que eran incapaces de entender sus verdaderas proporciones. Más que ratones, tal vez fuesen bacterias en el interior de un todo mucho más grande, de nada servía imaginar o divagar porque más preguntas acarreaban menos respuestas, encontrar el camino de regreso era lo único importante.
Aunque ese no era el caso del héroe de la Daedalus, Mark, él más que nadie tenía dudas. Ya sea por la naturaleza inquieta de la juventud o a lo mejor por todo por lo que le estaba pasando, "(Necesito saber qué está sucediendo, exactamente)" se decía en su mente... Primero comenzó acercándose discretamente a Gibert con la esperanza de lograr alguna respuesta, después de todo, el pequeño androide amarillo sabía más de lo que aparentaba. Gibert procedió a explicarle todo cuanto sabía, muy encantado, pero desafortunadamente quedaría atrapado en bucle de nuevo tras apenas un par de palabras, nuestro héroe no podía estar más desilusionado por no decir menos.
Entonces él vio a los nuevos y a su vez desconocidos acompañantes, María, Yamato y aquella incordiosa hada, Mark se acercó a ellos ansioso por conocerlos. -"¡Hola"- los saludó de manera liberal e informal. Los nuevos le dedicaron su atención, estaban exaltados e impresionados, no esperaban que uno de los terrícolas se les acercase y mucho menos con aquella actitud tan, jovial y positivista.
-"Hola..."- María le devolvió el saludo con la mano en alto y una tímida sonrisa. Sofi salía de entre sus cabellos rizados, mirando con recelo al muchacho.
-"Ey, eres quién porta esa arma legendaria, la Dédalos, es un honor conocernos en persona. Debes de ser un gran héroe de dónde vienes"- Yamato lo recibió encantado y con una patente admiración, se molestó en inclinarse para saludarlo con respeto.
-"¿Héroe? Jejeje, me basta con que me llames Mark"- dijo el joven héroe, un poco cansado de ser llamado así.
-"Oh, lo siento. Pues yo, Yamato, estoy encantado de conocerle Mark senpai"-
Senpai... Mark recuerda haber oído eso en algún lado. Su memoria llega en el momento oportuno, eso lo había visto en varios animes, gracias a Stancy. Eso significaba superior o alguien ejemplar si mal él no recordaba.
-"Esto... ¡Encantado también! Em Yamato, dono..."- pero acordaba bien de cómo se respondía correctamente...
Yamato queda perplejo en breve, para luego mirarlo alegremente: -"¡Impresionante! No esperaba menos de un héroe aunque, sin ofender ¿vale?, tu "Nantá" le falta más práctica"- dijo con un poco de vergüenza de no ofenderle.
¿"Nantá"? Pensó Mark sin la más remota idea de lo que ese reptil en dos patas le decía, solo le había compartido su burdo y pobre japonés. No hay dudas que estos dos, o mejor dicho tres, venían de otro planeta.
-"Tan joven y ya eres un héroe... Debe ser increíble, digo, tú nombre será recordado por las eras, impartido en la historia, inmortalizado en canciones"- María hablaba con mucha ilusión al respecto, al parecer dicho título era el honor más grande al que se pudiese aspirar.
Pero Mark no encontraba igual de fascinante tal cosa: -"Puede ser que suene divertido al inicio pero eso deja de ser genial en el momento en que ves gente morir... de los sacrificios que hay que hacer..."- Mark descansaba su mano sobre los pines de sus colegas adheridos a su chaqueta, los apretaba con fuerza.
Yamato comprendió al instante el pesar de Mark nada más ver su repentino y desabrío semblante. María por su parte, se sintió mal al despertar alguna vieja herida.
-"Lo siento mucho..."- diría después la tiflim: -"Por su supuesto, que no deber ser sencillo"- añadió en lo que cerraba apesumbrada los labios.
Sin desearlo, Mark había creado por accidente un ambiente apagado e incómodo, pero detestaba que fuese de esa manera, de inmediato pensó en cambiar de tema.
-"No pasa nada ¡Miremos el lado bueno! Los acabo de conocer, no todos los días uno puede decir que conoció a un monje raptor y una, inesperadamente bonita chica demonio..."-
Mark sentía que quizás se le había ido un poco la mano con lo de, raptor y chica demonio... Sin embargo, las recciones de ambos fueron muy positivas y además, acogedoras, despreocupadas. Estallaron en inofensivas carcajadas. No solo eso, algo profundo pero imperceptible surgió en Mark, un sentimiento que había olvidado y nuevamente afloraba, era calor y calma al mismo tiempo. Sentimiento por el cual fácilmente se dejaría llevar...
-"Monje Raptor"- ; -"Chica demonio... ¡Se te olvidó también el hada!"- respondieron Yamato y María respectivamente. De algún modo, el mismo fenómeno se propagaba entre ellos, como un invisible germen del que ahora estaban contagiados. De un momento a otro, la conversación se tornó más ligera, más tranquila y más simpática como cuando uno se encuentra con un alma afín y se pierde en infinitos temas, tal era el caso. Mark no sabía cuando fue la última vez que sintió tal conexión, jamás pensó redescubrirla con completos extraños, completos aliens.
El diálogo consistió en tópicos simples pero interesantes, intercambiaban información referente a sus mundos, a sus culturas. Yamato le contó a Mark sobre su entrenamiento con los Puños de Sihori, de cómo su fuerza y convicción no provenían de los músculos o la dureza en los puños sino del corazón y el equilibrio entre la mente y el cuerpo. La caballero le habló sobre la inherente belleza de las ciudades de Velentis, de la majestuosidad arquitectónica de las Iglesias Ysindianas, del honor de formar parte de la guardia caballeresca y la nobleza en las enseñanzas del credo. La tiflim sacó de su pelo a la incordiosa Sofi y la agarró con cuidado de sus alitas, en su mundo habitaban libremente criaturas misteriosas e incontables, Mark le costaba imaginar que existiese algo así, era como ver un libro o película cobrar vida.
Aunque ver una pequeña hada no fue lo único que le llamó la atención. Mark se muestra impresionado por la forma de hablar tan peculiar por parte de la Tiflim.
-"Tu acento, o creo que es tu forma de hablar, creo... Es como si hablaras español, español de España"-
-"¿Español, te refieres a mi acento? Es anlucio, la lengua que se habla en Anlucinia, la ciudad donde nací y crecí. En el Reino y el mundo entero se usa el "grecetio", el idioma con el qué estamos hablando justo ahora"-
-"¿Puedes hablar un poco de ese, anlucio?"-
-"¡Seguro!"-
Entusiasmada, María procede a recitar algunas frases y oraciones en su idoma nativo. Mark no creía lo que escuchaba, ese "anlucio" ¡sonaba exactamente igual que el español en su mundo! aunque con ligeras pero ignorables alteraciones dada la diferencia cultural y semántica. El humano entonces contestó con su español, un poco oxidado debido a su inglés dominante pero lo suficientemente decente como para impresionar a la caballero, y al wyviano. -"¿Ven? A eso me refería"- dijo Mark, encantado con la demostración.
Ante tan curioso descubrimiento, Yamato comenzó a cuestionarse:
-"Espera un momento... Al grecetio le llamáis, inglés. Hace poco hablaste nantá ¿cómo le llaman de dónde vienes?"-
-"Japonés... No te preocupes, estoy igual de sorprendido, si te soy honesto"-
-"Y, si te hablo en "Draguíco" ¿me dirías a qué lengua te suena?"-
-"Sí ¿por qué no? ¡Adelante!"-
Era el turno de Yamato. El wyviano les soltó frases crípticas acompañadas de sonidos serpentinos, como si una serpiente intentase comunicarse mediante los siseos de la lengua bífida pero aún así pudiese pronunciar palabras igualmente, las cuales eran extrañas y feas en el mejor caso... Mark no supo que decir ante un idioma tan, reptil, definitivamente no le sonaba de nada.
-"Sorry colega... Ni idea de qué fue lo que dijiste"- Mark estaba avergonzado.
-"No pasa nada. El draquíco es una lengua muy compleja, no se suele usar mucho fuera de nuestra propia especie"- respondió Yamato, muy desilusionado.
-"Oye, si te sirve de consuelo. Yo tampoco entendí mucho..."- María compartía la confusión del chico.
Interesante, eso explica porque podían comunicarse sin problemas hace poco, grecetio e inglés... ¿por qué será que los idiomas de dos mundos tan apartados sea, coincidentemente, iguales? Es una conveniencia muy bienvenida ¿no lo parece?

La Espada de los Destinos. Dos Mundos. Libro 1 La Profecía CumplidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora