Melodia. Parte. - 4

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Luego de unos cortos minutos de curación Nico y Nicol entran, él lo que primero hace es acostarse sobre la camilla a llorar, exagerando la situación, Nicol lo saca de encima.

—¿Porque hiciste eso? Mira como estás.

—Si no lo hacía iba a salir lastimada, no podía quedarme viendo eso.

—¿Porque aun sigues con esa idea?. Tienes que dejar de pensar en eso.

Los tres se quedan en la enfermería descansando mientras las visitas llegan, sus compañeros, su maestra y los chicos que se cayeron por las escaleras vinieron a pedirle disculpas con un regalo para así ser perdonados y aliviar un poco la culpa con la que estaban cargando, casi todos vinieron a verlo, excepto la chica que salvó, a la que mas esperó y la que tuvo mucha fe no apareció.

Ya era tarde y debian irse, Nicol le dice con su mirada que ella tenia razón, le agradecen a la enfermera y se van del colegio, Joan se va triste y decepcionado, pero lo que no sabía esque ella llegó a la enfermería a verlo pero ya se habían ido, eso lo hubiera hecho feliz.

De camino a casa Joan recibe un mensaje de su madre que le decía que pasara por el super y comprara algunas cosas para la cena, estaba cansado pero decide hacerlo, compra todo lo que estaba en la lista.

Al salir del super es agarrado de su campera por alguien desconocido llevándolo a la fuerza a una plaza que quedaba al lado del supermercado, rápidamente se da cuenta de que es su compañera de banco, al llegar lo pone enfrente de ella, busca nerviosa en su bolsa algo, saca un jugo en caja y se lo entrega agachando su mirada, escondiéndose, Joan lo toma y le da las gracias.

—G-G-G-Gracias, p-p-por salvarme.

Saca de su bolsa una caja bastante grande que tenían curitas, vuelve a buscar y saca vendas, cinta, gasa, alcohol y se lo entrega todo en una bolsa.

—Iba a dartelo mañana, pero me alegro haberte encontrado hoy, asi no llevo tanto peso a casa.

—De nada.

Ambos intentan hablar al mismo tiempo pero se interrumpen y Joan le da lugar para que hable ella.

–¿Podrías decirme c-como es que t-tenes amigos tan rapido?.

–¿Eh? Solo soy yo.

—Durante tres años fui yo y aun no he conseguido siquiera una amiga con quien hablar, creo que todos me odian.

Joan pensó que le gustaba estar sola, que lo disfrutaba y se sentía cómoda, jamas pensó que en realidad ella intentaba hacer una amiga, pero debido a su forma de ser jamás lo había conseguido y anhelaba hablar con alguien y descargarse.

—Yo puedo ayudarte y tambien seré tu primer amigo, ¿que te parece?.

Un brillo casi invisible se dibuja en sus ojos, pero no se notaba ya que a ella no le gusta mostrar sus emociones.

—Así que ahora en más puedes contar conmigo y podre escucharte, así que apartir de mañana trátame como a un amigo.

Él se ríe por la manera en que lo dijo y como ella lo miraba, se despide con una simple frase común, pero ella lo agarra de la campera.

—Dame tu teléfono.

Lo dijo frío con una mirada escalofriante, él se asusta y le entrega su celular, ella lo mira confunsa.

–¿Que haces?.

—¿No querías mi teléfono?.

—T-T-Tu numero.

—Tienes que cambiar la forma de decirlo, pensé que me querías robar.

Ella le tira con un envoltorio de golosinas para hacerlo callar y demostrar lo molesta que se encontraba.

—Pásame el tuyo y te mando un mensaje así me agendas.

Ella queda en silencio pensando, mira a su alrededor y trata de recordar.

—¿No te acuerdas de tu número, verdad? Como puedes pedirle el numero a alguien si no te acuerdas del tuyo, dame tu celular.

Ella se lo entrega, él anota su numero y lo guarda, pero ve que es el segundo contacto guardado y se da cuenta de lo que dice es verdad, una vez agendado se lo devuelve.

—Ahora mándame un mensaje cuando lleg...-.

—¡Ya se! No soy tonta.

Él la mira, luego de agendarse se despiden estrechando sus manos y se van.

Cuando llega a casa, pone su teléfono a cargar, lo prende y tiene 17 mensajes de un numero desconocido, que era ella, los primeros mensajes fue como si le errara al escribir y le causó gracia, y los demás decían:

—"Gracias por pasarme tu numero" —"Espero que me ayudes a ser como"—"Vos y conseguir una amiga"—"Voy a dar todo de mi"

Él se ríe por la forma de escribir de ella y le pide su nombre, ya que nunca lo supo, en todas estas semanas.

—"Cierto, mi nombre es Estefanía"

—¿Estefanía?".

Sonríe al leer su nombre.

—Mi nueva amiga especial, espero volver a ver esa sonrisa algún día.

Asi hizo oído sordos a los demás y se acercó a ella sin importarle nada, él sentía algo en ella, simpatía, pena, no lo sabía, pero de lo que estaba seguro es que nada ni nadie borraría la sonrisa que vio esa mañana húmeda, ahora tendra un trabajo duro, ayudarla a conseguir una amiga que la acepte como es y la vea con los mismos ojos que él, que se ria con ella y no de ella.

Alex M. Martínez.

El Silencio De Los DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora