Alastor se consideraba un demonio de buen gusto. A diferencia de otros Overlords, para él, lo importante era la calidad y no la cantidad del tipo de almas que él deseaba. Después de todo, no necesitaba poseer pecadores para ser poderoso. Su fuerza provenía del misticismo que había traído con él.
Esa era la razón por la cual llevaba diez años cazando esta presa específica.
Al principio, él no había tenido interés en Husk. Alastor lo había conocido en un club cualquiera, apostando todo lo que tenía en una mesa, bebiendo una botella de licor y con una risa ronca y rota que carecía de alegría o dicha. Alastor no habría reparado en el felino si no hubiese sido por la forma en que Husk estaba haciendo trampa, con trucos sobre las cartas, en las monedas sobre la mesa y desapareciendo cada una de ellas por otras con algo escondido. No era verdaderamente magia, pero Alastor había reconocido el talento y la forma en que todos prestaban atención a Husk cuando este hablaba. Los otros demonios estaban tan distraídos prestando atención a la boca del felino en lugar de notar lo que sus manos hacían.
Después de esa noche, había sido una serie de encuentros casuales en diferentes clubs y casinos. Una memoria más entretenida que la anterior. En algún punto, Alastor había sentido la necesidad de buscar a Husk y simplemente disfrutar de sus retorcidos engaños y maneras de estafar a la gente. Si Alastor se preguntase dónde había nacido su fascinación por alguien que parecía jamás sonreír, él creería que era ese horrible carácter que curiosamente atraía a tantos.
En los años vio a Husk pelear, encargarse de problemas, enfrentarse directamente a demonios poderosos, terminar terriblemente borracho, ganarse enemigos y solucionar sus problemas sin la ayuda de nadie. Seguramente en vida había tenido una existencia similar a la que cargaba en el Infierno. Alastor eventualmente decidió que el alma de Husk sería una excelente adquisición y él comenzó a tentarlo, a ofrecerle riquezas, suerte y tantas cosas más. Pero Husk siempre lo miró como si hubiese contado el peor chiste porque, al parecer, no deseaba nada.
Y eso fue como un reto. Alastor siguió insistiendo, lo que lo hizo cazar a Husk con mayor insistencia y verlo perder la paciencia con regularidad. El último mes, Alastor se estaba encontrando con la posibilidad de que su fascinación se había vuelto una obsesión y todo por culpa de una sonrisa.
Una rota, melancólica y llena de un profundo amor.
Un mes atrás, como solía ocurrir, el casino de turno forzó a Husk a trabajar para ellos y así saldar su deuda. Aunque usualmente lo ponían atrás del bar, esta vez lo subieron al escenario y lo animaron con licor barato. Una canción tras otra, Husk se limitó a tocar una serie de instrumentos, dejando que los otros demonios en la banda se encargaran de cantar. Pero algo debió ocurrir, tal vez su estado de embriaguez o el tren de pensamientos al cual Alastor aun no tenía acceso. Pero entrada la noche, cuando casi no quedaban clientes, Husk se acercó al micrófono y cantó.
Algunos dirían que su voz necesitaba práctica, pero eso no fue lo que llamó la atención de Alastor. En esa canción country tuvo un efecto en Husk que lo hizo cantar con profunda emoción. Alastor sospechó que se trataba de un viejo amor, de alguna amada que dejó a Husk y él se sentía culpable por haberla perdido. Pero aun así su hipótesis no justificaba esa nostálgica sonrisa que se posó en los labios del felino.
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A soul for a life
Fanfiction«Hazbin Hotel» [Alastor/Husk] «RadioHusk Week 2023» -Mi alma a cambio de la seguridad y el bienestar de Crymini. -¿Entregas tu alma indefinidamente? -Alastor abrió sus ojos con curiosidad. -Mientras ella exista. -Husk corrigió. Eso podría implicar l...