A third?

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Le alegraba notar que Crymini había pasado un buen día. Mentalmente Husk se había estado preparando en prioridad a ella para garantizar que el cumpleaños de Sophie fuese llevadero. Alastor había ayudado, preparando la comida favorita de la madre de Crymini, diciendo que era un ritual para los muertos, pero a la inversa, porque eran ellos quienes estaban recordando a los vivos.

—Para que mamá tenga una larga y buena vida. —Crymini había brindado con su taza de café.

—Y cuando la Muerte se anuncie en su puerta, ella sea premiada con el Paraíso lejos de aquí. —Alastor contribuyó— ¿verdad, Husker?

Verdad.

Crymini había pasado con él todo el día, no hablando de su madre, pero haciendo cosas que seguramente Sophie hubiese disfrutado. Hasta se había comprado ropa mucho más femenina y delicada porque era probable que eso hubiese querido que su madre usase. Aunque Husk notó que era un estilo muchísimo más antiguo, unas cuantas décadas atrás, pero era lo que se encontraba en la Colonia Caníbal, ¿no? Y si Alastor encontrase el vestido encantador, seguramente eso le alegraría a Crymini también. Hasta lo había comprado en ese color fresa que el Overlord insistía que era el de ella.

—¿La extrañas? —Crymini preguntó cuando por fin volvieron a casa y se habían puesto a oír el programa de Alastor.

Husk miró el reloj en la pared, su Overlord debía estar haciendo su caminata de regreso en ese momento, atrapando alguna presa descuidada. Por lo menos Alastor no volvía apestando a muerte y sangre. Siempre entraba impecable, aunque a veces tenía la ropa destruida, como una pequeña medalla al honor del valor de su víctima.

—¿Papá...?

En unos meses sería el cumpleaños de Crymini, seguramente Rosie querría organizar algo grande, con toda la colonia relacionada. Y Alastor se encargaría de la música, escogiendo deliberadamente todas esas viejas canciones que a Crymini le gustaban y que podían avivar una fiesta. Ahora ella tenía amigos, o por lo menos se llevaba bien con los pecadores y canes infernales contratados como seguridad. No, él creía que eran sus amigos, los había visto bromear y hacer planes. Esa pequeña mimada se había ganado el liderazgo del grupo rápidamente a través de crudos comentarios y fuerza pura. Sí, sería una gran celebración. Alastor se encargaría de que durase días. Lo que lo dejaba con el trabajo más importante, Husk se encargaría de traer cosas modernas que Crymini amase porque alguien debía apelar por eso. Tal vez una de esas bandas punk infernales que le gustaban.

—¿Papá? —Crymini lo mordió suavemente en el doblez de su ala para traerlo a la realidad.

—¿Sí? —Él reaccionó.

—¿Estás... bien?

Estaba...

Estaba demasiado tranquilo.

Esa fecha solía ser peor que el Día de Exterminación, pero los anteriores años no había tenido a Crymini a su lado y no había estado Alastor merodeando por todos lados. Los anteriores años, en día, él había estado solo, absolutamente solo y esa fecha solo le recordaba todo lo que había perdido por sus vicios.

Por mucho tiempo Husk creyó que ese siempre sería su destino. Que ese día en específico sería un recordatorio, una marca más, sobre el vacío que vivió y la existencia que tendría.

Pero ese día había estado con Crymini todo el día, como en los viejos tiempos y había sido agradable. Hasta el sentarse ahí escuchando a Alastor había sido grato. Había sido un buen programa de radio, no lo suficientemente extraño o grotesco. Tal vez porque Alastor sabía que ellos estaban escuchándolo. Sí, entre Husk más lo pensaba, seguramente había sido eso. Porque Alastor hizo algunos comentarios que eran obviamente para ellos y cuando Crymini mencionó en voz alta que querría escuchar Sing, Sing, Sing (With A Swing) por Benny Goodman, Alastor la había puesto minutos después diciendo que era un clásico en su casa. Y si bien no era la canción favorita de Sophie, definitivamente era la canción que ellos escuchaban.

A soul for a lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora