—Sabes que no necesitas hacer nada de esto.
Crymini terminó de poner uno de los pantalones a cuadros en su maleta y lo miró.
—Lo sé. —Ella enmarcó una ceja—. Solo serían tres días a la semana.
—Pensé que no querías irte de aquí.
—Y no lo hago. Voy a volver. —Crymini se cruzó de brazos y desvió la mirada—. Necesito hacer esto.
—¿Necesitas irte...? —Husk enmarcó una ceja.
—Necesito volver. —Ella masajeó su entrecejo—. Necesito probarme a mi misma que puedo volver, que voy a volver, que ustedes... van a querer que vuelva.
—Morita... —Él intentó acercarse, pero era uno de esos días donde ella tenía su espacio personal bastante incrementado. No estaba molesta ni enojada. Pero su cola estaba en alerta y era mejor respetar sus límites. Así que él se quedó en su lugar y Crymini le sonrió por ello—. Me jode tener que admitir esto, pero si no vuelves pronto, es muy probable que Al decida crear un camino de tu comida favorita para atraerte de regreso.
Ella rio maliciosamente y sus hombros se relajaron.
—Como un Hansel & Gretel, pero a la inversa. —Ella rio con fuerza—. Oh, me encanta. Ahora estoy más motivada de hacer eso
Husk masajeó su entrecejo y se recordó que esa era la decisión de ella. Que no podía simplemente encerrarla o aislarla de todo el Infierno.
—Además, quiero hacerlo. —Ella se sentó en su cama—. Rosie paga bien y no necesito tener un contrato con ella para hacer esto.
Ese era el dato importante. Crymini quería hacerlo; ella tenía esa energía destructiva y violenta que buscaba todos los días desahogar con el primer idiota que se le ocurriese cruzar su camino. Cuando no lo lograba, Crymini terminaba reaccionando a cualquier cosa de las formas menos esperadas y luego sintiéndose culpable por ello. Alastor había sugerido llevarla con él a sus pequeñas caminatas, pero a Husk no le sentaba bien que Crymini terminase tan envuelta en las masacres del Demonio de la Radio. Ya estaba muy cerca de probar la dieta especial de Alastor por cuánto amaba el cómo él cocinaba.
Así que de cierta forma era mejor que Crymini hiciera guardias para proteger la Colonia Caníbal. Siempre había algún ingenuo que pensaba atacar el lugar o caminaba por la calle incorrecta.
Pero Husk se había acostumbrado a la rutina que tenían y lo desanimaba saber que unos días entraría a la cocina y no oiría las risas de Alastor y Crymini mientras este preparaba algo o las cenas donde ellos respondían las preguntas que ella había ido acumulando a lo largo del día...
...le daba algo de ansiedad.
Pero era lo que Crymini necesitaba.
¿Qué había dicho Rosie cuando le anunció que había contratado a Crymini? «Toda dama necesita su pequeña dosis de impetuosa violencia fácilmente justificada»
—¡Joder!
Los dientes de Crymini mordieron el doblez de una de sus alas y él maldijo en otros tres idiomas. Ella se rió, esa literal risa de hiena que tenía con su pequeño hocico manchado con sangre, plumas rojas en sus labios y sin un gramo de culpa. Husk gruñó, esto le pasaba por vivir con puros locos depredadores.
—Deja de ser un amargado. —Ella volvió a su armario y tomó su bate de béisbol cubierto de clavos y púas—. Debes hacerle compañía a Al.
—No entiendo por qué te agrada él.
—Oh, sí, claro, soy a la única que él le agrada. —Ella comenzó a escoger sus accesorios—. Como si fuese difícil tomarle afecto al tipo que cocina todos los días para nosotros, canta y baila increíblemente bien, es un raro, no parece molestarle que le haga miles de preguntas—
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A soul for a life
Fanfic«Hazbin Hotel» [Alastor/Husk] «RadioHusk Week 2023» -Mi alma a cambio de la seguridad y el bienestar de Crymini. -¿Entregas tu alma indefinidamente? -Alastor abrió sus ojos con curiosidad. -Mientras ella exista. -Husk corrigió. Eso podría implicar l...