Capítulo 2

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Renjun restriega su rostro suavemente en el pecho del mayor, ronroneando de gusto ante la calidez. Aspira el aroma y es entonces que se percata de que algo en el olor del contrario no es como lo recuerda, pues Jaemin huele más sutil y Jeno más almizclado. Abre los ojos, alejándose del cuerpo musculoso.

Ah, era Lucas. Con razón se movía tanto durante la noche.

Se talla los ojos, irguiéndose en la cama. Se le había olvidado que Lucas y él dormían juntos mientras se quedaban en su vieja casa. De hecho, el mayor en cuestión seguía durmiendo, roncando suavemente con la boca un poco abierta. Renjun sonríe con diversión e intenta cerrársela con cuidado, pero el mayor frunce el ceño y se da la vuelta entre quejas, abrazándose a su almohada.

Renjun niega, aunque lo deja estar, bajando los pies de la cama para levantarse. Jaemin duerme con ambos brazos tras su cabeza, como si se hubiera quedado de aquella forma mientras pensaba. Jeno, por su parte, ya está despierto, y le mira con ojos somnolientos y expectantes. Renjun le sonríe y camina en silencio hasta acostarse con cuidado entre ambos.

Acaricia el estómago de Jaemin mientras toma la mejilla de Jeno y le planta un suave beso en los labios. ―Buenos días, dormilón ―murmura, recostándose en él y pasándole una pierna encima.

Jeno se ve complacido con sus acciones, acariciando posesivamente su pierna. Sin embargo, les da la vuelta, haciendo que Renjun quede bajo su peso. ―Hueles mucho a Lucas ―menciona, besando a Renjun en la boca, sin preocuparse por nada más.

Renjun rueda los ojos, pero acepta el beso, abrazándose al cuello del mayor. No puede reclamarle cuando sabe que a Jeno y a Jaemin les picaba en la nariz oler el aroma de otra persona en él con tanta fuerza; sobre todo, porque al despertar sus sentidos estaban más sensibles y agudizados. Se besan hasta que Jeno luce más satisfecho, oliéndose a sí mismo en el menor. Asiente conforme. ―¿Ya estás más tranquilo? ―pregunta Renjun y Jeno vuelve a asentir.

Jeno se recuesta en su pecho, queriendo escuchar los latidos de su corazón, justo cuando Jaemin se estira a su lado, despertándose. Bosteza, para después parpadear y saborear su aliento matutino. Se acomoda a un costado, posando mientras observa a Renjun, quien le mira devuelta. ―Hey, bebé ―dice seductoramente, acariciando los cabellos del menor.

Renjun suelta una risilla. ―Buenos días ―susurra, mirándolo con adoración.

Jaemin se inclina a besarlo como forma de devolverle el saludo, sentándose en el suelo momentos después. Le da varios golpes suaves a Jeno en la cabeza, dándole a Renjun una mirada pensativa. ―¿Qué crees que descubras allá? ―pregunta, refiriéndose a su encuentro con el Celestial del día anterior.

Renjun se muerde el labio inferior, tomando la mano de Jaemin para detenerlo y al mismo tiempo entrelazar los dedos. Jeno no parece molesto de cualquier modo, acostumbrado a las bromas de Jaemin. ―No lo sé ―admite, besando la coronilla de Jeno―. Me emociona, pero... ―medita su siguiente respuesta―. ¿Y si no es lo que espero? ―murmura, algo cohibido.

―¿Y qué es lo que esperas? ―inquiere Jeno, levantándose para verlo mejor.

Renjun hace mueca, sentándose para estar a la par de ellos. Juguetea con sus manos, dándole vueltas a su anillo de matrimonio. ―Supongo que estoy idealizando la situación un poco ―dice, sonriendo con timidez.

Jeno niega, besando su frente. ―Es de esperar que estés emocionado ―menciona, justo antes de que Jaemin asienta de acuerdo.

Le acaricia los cabellos, deseando encerrar a Renjun en una burbuja cada que hace aquella expresión. ―Así es ―afirma él―. Se suponía que no existían más Celestiales y de repente hay toda una academia con seres de todo el mundo ―le pasa un brazo sobre los hombros―. Mi amor, sería extraño que no te emocionaras ―alega, besando su mejilla.

Divino [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora