Cuarta Parte

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Solo unos metros por delante, escucharon el chirrido de las llantas contra el asfalto, aquel auto había frenado en seco y el motor aún rugía. De las pocas opciones que tenían, Harry decidió que avanzarían por un túnel.

Empuñó el revolver a la altura de su cabeza mientras Louis alumbraba el camino con la linterna del celular. Avanzaron con dificultad hasta que divisaron una tenue luz al final. De repente, un escombro rodó hasta el zapato de Louis haciéndole dar un paso atrás. Harry siseó y silenciosamente lo apartó de la pared. Intuía que había algo que los observaba escondido entre las penumbras.

Se dieron cuenta de que no estaban solos cuando Louis iluminó en la dirección que Harry le señaló. Pero no se trataba de una amenaza, solo era un grupo de indigentes que intentaban pasar desapercibidos al apegarse a las oscuras laderas del túnel. Algunos de ellos se sobresaltaron al ver el cañón del revolver apuntándoles. Solo pasaron de largo hasta llegar al final.

Tuvieron que avanzar sigilosamente, aunque no pudieron evitar del todo las avenidas. Había gente por doquier. Personas enfermas y consumidas por ese deseo irracional de tener el derecho de tomar vidas ajenas. Se ocultaron detrás de una pared cuando un auto pasó por su lado a una velocidad inconcebible, tenían un lanzallamas en el capó. El copiloto había disparado a la mujer solo metros por delante caminaba tambaleante mientras gritaba iracunda que era la santísima trinidad. La mujer murió al instante por los múltiples impactos de bala y su cuerpo fue consumido por el fuego mientras el carro avanzó a toda marcha.

Louis tragó duro cuando cruzaron la avenida. Aquella mujer yacía en el piso siendo un montículo de fuego. Había escuchado sobre las distintas formas de asesinato esa noche, pero nunca había presenciado uno y menos con esa indolencia humana. Harry le dio un leve y corto masaje en la parte baja de la espalda cuando notó su agobio. Le hizo un gesto para que continuaran y para que se mantuviera alerta.

Cuando estaban cerca del punto de seguridad llamaron a Maurice. «Tuve que salir a hacer mi ronda» fue lo primero que les dijo, después agregó: «Regresaré en unos minutos, pero pueden pedirle las armas a Terrance. No dirá nada. No le di detalles, pero dijo que ayudaría. Les dará todo lo que necesiten» Harry agradeció y colgó la llamada.

Tiempo después se encontraban escabulléndose entre las barreras metálicas que rodeaban el punto de seguridad. Se trataba de una tienda de campaña militar de tamaño considerable donde se podía encontrar: camas, mesas con comida y bebida, así como armamento adicional. También había un área de primeros auxilios en la parte trasera, para la atención básica de los guardias o aquellos a quienes se les permitiera pasar la noche después de escapar de una muerte segura en las calles. Harry estaba familiarizado con todo eso, con los espacios, la ubicación de las cámaras de vigilancia y de los movimientos que solía realizar un guardia en servicio. Si no hubiera renunciado, Harry se encontraría en un punto de seguridad como ese, con su compañero designado, intercalando rondas solitarias cada dos horas.

Sabía que lo menos que podía hacer era arriesgar sus identidades, así que antes de entrar a la carpa hizo que Louis cubriera su cabeza con la capucha de su sudadera, él hizo lo mismo. Lo mejor -en caso de que alguna cámara los captara- sería que los altos mandos piensen que se trataba de depuradores y no de un ex trabajador del gobierno.

Harry fue el primero en asomar la cabeza por la parte trasera de la tienda, no había nadie así que Louis también entró.

Carraspeó y entonces dijo—: Collins, el guardia Maurice le ha informado del porqué de mi intrusión.

Lo había llamado por su apellido, fuerte y claro para que el hombre pudiera escucharlo. Había la posibilidad de que el guardia estuviera tomando una siesta.

That Sacrifice Tonight L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora