capitulo 5

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Decir que Lukas estaba entrando en pánico, no le hacía justicia a la verdad. La palabra pánico se quedaba pequeña a la hora de describir lo que estaba experimentando en ese momento de pulso acelerado y temblor en sus manos. Apenas leyó los mensajes de su Hyung, fue como si el celular de repente quemara su piel, lo arrojó sobre la cama y soltó un chillido agudo a causa del miedo y la ansiedad que probablemente el mayor desde la puerta podría haber escuchado lo que había hecho minutos atrás.

Cayendo en la cuenta de la gravedad de la situación.

Dios, acabo de masturbarme pensando en él ¡Y ahora está aquí! ¿Qué hago ahora? No entendía nada y tampoco entendía por qué rayos Carlota se empeñaba tanto en juntarlo con su novio hasta el punto de pedirle que fuera a hacerle compañía. ¿En serio era tan ingenua como para no notar el interés que yo sentía por él? ¿En serio era tan dulce como para enviar al chico de niñero para su hermanito menor enfermo? ¿O se había dado cuenta de todo y estaba tratando de probarlo? No, Carlota nunca haría algo así, a Lukas le constaba eso. Su hermana lo adoraba tanto que quería a toda cosa que se llevara bien con Alejandro, esa era la única explicación que había para todo esto. Había visto la oportunidad al hacer que el mayor lo cuidara mientras se sentía mal, seguramente pensaba que con eso los dos se volverían cercanos.

¡Maldita seas Carlota!

Ser mimado cuando estaba enfermo. ¡Amaba eso! Si fuese cualquier otro ser humano estaría muy agradecido y lo disfrutaría, pero se trataba del dueño de su tienda de música favorita... nada bueno podía salir de eso. ¡Para nada!

Escuchaba el sonido del móvil vibrando sobre la cama, seguramente Ale mandando mensajes para que lo dejara pasar. Se obligó a serenarse respirando profundamente, cerrando los ojos con fuerza como si así pudiera evadir la vergüenza de ver a los ojos al chico por el que acababa de correrse, aunque no estaba teniendo éxito... Tengo que calmarme, se decía mientras se golpeaba la cabeza repetidas veces, si estoy tranquilo no notará nada y problema resuelto.

Antes de que pudiera reaccionar del todo y decirle a su cuerpo que fuera hasta la puerta, sus piernas ya se encontraban bajando las escaleras llevándolo por cuenta propia hacia la entrada, como si tuvieran vida propia y quisieran correr al encuentro del mayor, o mejor dicho, como si su cuerpo entero supiera lo que él quería pero no se atrevía a admitir en voz alta. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se le pasó por la cabeza la posibilidad de que incluso sus hormonas pudieran reconocer que se trataba del castaño de sus fantasías y entendieran el efecto que tenía su Hyung sobre él.

Tengo que calmarme, ¡tengo que calmarme!, gritaba en su interior. Se repetía una y otra vez que necesitaba relajarse para no lucir sospechoso frente al mayor, pero aún así cuando tomó el picaporte con la mano temblorosa sentía las orejas calientes. ¡Acababa de tener un orgasmo en la ducha al imaginarse que el chico lo masturbaba, rayos! ¡Era completamente humillante! Abre la estúpida puerta, se ordenó, suspirando exageradamente antes de finalmente hacerlo.

– Ya era hora -bufó Ale a modo de saludo cruzando sus brazos-. Llevo siglos aquí.

– Lo siento, hyung, estaba dándome un baño -se excusó-. Pero no hacía falta que vinieras

– ¿Me vas a dejar pasar o no? -preguntó el mayor, tan imperturbable como siempre–. Si te quedas afuera con el pelo mojado no te curarás.

¿Acaso estaba preocupado?

– Ni siquiera hace frío se quejó en un murmullo, pero igualmente se hizo a un lado para que pudiera entrar y recién entonces se dió cuenta de la bolsa de plástico que traía el chico. ¿Qué tienes ahí?

– Medicina y tu comida favorita -contestó, ofreciéndole la bolsa una vez que cerró la puerta-. Toma.-se apresuró a decir antes de que pudiera protestar- Sólo tómalo y cállate.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2023 ⏰

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