Capitulo 4

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Las sirvientas se movían en su habitación teniendo todo listo su vestuario mientras otras la ayudaban a Lulia en el baño para que todo estuviera listo y a tiempo para el baile de la luna de Daida, el gran baile del año que se celebra cada mitad de año para honrar a su protectora la luna, quien los acobijo cuando se les prohibió caminar y bailar bajo el sol.

Las puertas del palacio se mantenían abiertas en esas fechas siendo dos días y dos noches y los subterráneos se decoraban con decoraciones doradas y azules para conmemorar un día tan especial. Lulia sintió el aroma cítrico que quedó impregnado en su piel a la vez que el corsé hecho a su medida quedaban a la perfección de su cintura sin algún daño a su sistema ni a su respiración.

El golpeteo de la puerta fue ligera, pero que pudo escuchar sin problema y dio el permiso para que accediera a quien entraba a sus aposentos siendo la pequeña Nenia quien iba con un vestido que usaba diario.

—te ves hermosa —Nenia había amado el vestido de Lulia desde que lo vio por primera vez, sin duda alguna si fuera posible ella ya se lo hubiera quitado para usarlo —gracias, te prometo que en cuanto seas un poco mayor te lo regalaré.

Nenia se acercó a ella al ver que terminaban de poner las ultimas telas del vestido y lo ajustaban bien a la cintura de quien sería su cuñada si es que no se espanta antes de los lloriqueos de su hermano.

—¿estás segura? ¿y si no me queda? —Lulia al sentirse libre de manos ajeas se inclino un poco a Nenia y acomodó los azulados mechones rebeldes de su mejilla —te quedará y si hay una imperfección las arreglaremos para que resalte tu belleza.

Nenia sonrió complacida por el trato a lo cual solo hizo que Lulia se sintiera cómoda con la menor de los Darling, ya hasta la sentía como la hermana que nunca tuvo y de cierta forma culpaba el ser hija única y por la tierna carita que ponía la joven cada vez que veía favorables resultados para ella.

—coordinemos una tarde de té y te contaré todo lo que pase en la fiesta ¿de acuerdo? —Nenia no tenía edad para ingresar a la fiesta, por lo general los menores podían disfrutar de las ferias nocturnas y de la entretención que se daban en los subterráneos —de acuerdo, entonces yo te traeré algo.

Lulia sonrió por la promesa mientras una sirvienta le acercaba una caja de madera negra con detalles dorados, se irguió ansiosa de tomar la caja y agradecer a la sirvienta.

—¿Qué es? —Lulia la miró de reojo con una sonrisa casi engatusada —es el arma que toda dama debe tener querida.

—¿un cuchillo? —Lulia rió ante su ocurrencia mientras abría la caja —también puede ser, pero este es más para la sociedad mi pequeña.

Nenia lo miró extrañada hasta que vio el negro abanico con tonos de color rojo tinto, el solo verlo hizo que la menor de los Darling sonriera como si ya entendiera sus palabras mientras que ella tocaba el abanico a lo largo y ancho, contar cada espiga y dibujar los ribetes de este. Lo abrió nuevamente a lo máximo que podía y se lo mostró a la pequeña que de apoco aprendía el secreto lenguaje del abanico.

—¿Qué te parece Nenia? ¿no es hermoso?

—¿Qué te parece Nenia? ¿no es hermoso?

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Los Lirios del JardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora