Capitulo 6

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Tocó su cuello desnudo con sus manos, ambas estaban marcadas por un recuerdo que jamás podrá borrar y debe de cargar por el resto de su vida, las cicatrices blanquecinas solo le hacían recordar los gritos de esa noche en el cual rogaba por ayuda mientras que ese hombre intentaba desgarrarle la garganta con sus colmillos, salvándose por poco gracias a su padre.

Sus manos tenían surcos que estaban aparentemente sanando con una lentitud que no podría pensar que apenas se este disipando donde terminan, pero era de esperarse cuando al final solo la venganza recuperaría su belleza y borraría los traumas que estaba condenada a llevar en cuanto sintió su propia sangre disiparse por el suelo.

quedaba solo un año para su matrimonio, su futura perfecta cárcel en la cual ella sola ingresó y debía aceptar el peso de que le salvara la manta nupcial de que él no viera las marcas que arruinaban su cuerpo oh simplemente este no quisiera acostarse con ella, después de todo ambos estaban distanciados y ya muy poco hablaba con Walter que de cierta forma agradecía, era como si se hubiera calmado de la noche a la mañana y cada vez que se veían simplemente se saludaban.

Una vida matrimonial bastante horrible iba a tener, pero lo prefería así para que no interfiera en sus propios planes y que lo único que los unía sería el matrimonio y el tener a cargo la casa principal del ducado Darling.

—¿Lulia? ¿Puedo pasar? —salió de su trance y tuvo suerte en verdad ya que se encontraba con sus manos apretando su cuello con cierta fuerza de la cuál se sorprendió ella misma para después ponerse enseguida el collar y los guantes —si querida, pasa.

Nenia asomó su cabeza para poder luego acercarse a ella con una sonrisa y poder abrazarla de la emoción dando pequeños saltos que hicieron sacarle una sonrisa a Lulia.

—¿a que se debe tanta emoción? —Le apartó rebeldes mechones azulados mientras la sonrisa de la joven no salía de su rostro —ya llegó mi vestido con los arreglos que pediste.

—¿y quieres que vaya a verlo contigo?

Asintió a lo cual Lulia simplemente se levanto de su tocador y la siguió en donde se encontraría la modista, le gustaba darle en el capricho a Nenia, se merecía tales distracciones al vivir rodeada de nostalgia y preocupaciones demasiado pesadas para su edad, por ello le enseño todo lo que sabía para ser una buena dama y cada vez que podía Elisabeta las acompañaba para también distraerse del dolor de perder a su hijo.

Se acercaba la fiesta de presentación de la menor de los Darling y sin duda se podía ver que ya estaba lista para el mundo en sociedad y dar como siempre lo hacía los Darling dar cariño a todo aquel que lo deseaba. Había insistido en usar el vestido que le había prometido Lulia, no soltó la idea hasta que tuvo que proponer hacer algunos arreglos para que no fuera tan revelador y tuviera el sentido de ser la primera imagen que mostraría a la sociedad.

Ya las sirvientas habían servido té y algunos dulces para acompañar mientras Nenia se posicionaba en el centro de la habitación para probar su vestido, las velas estaban acompañadas de runas de fuego que fueron colocadas meticulosamente para que se pueda ver bien los arreglos y detalles del vestido que tanto amaba la futura mujercita del ducado.

—Lulia, mientras Nenia se termina de probar el vestido ¿quieres ver los modelos para tu vestido? —Lulia tragó saliva y asintió con una sonrisa cortés mientras tomaba las hojas llenas de dibujos con distintos diseños de vestidos nupciales haciéndola sentir algo incomoda, pero dispuesta a realizar su deber —están bastantes hermosos la verdad.

—lo sé, intenté que fueran diseños que te gustarían —Elisabeta le sonrió complacida de que le gustara los vestidos de novia que escogió personalmente para su futura nuera —si deseas cambiar algo le podemos pedir a la modista que haga un prototipo para ti.

Los Lirios del JardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora