Capítulo 9

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Las sirvientas acomodaban las ultimas prendas del gran vestido de boda, lo amononaban como si fuera lo más delicado y preciado que había en el ducado en especial cuando decoraba el cuerpo de Lulia que sin duda parecía ser sacada de las novelas de romance con una mirada completamente neutra a lo que sería el día más especial de una mujer.

Los sirvientes fuera de la habitación no tenían respiro llevando bandejas de aperitivos y cocteles especiales para la gran boda que se daría en el ducado, no podían fallar a las ordenes de la duquesa que iba de un lugar a otro preguntando por los arreglos, las mesas y claramente en recibir todo invitado que había seleccionado personalmente como petición de su nuera oh como le gustaba decirle pocas veces hija, después de todo a pesar de que hubo un tiempo en donde no estaban juntas en el mismo lugar se comunicaban con cartas y ayudaba de forma monetaria en la educación de Lulia sin importar los gastos que debía hacer para que fuera una gran mujer aunque le daba algo de gracia pensar que todo lo que hizo fue para beneficio del ducado sin que ella lo pensara.

Lulia se sentó ya preparada con el vestido que usaría en la ceremonia, dejaba ver su pecho sin mostrar mucho pero dándole esa coquetería que gustaba de usar al tener siempre su cuello y manos cubiertas de telas mirando hacía la entrada en donde recibían a los invitados que venían en carruajes bastantes llamativos y caracterizaban a cada familia de la nobleza, se sentía fuera de lugar, como si ese no fuera su cuerpo y fuera un espectador más mientras terminaban de peinar los últimos rizos de su peculiar cabello lila.

-Lulia -Volteó y se levantó de su sitio para sonreír y acercarse a la duquesa que se dio algo de tiempo para poder verla, en sus manos llevaba una cajita de un café oscuro con relieves que lo hacían ver como si fuera de fantasía -no esperaba su visita mi señora.

-me sentiría culpable si no viniera a verte antes de tu matrimonio querida, deseaba ser la primera en verte lucir tu vestido en su máximo esplendor -Lulia extendió sus manos y giró sobre su eje para que viera el vestido como si fuera la primera vez y no la decima luego de hacer los últimos retoques -como ve todo está perfecto.

-sin duda alguna, no por nada confió en mi amiga para los vestidos... y aunque te dije que ese era nuestro regalo para ti deseaba poder darte otro antes de que empiece el matrimonio -Lulia inclinó la cabeza levemente mientras veía como Elisabeta iba al tocador y dejaba la cajita tan bien cuidada en el mueble y lo abría para dejar a la vista una joya que estaba bien cuidada y refugiada. Apenas lo vio trago saliva y no pudo evitar tocar al final de su cuello sintiéndose maravillada por la belleza de la joya -oh mi señora, no debió hacerlo.

-Tenía que hacerlo -Sacó la joya de la caja, era la figura de una manzana que relucía de un bello rojo que recordaba a la sangre y brillaba con elegancia como los destellos de la luna en las tranquilas aguas -esta es una joya que a sido entregada a cada mujer que acompaña al duque de este hogar. hecha como representación del primer amor de nuestro fundador a su fallecida amante y entregada a mano del fruto de su amor, la protectora de todas quienes hemos cargado el peso de llevar este hogar a mano del poder de nuestros esposos.

Elisabeta acomodó el broche en el centro del vestido quedando perfecto al vestido que usaba, se sentía con una carga mayor y los nervios de llevar algo tan importante y simbólico la hizo sentir culpable, como si estuviera usurpando el puesto de alguien más, de alguien al cual Walter pudo amar y librarse de ella ¿era cruel que ella estuviera ahí en vez de esa persona que decía que estaba enamorado? recordaba bien como él hablaba con angustia oh cierta forma algo lejano a ella, pero terminando en aceptar su unión, el cual nada podrá quitar oh es lo que ella sabía.

-oh mi señora... esto es mucho para mi, no creo que lo merezca -Elisabeta sostuvo las manos de Lulia, evitando que tocara la joya para que se lo quitara -te lo mereces como cualquier duquesa que a estado en tu lugar y en mi lugar, has hecho que pueda ver a mi hijo casarse y evitar que hiciera alguna locura como ir... a ese bosque...

Los Lirios del JardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora