Uno

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Aradia Baiona:

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La alarma suena por todo lo alto en la habitación haciendo que suelte un suspiro a causa de lo poco que he dormido. Sigo sin acostumbrarme a la cama nueva y los nervios por hoy me llevan comiendo la cabeza la mayoría de la noche.

Llevo dos días en Barcelona y el cambio me ha descuadrado bastante emocionalmente, pero el trabajo en el que me han cogido merece la pena.

La mudanza de Coruña a Barcelona ha sido un cambio gordo, pero cuando Xavi se puso en contacto conmigo a finales de mayo diciéndome que me quería como psicóloga del club en la próxima temporada no dudé en buscar un piso y mudarme cuanto antes.

Había terminado la carrera con la mejor media de toda la clase y había tenido claro que me quería especializar en psicología deportiva desde que prácticamente tengo uso de razón.

Adoro el fútbol gracias a mi abuelo y a mi padre, este último me había ayudado a que me contrataran aquí ya que conoce a Nuria, la mujer de Xavi, desde enanos. Fueron al mismo colegio cuando eran pequeños, pero luego mi padre se fue a estudiar la carrera a Galicia y conoció a mi madre, por lo que nunca volvió a Barcelona, aún así siguen siendo muy buenos amigos y gracias a eso estoy aquí.

A mis cortos veintidós años ser la psicóloga de uno de los mejores clubs de fútbol tiene bastante mérito y estoy muy emocionada por ello.

Me levanto de la cama apagando el despertador y subo las persianas para después abrir la ventana para airear la habitación. Estamos a mitades de julio y hace una calor horrorosa en Barcelona, yo sigo acostumbrada al tiempo coruñés y ando sudando todo el puto día.

Salgo de la habitación bostezando y me pongo música para animarme mientras me preparo mi café frío y mis tostadas de jamón serrano y aguacate. Voy bastante bien de tiempo por lo que me entretengo un rato mirando Tiktok y mandándole algún audio a mi grupo de amigas de siempre diciéndoles que ya estoy despierta y que estoy nerviosísima.

Una vez termino de desayunar me voy directa a la ducha mientras escucho mi playlist de Spotify, me visto con una falda vaquera negra larga con una abertura en el medio, un top simple de color blanco y mis Samba OG blancas. Aprovecho para secarme el pelo y pasarrme las planchas un poco por encima, ahora que lo llevo por los hombros tardo muchísimo menos tiempo en arreglarlo. Me maquillo ligeramente con un poco de corrector y rímel y cojo mi bolso metiendo mi IPad, el cargador, las llaves del coche y las de casa y la cartera con toda mi documentación.

Al ver que me queda media hora para entrar echo un último vistazo a ver si no me queda nada y salgo de casa cerrando la puerta de casa y bajando hasta el garaje personal de mi piso.

CATARSIS; ferran torres. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora