Hurt - bbangsaz

-19-

Narrador omnisciente

—Kim Minji, eres una idiota— murmuro la menor mientras escondía su rostro el el cuello de Minji.

—¿Y ahora que hice?

—Existir.

—¿Y eso que tiene de malo?

—Todo, porque no dejo de pensar en ti. Te odio, eres una idiota que solo jugara conmigo y me dejara botada, tal y como lo haces con todas.

—¿Entonces por qué sigues aquí?

—Porque ya te dije que no dejo de pensar en ti, tonta.

—Eso no tiene nada que ver.

—Porque siempre que te veo me dan unas ganas enormes de besarte.

—¿Soy tan buena besando?

—Desafortunadamente si— Minji soltó una pequeña risa y después bajo a Hanni del lavabo.

—Acuéstate en el Jacuzzi.

—Es incomodo.

—Me acostaré contigo, puedes recostarte en mi pecho.

—¿Te acostarás conmigo?— Hanni miro a la más alta con una sonrisa pícara y la mayor soltó una carcajada.

—El alcohol te pone hormonal.

—¡No! Yo no hago esas cosas— entraron al Jacuzzi —Yo todavía soy una niña.

—¿Eres virgen?

—La virginidad no existe.

—¿Has tenido sexo?

—¡Eso no se pregunta!

—Vamos, no le dire a nadie.

—No me importa si los de más lo saben, pero no es un tema del que quiera platicar contigo ya que se que tu si tienes experiencia.

—¿O sea que nunca lo has hecho?

—Nunca dije eso.

—¿Lo has hecho?

—No...— Hanni espero alguna burla pero Minji solo asintió. Se sentaron y Hanni apoyó su cabeza en el hombro de Minji, mientras que esta última sacaba un cigarrillo de su bolsillo y lo encendía.

—No fumes, eso es malo, ademas ya es tu segundo en el día.

—Hanni Pham ¿Te preocupas por mi?

—Claro que no, solo te estoy diciendo que es malo, pero haz lo que quieras— la menor comenzó a juguetear con sus dedos —¿Como se siente?

—Muy bien.

—¿Por qué tener humo en tus pulmones se sentiría bien?

—Ah, hablabas de fumar.

—Eres asquerosa— Minji le dio una calada al cigarro y dejo salir el humo —¿Puedo probar?

—No.

—Por favor.

—Ya dije que no.

—¿Pero por qué?

—Tu misma lo dijiste, te hace daño.

—Pero solo será un poco. No dejare de insistir hasta que me dejes probar.

—Agh, eres tan molesta. No te va a gustar.

—Ándale— puse los ojos en blanco y le acerqué el cigarro —Así no.

—¿Entonces como?

—Pásame el humo.

—¿Es en serio?