— Estoy harto de Kyle. Y de Kenny. Estoy harto de todos; siempre dicen “¡Deja de molestar maldito culon!” pero nunca me preguntan cómo estoy o porqué soy así — se iba quejando en su camino a casa el regordete de apellido Cartman
— ¡Spike! — grito por lo lejos una voz reconocida por el de ojos distintos — ¿Donde estas? — era Stan, buscando a su perro. Perro el cuál se tiró sobre Eric y empezó a lamerlo cómo si fuera su dueño; Cartman siendo más de los gatos grito para que el perro se le salga de encima. Llegando a los oídos del dueño quien se acercó
— ¡Stan, saca tu estúpido perro de encima mío! — Se quejo el castaño. Marsh, sabiendo como se enfurecía de rápido su amigo, saco al perro de él — por eso los gatos son mejores
— ¿Mejores? Los gatos solo duermen y los perros se divierten contigo — Marsh acariciaba a su perro y le puso una correa para que no se le escapara nuevamente
— ¡Mí gata es divertida!
— Mí perro lo es más
— Pues entonces ven a mí casa, y te demostraré que Mr.Kitty es mejor que ese pulgoso — Se cruzó de brazos el de abrigo rojo
— Te haré tragar tus palabras — ambos se miraron de forma amanezadora y fueron corriendo a la casa de Cartman cómo si de una carrera se tratará. Para sorpresa de nadie, Mr.Kitty estaba acostado y durmiendo en el sofá de la casa — ¡Ja! ¿Lo ves? Perros uno, gatos cero
— ¡Cállate! — Eric se acercó a su gata y la despertó — Haz una pirueta, gata tonta — el animal hizo caso omiso y siguió su siesta
— Ni siquiera te hace caso, mira esto. Spike, siéntate — el perro obedeció y se sentó cómo Stan lo mando
— Ugh. Gata, ven gatita, gatita — Cartman intentaba que Mr.Kittty le haga algo de caso pero no lo lograba. Sin embargo, Stanley tenía a su perro haciendo piruetas — gata estúpida
— ¡Hey! Y luego te quejas de que no te hace caso. Ven aquí — Stan se acercó a Eric y su gata — Tienes que tratarla con cariño. El respeto se gana — acarició amablemente a Mr.Kitty
— Lo haces ver tan fácil — se quejo el otro
— Es porque lo es. Inténtalo — acercó a la gata a Eric para que él pudiera acariciarla. Y así fue, él intento hacerlo y la gata ronroneaba en respuesta
— ¿Y ahora?
— Bueno, ahora solo tienes que hacerlo más de seguido para que tenga confianza en ti. Sino, será agresiva. Es cómo si un niño fuera molesto hasta que le das algo que realmente le gusta y se tranquiliza por eso — Cartman presto atención a sus palabras. Pero aún así, pensó que sonaba patético y se lo hizo saber
— Que patético e inspirativo. Te juntas mucho con Kyle, ¿No es así? — se cruzó de brazos y puso un rostro de notorio enojo junto a molestia. El pelinegro no dijo nada, solo saco un dulce de su bolsillo
— ¿Quieres? — le ofreció el dulce
— ¡Claro que sí! — se lo arrebato de la mano y empezó a masticarlo — Estaba rico, ¿De casualidad no tienes más?
— Claro. Aquí tienes — le dio todos los que tenía — realmente pensaba guardarlos para más tarde, pero sé que a ti te gustan más que a mí
— Gracias, Stan. Saben demasiado bien — Siguió masticando como si fuera lo último que comería
— No hay de qué — el otro miraba como su amigo masticaba cada uno de los dulces — Sabes, hoy a la tarde estabas bastante enojado. Le tiraste una silla a David de hecho. Y ahora estás diciendo gracias
— Sí es que, eh — Cartman pensó en una excusa por su comportamiento — amanecí con una mala noticia
— ¿cuál? — estaba curioso por ello
— nada que te incumba — evito la pregunta
— ¿Estás seguro que fue una mala noticia? ¿No es que en realidad tienes otro problema que te lleve a la ira? — se notaba algo confundido, no estaba convencido de sus respuestas
— ¿Quién te crees? ¿Un psicólogo, mí mamá, Kyle? — no eran preguntas que el masticador de dulces quería responder
— Soy tu amigo, Eric — lo llamo por su nombre, no es algo que todos hacen
— Ugh. Bueno, es que mí mamá trajo a otro hombre a cojer a la casa. Y esos hombres me obligan a hacerle la comida cuando mí mamá está cansada. ¿Quiénes se creen? No sé si los odio a ellos o a mí mamá por traerlos — se cruzó de brazos con un rostro de entre fastidio y descepción
— Entiendo. Mí papá a veces también trae gente a la casa para sus cosas de marihuanas y me piden que les haga cosas cómo la comida o les haga de sirviente. ¿Sabes lo que hago? — lo miro a los ojos
— ¿Qué haces? — pregunto curioso
— Me quedó encerrado en mí habitación y toco guitarra. Me gusta la guitarra. Pero si a ti te gusta otra cosa cómo, no sé, escribir. Pues hazlo — recomendó su amigo más alto
— es patético — menciono el robusto
— para ti todo es patético — respondió el de ojos azules
— Además, ¿Qué escribiría yo? — dudó a su amigo
— pues no lo sé. ¿Algo bonito sobre algún amigo?
— ¿Eso qué? Todos son unos estúpidos. Bueno. Tú no, me diste dulces — le quedaban solo dos. Uno se lo comió y el otro se lo ofreció a Stan, cosa que acepto
— Bueno. Puedes escribir razones por las cuales querer u odiar a tus “amigos” — recomendó. Una notificación dio a su celular, era su mamá — Tengo que irme. Te veo mañana, Eric
— Agh. Sí, vete tú y tu perro — Stan se rió y abandono el hogar junto a Spike
. Más tarde
La noche había llegado y Eric escucho desde la cocina unas cuantas risas. Era la hora de la pesadilla. Se fue sin que nadie lo viera a su cuarto.
— Diablos. ¿Ves eso, Mr.Kitty? Mamá nunca aprende — la gata veía confundida a su dueño quien caminaba en círculos por su habitación. Solo decía Meow. Cartman se acercó a ella y la acaricio suavemente cómo Stanley le enseño en el medio día — solo somos tú y yo, Mr.Kitty — la gata bajo de la cama y salió de la habitación — ahora solo soy yo
No quiso salir por ella, su amigo dijo que él se quedaba encerrado haciendo algo que le gustará. Pero a Eric solo le gusta quejarse. ¿De qué podía hablar? ¿De qué sus amigos nunca piensan en que si tiene problemas en casa? Quizás ellos no ven esos corto metrajes dónde los bully tienen problemas familiares y hacen sufrir a los demás. No tuvieron infancia. Si tuviera que hablar de algo escaso y vago, sería de los amigos con los que tiene un valor mutuo. Después de todo se pueden contar con el dedo. Un Meow sonó en la puerta, era Mr.Kitty. Su dueño le abrió y ella traía un cuaderno rosado y al parecer tenía una lapicera también.
— vaya, que gata tan inteligente — Eric tomo ambas cosas y puso su nombre en el cuaderno — buena gata — acaricio la gata y empezó a escribir “razones para quererte” — pienso que el único con el que menos discuto es con Stan, así que hablaré de él. Contando mí experiencia de hoy, él busca la solución de las cosas de la forma que sea.
Palabras : 1197 :)
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#STANMAN - 10 Razones Para Amarte
Fanfiction"Diez razones para amarte" nos cuenta una historia en la que Eric se encuentra su diario donde escribía razones para querer a su único amigo que ya había madurado antes que los demás; Stanley Marsh. Esto es un fanfiction y obviamente los personajes...