Tiempos Revertidos

¿Despertar?

Lo último que recordaba era el día en que el cielo se abrió. Cortado, como si garras crípticas hubieran devastado la cortina del cielo nocturno y luego...

¿Que paso despues? Cole sintió como si su cuerpo pesara mil libras y en la oscuridad la gravedad tiraba, tiraba, tiraba.

¿Qué vino después? Luz, una luz espectacular como nada en este mundo. Silencio, susurros y luego palabras irrumpiendo. Primero confuso y luego reconocible.

"Él viene en sí, traerá un enfermero registrado aquí..."

"....retire el tubo de respiración a la primera señal de pánico..."

"Las estadísticas son estables. La presión arterial se disparó pero se estabilizó en 78/120".

Muy brillante. Demasiado brillante.

Los ojos marrones se abrieron y lucharon por enfocar. El metal tintineó rítmicamente mientras algo se movía alrededor de su ubicación, una cortina, una cortina de hospital. ¿Por qué estaba en el hospital?

Un tornillo de banco se apretó alrededor de su cuello, asfixiándolo, inundando su cuerpo inútil de adrenalina y oscureciendo su visión. Cole no podía respirar.

"Relájese, señor Brookstone, esto será peor para usted si entra en pánico. Sólo un momento."

Una presión desgarradora y nauseabunda en su garganta y el tornillo de banco se liberó. Cole se acercó reflexivamente al cuello con una mano débil enganchada a máquinas y vías intravenosas y observó a la gente que se movía a su alrededor.

"Cuando... dónde", intentó preguntar Cole, pero otra voz, más suave y femenina, lo hizo callar.

"No hables todavía. Te va a doler la garganta durante un par de días, vamos a pedir unos trozos de hielo".

Cole se quedó sin palabras, sin información. A su alrededor había una habitación de hospital, como cualquier otro hospital que hubiera tenido la mala suerte de visitar. Las paredes de color gachas, los muebles escasos y la austeridad estéril que la idea de curar a alguien.

Parpadeando rápidamente, Cole se centró en la enfermera que seguía hablando. Joven. Exfoliantes naranjas con manchas negras. La etiqueta con su nombre decía que su nombre era Melissa Dean, enfermera registrada. Unidad de Cuidados Intensivos.

¿Había resultado herido?

"No se mueva ni tire de sus vías intravenosas. El médico debería estar aquí en un momento". Un pequeño ceño de preocupación fue reemplazado por una sonrisa alentadora cuando la enfermera vio que Cole la estaba mirando, claramente no acostumbrado a su forma consciente. "Han llamado a tu marido, así que no te preocupes".

Marido .

Algo cálido llenó su cuerpo plomizo ante la palabra. El pánico no tardó en llegar.

El cielo se había abierto y él no estaba casado.

"Señor. Brookstone, por favor recuerde no excitar al paciente", instruyó alguien desde lejos, en algún lugar detrás de la cortina y en breve dos pares de pasos señalaron la llegada del médico. La doctora era una mujer de cabello oscuro con gafas de montura plateada y un moño severo.

Junto a ella, la persona con la que estaba hablando- oh .

Cabello castaño salvaje, la cicatriz a través de su ceja. Ojos cansados ​​que deberían ser brillantes y combinarse con una sonrisa torcida.

"Recuerde lo que discutimos, señor Brookstone", aconsejó suavemente el médico a su acompañante. A su lado, Kai asintió en silencio, con los ojos color avellana fijos en los confundidos ojos marrones de Cole.

Kai Smith. No, Sr. Brookstone. Tu marido, resonó su recuerdo.

"Hola, guapo", dijo Kai, teniendo cuidado con los cables y las líneas al tomar la mano de Cole. El otro hombre siempre tuvo manos cálidas, manos firmes pero en ese momento sujetaron a Cole como si fuera a romperse.

Este Kai sabía cómo ser gentil. Había nuevas líneas alrededor de sus ojos y un hundimiento en las mejillas. Sombra jengibre de las cinco en punto con nuevos toques plateados.

¿Cuánto tiempo ha estado inconsciente?

"Todo va a estar bien, vamos a estar bien", susurró Kai, mientras Cole permanecía en silencio. No puedo hablar. Incapaz de moverse.

Había humedad en su brazo. Lágrimas. Kai estaba sonriendo pero también llorando.

Cole estaba confundido, una neblina invadía su visión. Frenético por mirar al médico, Cole vio la ventana de la habitación y el cielo azul claro más allá. Cielo inmaculado. Un árbol afuera en pleno esplendor de verano, con tantos tonos de verde exuberante.

¿Qué ha pasado? ¿Dónde estaban Lloyd y los demás?

El cielo se había abierto.

Todo se volvió negro.