Cuando estuvimos listos para partir, ya con Chopper convencido de querer unírsenos, solo quedaba despedirnos de Doctorine y emprender rumbo a Arabasta.
El pobre Chopper se encontraba tan emocionado como destrozado, en cuanto subimos al barco y nos alejamos un par de metros del puerto, unos cañones sonaron y la nieve maravillosa se tiñó del rosa de las Sakura, que Doctorine nos había contado era el sueño del padre adoptivo de Chooper, todo el castillo y la gran torre destellaron en el cielo de la aldea del invierno, ese era el adiós al pequeño reno, de parte de su pueblo, de parte de su padre y de parte de su querida Doctorine.
Las lágrimas no faltaron, todos observábamos conmovidos las lágrimas desconsoladas de nuestro nuevo compañero, Nami ahora recuperada junto a mí, llorábamos a la par de Chopper tratando de consolarlo inútilmente.
Horas más tarde ya todos cenamos y nos quedamos disfrutando la alegría de los muchachos que recuperados de su heridas brindaban contentos el dejar la isla del invierno junto a un nuevo compañero.
- ¿Siempre están así de contentos?- la inocencia llenaba la voz del reno, ignorante de las prácticas habituales de piratas.
- Bueno, ahora solo están celebrando bebiendo, pero normalmente también bailan y cantan en el día, - la risa del renito incitó a los varones a unir a Chopper en sus festejos y él pequeño gustoso se unió.
Habían pasado un par de horas y Nami, Vivi ya se habían retirado a su camarote llevándose a un inconsciente Chopper con ellas, Luffy había caído dormido sobre cubierta, Zoro le segundaba con una jarra de licor a medio terminar, Ussop estaba igual de borracho que Sanji y ambos desvariaban sobre las chicas, mi pobre Ussop aun así de borracho como estaba seguía hablando de su adorada Kaya quien a sus ojos no tenía comparación más que con una diosa bondadosa.
Viendo y considerando que estaban todos dormidos o demasiado borrachos como para vigilar, hoy me tocaría a mí la vigilancia de la zona.
No sé en qué momento me quedé dormida en lo alto del carajal que la luz anaranjada del amanecer me picó en la vista, de un manotazo ajusté el visor y todo en el horizonte seguía igual de tranquilo, me quité la baba seca de la mejilla y me refregué las lagañas, y en un bostezo bajé adormilada la escalerilla y me dirigí al dormitorio esquivando los cuerpos de mis compañeros caídos, a oscuras distinguí los cuerpos de Ussop y Sanji desparramados en todo el ancho y el largo de sus hamacas, era vergonzoso dirigirles las vista al narizón con los calzoncillos medios rotos en el culo, y al cocinero babeante boca abajo con las extremidades colgando de la hamaca.
Ideas malignas se me cruzaban por mi cansada y recién despertada psique, y en una media risa llena de maldad hice dos bollos de ropa en mis manos y con toda la fuerza que tuve se los tiré de lleno en sus cabezas, despertándolos de un susto:
- ¡Cambio de turno, babosos! ¡a la cocina Rubia Tarada! ¡Pinocchio a vigilar!-los insultos, gritos y zamarreos por parte de los dos no se hicieron esperar- ¡no me interesan sus quejas de borracho! ¡déjenme descansar de una vez! ¡Fuera! ¡Fuera!-a los empujones dentro del camarote los logré echar así en calzones como estaban, desde afuera golpeaban enojados la ventanilla y yo desde adentro y desde la comodidad de mi hamaca llena de mantas, me les mofaba y les sacaba la lengua en burla.
Antes de caer dormida, le quité la traba a la puerta y al rato un refunfuñante cocinero entró entre insultos inentendibles y bufidos molestos, que si bien estaba más dormida que despierta, escuché perfectamente y aun entre dormida su enojo berrinchudo me hizo reír.
La siesta se extendió lo suficiente como para que al despertarme ya fueran las y tantas de la tarde, con el estómago gritando por comida, salí del camarote y me escabullí en la cocina donde Sanji descansaba fumándose un cigarrillo en silencio, antes de que me diera a notar, sin abrir los ojos y sin moverse de su sitio dijo:
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El mecánico y La cocinera-SANJI x OC- One Piece Fanfiction
FanfictionAl GoingMary se une nuevo integrante, mecánica militar y usuaria de artes perdidas, Jean Armstrong se gana el cariño de todos, hasta que un mal entendido revoluciona su mayor vinculo en el barco. ¿Cómo enfrentarán la situación nuestros protagonistas...