CAPÍTULO 23

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SANDRA GASLY

Entro en casa con una sonrisa radiante.Es octubre .Por fin volvía a llegar mi época favorita del año,otoño y más tarde navidad.Hoy es dieciséis de octubre ,el cumpleaños de Charles.Le tengo un regalo comprado desde hace casi tres semanas.Es un regalo que espero que le guste porque me recorrí medio Mónaco para encontrarlo.

Hablando de Charles.Necesito hablar de Charles.Después de aquel beso en el barco a principios de agosto estuvimos casi dos semanas y media sin hablarnos hasta que me sorprendió viniendo hasta aquí,mi casa,en Maranello.Llegó con un ramo de rosas,y una cara de cansancio importante,pero una sonrisa se dibujó en su rostro al verme.Nada más yo abrir la puerta me besó,después de eso me dijo lo mucho que me quería,y ya después me pidió volver a la normalidad y volver juntos.

Hoy era su cumpleaños y tenía dos regalos,el primero,el que ya he comentado,y el segundo,le voy a decir el sexo de nuestro bebé.Ya tenemos nombre pensado.Si es niño se llamará Charles,y si es niña,Casey.Casey es un nombre que siempre me ha gustado.Me transmite dulzura y a la vez elegancia.

Salgo de mis pensamientos cuando entro en la cocina tras oír unos gritos.Mi abuela está gritando cosas en francés y la voz de mi padre respondiéndole me retumban en la cabeza.Oh no,estaban hablando de ella.Entro a la cocina echa una furia.Ambos me miran,mi abuela está de pie y con una expresión muy enfadada,en cambio,mi padre está sentado bastante más relajado que ella.

—¡No va a volver a nuestra vida nunca más!—grita mi abuela ignorándome.—

—¿Papá?¿Abuela?¿Que pasa?—de repente me sentía como seis años atrás,cuando mi hermano se murió y mi madre nos abandonó por completo.—

—Tu padre quiere que tu madre sepa lo de tu embarazo,y quiere que vuelva a nuestras vidas.—explica mi abuela.—

—¿Enserio?¿Es broma?

—Hija,es tu madre,merece que sepa que estas embarazada .

—¡No es mi madre!

—¡Si lo es,ella te parió!

—Ella me parió pero no me crío.

—No sabes nada sobre tu madre.

—Normal.¡Nunca estuvo aquí!

—Era una mujer preciosa y lo intentó,intentó salir de ahí.Lo intentó para volver con su familia,con nosotros.

—Eso no es cierto.

—Si,si lo es.

—¡No! ¡No lo es! ¿Quien estuvo para mi hermano cuando Paulo se murió? ¿Quien? ¡Yo!    ¿Quien trabajó durante miles de tardes todos los días de la semana durante un año para ayudarte a pagar el alquiler del piso? ¡Yo! ¡Yo estuve ahí! ¡No ella! ¡Ella se gastaba el dinero que yo ganaba trabajando para beberse todo el alcohol que su cuerpo le permitiese! Yo estuve cuando todo el mundo lo necesitó,no ella.

—Hija, ¡no lo entiendes! No entiendes el dolor que siente una madre por la pérdida de su hijo.

—Sabes, puede que no lo entienda a la perfección pero era su hermana mayor, la cual le había cuidado mucho más que ella. Te recuerdo que voy a ser madre, es mi bebé y no quiero que viva con una abuela como ella. Yo le voy a dar todo el amor que pueda, no como ella hizo.

Mi abuela observaba la escena con cierto orgullo hacia mi.

Toda la habitación se inunda de un incómodo silencio hasta que mi abuela decide hablar:

—Vete de aquí.—ordena.—Vete de aquí y no vuelvas a entrar por esa puerta. No vas a volver a verme si sigues defendiendo a la mujer que te hizo tanto daño.—al ver que mi padre no reacciona pierde toda la paciencia.—¡Vete!—pega un grito tan fuerte que hasta el gato que estaba tranquilamente merodeando por la cocina se asusta y sale corriendo.—

CHOQUE PERFECTO||CHARLES LECLERC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora