16. 𝐿𝑎 𝑁𝑜𝑐ℎ𝑒

88 32 143
                                    

Los últimos 15 minutos habían transcurrido en relativa "paz", hasta que alguien apareció casi tirando las puertas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los últimos 15 minutos habían transcurrido en relativa "paz", hasta que alguien apareció casi tirando las puertas.

Y, ¿adivinen para quién es el premio doña jode de este año? ¡Redoble de tambores!

Es nada más y nada menos que para... ¡Luna con el mismo vestido de novia que traigo puesto! Aplausos.

Todos los invitados pasaron de divertirse a vernos a ambas. ¡Genial tres veces en una misma noche! Rompí mi propio récord, con lo que me encanta llamar la atención.

—¡Ay! —Chillo de alegría y corrió a dónde estábamos Jehiel y yo, casi me pisa el pie por lo que tuve que hacerme para atrás—. ¿No es un vestido encantador? —su sarcasmo mientras da vueltas para presumir  me está dando náuseas, ya no quiero pastel.

¡Que alguien la saque de la escena o no sigo haciendo la novela, gracias!

—Parece que a alguien le gustó tanto tú elección y decidió hacer lo mismo. Aunque claro queda mejor en una estatura más normal —canturreó acomodando uno de los rizos de su cabello, presumiendo en cada parpadeo sus pestañas postizas de vaca.

No soy fan de la violencia, pero, mi momento ha llegado...

—Ah~ ¿te vas a casar con un vato a la fuerza, usando el vestido elegido por su amante?

¡Bom bitch! Y tendrás que ponerte vaselina bebé.

El silencio cayó sobre la sala mientras los invitados miraban la confrontación entre las dos, y ella parecía desconcertada, a qué no se esperaba esa, pero lo siento, no me pusieron la vacuna de la rabia.

Jehiel se acercó a su amante tratando de disimular y le murmuró algo que no pude escuchar, por lo que ella sólo atinó a retirarse al otro lado del salón. La gente seguía viendo y el DJ le subió más a la música otra vez, me sorprende que las paredes no se estén derrumbando con todas esas vibraciones.

Es obvio, esto no lo dejarían pasar los de la prensa, parecen buitres a la espera de lo mejor de esta noche.

Al cabo de unos pocos minutos vi de nuevo al cucaracho entrar, pero ahora con dos copas de vino mientras caminaba a mi buscando ofrecerme una.

No fue tonto, primero intento inocentemente una mirada de aprobación a la cual no me pude negar, ya que los altos mandos nos están viendo. Y no por mi, si no porque están estudiando al que formaría parte de su club a profundidad.

—Tranquila —susurró cerca del lóbulo de mi oreja plantando un beso que me hizo brincar, tratando de alejarlo—. Este no tiene alcohol, sé que no lo aguantas.

¡Hijo de la gran...!

—¡Por lo menos deberías de dejar que me divierta! Si tanto guardas detalles tan estúpidos de las personas —Solté dando un trago enorme a su barato jugo de uva para estampar la copa con brusquedad en la mesa.

DISTANCIA ACORTADA (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora