42. ¿𝘊𝘰𝘢𝘵𝘭𝘪𝘤𝘶𝘦 𝘰 𝘔𝘰𝘳𝘢𝘯𝘢?

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Nunca pensé que pasaría algo como esto: el bullicio de las mesas vecinas al degustar ese oro amargo contenido en una taza de vidrio blanca, mientras dispongo de la compañía de la pelirroja

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Nunca pensé que pasaría algo como esto: el bullicio de las mesas vecinas al degustar ese oro amargo contenido en una taza de vidrio blanca, mientras dispongo de la compañía de la pelirroja.

Su mirada desconfiada y una postura tensa no son sorpresa para mí. Después de los eventos cercanos y por haber, nuestra relación ha sido todo menos amistosa.

—Asher me dijo que querías platicar conmigo—dije para romper el hielo en vista de que ninguna parecía hablar.

Ella se detuvo en un sorbo y bajo su taza.

—Aja... —respondió no muy convencida juntando el labio superior con la punta de su nariz pensativa. Finalmente tomó una calada de aire y añadió: — Tiene que ver con Jehiel.

Finjo indiferencia ante su contestación carraspeando la garganta. Zambrano me había dado un resumen, me sorprende hasta cierto punto su iniciativa. Me ahorro un plan.

—Ah, la verdad no creí que quisieras hablar de ese aquí.

Ella se encogió de hombros apretando sus labios en una línea fina.

—Sé que él fue quién te robó el dinero.

Sonreí con su afirmación, dando otro trago a mi bebida, poniéndome cómoda en el asiento.

—¿Asher te lo contó?

—Casi, pero no.

—No le fue muy bien entonces.

—Algo así. Tú pareces saber todos los detalles, no veo el caso dártelos, sé quién eres —dice tajante manteniendo su autocontrol—. Y deduzco, también que sabes porqué me casé con Jehiel.

Tiene un sexto sentido impresionante, si ella fuera parte de mi grupo daría miedo.

—Lo he investigado —admití al instante relamiendo mis labios. —Me sorprende el tamaño de su mierda.

—A mi también, bueno al menos no al inicio, pero ya paso el límite de toda mi paciencia... Natasha quiero negociar —su tono impasible me provoca escalofríos y asiento dejando la taza sobre la mesa.

Ambas nos miramos como si estuviéramos teniendo un duelo mental, muy pocas personas hasta ahora se atrevían a levantar sus ojos para mi, tal vez por eso lo encuentro fascinante.

—¿Te das cuenta que hacer un trato conmigo es como hacer un trato con la mafia rusa verdad?

—No me importa si le debo al mismo diablo, espero entiendas mi postura —dijo sacando de su bolso algo parecido a una memoria en color plata, junto con un sobre amarillo.

Sabía que ella vendría a mí con algo importante, sin embargo, viéndolo bien me hace sentir  muy contenta, odio la navidad y con todo parece mi Santa personal.

Extendí la mano en espera a que Ilana me diera la carpeta, pero los sujetó con fuerza. Suspire desesperada haciendo un mohín y cruce los brazos.

—De acuerdo, ¿Cuáles son tus términos? —Exprese acomodando mi cabello detrás de la oreja.

DISTANCIA ACORTADA (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora