Capítulo 1: Bajo la luz de la luna

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La noche transcurría con normalidad en la casa de la familia Chow Chow. Dos perros, Judo y Mackenzie pasaban el día jugando videojuegos. 

Tras unas cuantas rondas competitivas de MarioKart más tarde y una comida extremadamente abundante y saludable hecha por Wendy, su madre. Judo se excusa y se aleja del comedor, lo que confundió a Mackenzie.

—Ella hace eso a veces, no le hagas caso Mackenzie —dice Wendy, con un tono sombrío mientras comenzaba a lavar.


Judo miraba hacia el cielo nocturno y observaba la luna llena brillar en el pacífico horizonte de Brisbane, sin darse cuenta de que Mackenzie habia hecho lo mismo. El había trepado a la barandilla del balcón y se sentó junto a ella en el techo.

—¿Qué te sucede? Normalmente no estás tan callada —preguntó Mackenzie con una sonrisa.

—Solo estoy pensando en algunas cosas. Normalmente vengo aquí en luna llena para pensar —presa del pánico, miró inmediatamente a Mackenzie.

—Pero no le digas a mi mamá o te mato.

Eso deja a Makenzie sorprendido y se echó a reír —. ¡El pequeño secreto de Judo, entiendo!

—¡Me sorprende que realmente pienses! Y pensar que hay un cerebro abajo de todo ese pelaje espon... ¡Auch! —Mackenzie recibió un fuerte puñetazo en el hombro antes de que pudiera terminar, lo que provocó que el chow chow frunciera el ceño.

—¡Puedo llegar a explotar border collie! Solo... necesito hacer esto de vez en cuando.

La expresión de Mackenzie pasó de juguetona a seria. Descubrir otro lado de la anomalía que es Judo lo sorprendió. Siempre le encantó conocerla más y ver más lados de ella aparte del habitual chow chow enojado con el que lidia todos los días. 

—Mi papá... siempre me llevaba aquí para mirar las estrellas. Es una de las únicas cosas por las que lo recuerdo.

Judo comenzó distraídamente a dejar que sus pensamientos se filtraran al border collie. A pesar de estar sola, de tener que guardar siempre las cosas para ella misma, de no tener a nadie a su lado a quien realmente llamara su "amigo", él estaba allí, a su lado, y de alguna manera para ella se siente... cómodo. Donde puede derribar los muros que ella misma se hizo y dejarlo entrar. 

—¿Qué le pasó a tu papá? —Mackenzie preguntó por instinto.

—¿Tu qué crees? ¡Me desperté un día con la noticia que mi padre se había ido y nunca volverá, y... unos años más tarde escuché la noticia de que tenía una nueva familia! ¿No se preocupa por nosotras? ¿No se preocupa por MÍ?

Judo está al borde de las lágrimas al recordar todo el dolor por el que pasó. Finalmente, incapaz de contenerlo, enterró su rostro en el pecho de Mackenzie. Ella lloró durante toda la noche.

Era un sentimiento completamente nuevo para ella. Después de años de ocultarlo todo, siente como si le hubieran quitado un gran peso de encima.

Mackenzie no pudo evitar mirar al chow chow sollozando. La sostenía con fuerza en sus brazos y hacía todo lo posible por consolarla.

—Lamento que hayas pasado por todo eso Judo, yo no sabia. Pero sabes qué... —baja la cabeza y la apoya en la pelusa de Judo —. Sabes lo que hay aquí ahora. No tienes que seguir volviendo a este lugar... estoy aquí para ti —le susurró Mackenzie suavemente al oído.

Judo se río entre dientes después de escuchar las palabras de Mackenzie.

—¿Qué fue eso? ¿Estás tratando de ser genial conmigo? Eso fue muy cursi.

Mackenzie se sonrojó de vergüenza y miró hacia otro lado.

—Sh... cállate, sólo estoy tratando de consolarte—

Judo se aleja de Mackenzie sintiéndose mucho mejor ahora, por una fracción de segundo se miran a los ojos y por primera vez, Mackenzie nunca habia visto una sonrisa tan genuina como esta en Judo.

—Gracias ovejero. Ahora me siento mejor —Mackenzie fue tomado por sorpresa cuando recibió un rápido beso en la mejilla. Judo se levanta y sube a su balcón dejando a Mackenzie sin palabras.

 Judo se levanta y sube a su balcón dejando a Mackenzie sin palabras

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—Sí, en cualquier momento... —es todo lo que puede murmurar Mackenzie. La sensación del beso se repetia en su cabeza durante el resto de la noche. 

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