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Seungmin caminó sin parar y exploró la gran ciudad sin un punto fijo, se sentía perdido. La sensación del aire le daban leves escalofríos que quizás nunca tuvo, aquel aire transmitía tranquilidad, no quería tomarlo como libertad sin saber en dónde estaba y si estaba muerto. Sin saber que hacer, volvió a casa rendido. Mientras caminaba, oyó a alguien llamándolo, simplemente se dió la vuelta.

¿Minho? No se parecía mucho a Minho, pero aquel traje formal y de príncipe lo hcaía ver mucho más bello. Sonrió y corrió hacía a el. Minho lo abrazó al tenerlo entre sus brazos y dejó un beso en su frente. Ambos se quedaron callados por unos momentos, no había mucho que decir, pero Minho decidió finalmente hablar.

—¿Dónde estabas? Estaba buscándote, ¿que hacías en el pueblo? —preguntó el mayor.

—Estaba perdido. Hyung, ¿dónde estamos? —preguntó Seungmin, la pregunta extraño mucho al mayor.

—Cómo que dónde estamos, Seung. Estamos en Goyang, por si algo más se te olvida, estamos comprometidos —explicó Minho, Seungmin se separó del mayor y lo miró desconcertado—. ¿Te encuentras bien hoy, cariño?

¿Comprometidos?, ¿el y su mejor amigo? Imposible. No podía encontrar la respuesta correcta para esto, ya no estaba en casa, tampoco estaba muerto. Esta totalmente vivo, pero no se sentía en casa, por eso sentía las vibras a otro mundo totalmente distinto. Estaba angustiado, el mayor al notarlo, lo rodeó con sus brazos, transmitiendole un poco más de tranquilidad. 

Pero Seungmin no podía estar tranquilo, se preguntaba dónde estaba Minho, su Minho. Quería saber si estaba bien, pero ahora sería difícil de saberlo, quería volver a casa. Se soltó del agarre de Minho y se marchó muy triste. Al volver a ver toda la ciudad, la extraña sensación de este ambiente lo hacía sentirse más solo y raro. No sabía ni siquiera en que mundo estaba, sabía que esta en Goyang, que esta comprometido con Minho y que no es el mundo real. Había vuelto a su casa, más bien, mansión o palacio. Se encontró con su madre. Era igual que su madre actual, aquel vestido marcaba las detalladas curvas de la mujer, ya no era ropa sucia y lo mismo de siempre, ahora era un vestido azul. Largo y con flores de un tono más claro.

Debajo de aquellas mangas, ya no habían moretones, ni golpes. Solo suave piel cubierta por la tela fundada. Ya no eran zapatos negros y rotos, eran tacones bajos, pero audibles y de un bello azul en conjunto con el vestido. Ya no era aquella madre que abusaba de Seungmin, ni que golpeara de el. Si no, una bella madre que ama y cuida a sus hijos tanto como puede. La madre se acercó y lo abrazó sin más.

—Seungmin, hijo, tenemos una cena por la noche con los Lee, quieren conocerte mejor —informó la mujer, separándose del menor—. Te ayudaré a escoger el traje, tu hermano salió con Jennie. Pero volverá por la noche.

—¿Cena? C-creí que sería en unos días —Seungmin confundido, empezó a caminar lentamente por el jardín de casa.

—¡También lo creí! Pero no importa, Chaein me pidió que el traje fuera dorado para hacer el conjunto con Minho, ¡y encontré el traje perfecto! —Gihyeon tomó la mano de su hijo, y se lo llevó corriendo para mostrarle.

Recorrieron medio jardín, solo para llegar adentro del palacio, subir las escaleras y llegar a la habitación del menor. Buscó entre los grandes armarios llenos de ropa, la cuál en su vida actual, sería imposible de tener. Al encontrarlo, Gihyeon se lo entregó y lo mandó al probador de su habitación.

Seungmin pensó en esto, y todo se sentía irreal y real a la vez. No perdió el tiempo y se probó el traje. El traje lo hacía ver tan perfecto, tanto como nunca pude verse. Se vió en el espejo y vió su pequeña cintura marcada por el apretado traje, el dorado lo hacía relucir y destacar. Al terminar, salió y su madre muy sorprendida, empezó a sonreír. La pequeña capa que caía hasta su caderas, lo hacía ver más guapo.

—¡Te ves tan increíble, hijo mío! Minho se sorprenderá con este bello traje, vamos, todavía falta decorar el palacio —una vez más, tomó la mano de Seungmin y corrieron hasta el primer piso.

Pasaron las horas hasta la noche, unos minutos antes de que llegaran los Lee. Gihyeon notó que el corset de Seungmin estaba suelto, se acercó a el, sujetó los cordones y los tiro lo más que pudo, dejando casi sin aire al menor. Volvieron a ver todo el palacio y la decoración era una cosa tremenda, ¿tan llamativo era en estos tiempos?

Kim Taehyung y Kim Jennie aparecieron por la puerta principal, saludaron a sus padres y se pararon al lado de ellos. La ropa de los Kim era tan bella y elegante, que destacaba mucho más que otras familias. El timbre fue audible y los sirvientes dejaron pasar a la familia Lee. Minho, con un traje dorado, no similar al de Seungmin, ambos eran muy detallados. Quizás solo era Minho, quien hacía destacar el traje.

Lee Yunho y Lee Chaein entraron al lugar, hicieron una reverencia. Para luego dejar ver a Minho, quien ya se había relucido. Su cabellera roja, se notaba de lejos. Seungmin tomaba tan en serio los detalles, que sentía su corazón caer por aquel chico.

Se quedaron conversando por unos minutos, hasta que era la hora de cenar. Todos sentados en la mesa, conversaban de lo más normal. La familia Lee era encantadora, las risas, caras y palabras inundaban el gran salón. El olor de la comida te hacía solo comer más. Minho estaba tan sorprendido por como se veía Seungmin. Cuando lo vió, sintió su cara arder de los nervios. Incluso ahora mismo, pero solo comía para disimularlo.

Todo estaba bien hasta que Chaein, la madre de Minho, decidió conversar con Seungmin.

—Eres tan dulce, Seungmin. Ya veo porque Minho decidió aceptar este matrimonio —habló la mujer.

—Gracias, señora Lee —agradeció el menor.

—Siempre has sido un omega muy bello y único, ¡tú y mi hijo son tal para cual! —gritó Chaein, con mucha alegría. Todos sonrieron, pero Seungmin se encontraba una vez más, muy confundido.

—¿Omega? —preguntó.

—Si, hijo. ¿Todavía se te hace raro? Te acostumbraras con el tiempo —preguntó Chaein, Seungmin dió una larga sonrisa.

Pero por su cabeza solo pasaba aquella palabra, "omega". Sabía que le sonaba y venía de una parte, pero no recordaba. Cuando su cabeza hizo chispas, entendió en que universo estaba. A ello podía asociar la elegancia de estos tiempos y la rareza de la ciudad.

Al parecer, ya no era tan raro este mundo. Pero no podía estar tranquilo del todo. No sabría cuando volvería a casa realmente, pero sabía que esperaría aquel día.

Cool with you  /  /  ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora